Serie III: Impunidad y Verdad

Ko'aga Roñe'eta

Baja

Seminario Internacional: "Impunidad y sus Efectos en los Procesos Democráticos".
Santiago de Chile, 14 de diciembre de 1996

   Impunidad y consecuencias sociales

EFECTOS PSICOSOCIALES DE LA IMPUNIDAD

Elina Aguiar
Psicóloga Clínica.
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
Argentina








Durante la última dictadura militar argentina se implantó el terrorismo de Estado, con graves consecuencias en la vida económica, social, familiar, etc. Actualmente algunos de sus ejecutores fueron exculpados y declarados impunes y otros fueron indultados. El objetivo de este trabajo es el de reflexionar sobre los efectos psicosociales de la impunidad y sus posibilidades de elaboración y transformación. Para ello la conceptualizaré como traumática para el cuerpo social. Me preguntaré cómo son afectadas la memoria común, la interiorización de un saber colectivo, las representaciones de estos hechos y el aprendizaje social consecuente. Analizaré cómo la impunidad puede transmitirse alterando las posibilidades de historizar de la familia y del contexto social, constituyéndose así en la herencia negativa de la sociedad. Me interrogaré sobre el tipo de conductas que puede generar la impunidad y cuáles son aquellas tendientes a su elaboración y transformación.

Vigencia de la impunidad:

La impunidad hoy sigue vigente porque los sectores que cometieron el genocidio siguen teniendo poder y actuando en los estamentos legislativos, judiciales, gubernamentales y fuerzas de seguridad. Los ejecutores y autores del terrorismo desde el Estado no han abandonado sus propósitos, ni han sido despojados de sus recursos, ni de sus puestos en las esferas del poder; ni han desarmado sus mecanismos de violencia, ni se han deshecho de sus conexiones internas e internacionales (M.S. Lázare, l985). Esta circunstancia es en sí una violación a los derechos humanos que se repite con repetición de los hechos traumáticos violentos.

Historia oficial de la impunidad:

La historia de la humanidad está llena de genocidios, guerras y masacres perpetrados en nombre de causas supuestamente justas. Estos delitos quedan impunes y son luego glorificados por la historia que escriben esos mismos opresores. En la Argentina los crímenes genocidas y su impunidad no son patrimonio de la dictadura de l976. Basta mencionar el genocidio fundacional de América, las matanzas indígenas en la "Campaña del Desierto" en nuestro país, etc. Si el genocidio es un crimen de las elites, la impunidad de esos crímenes lo es también. Y es esta impunidad la que impide la construcción de una historia distinta. Dice un cantor popular argentino (L. Nebbia): "Cuando no recordamos lo que nos pasa, / nos puede suceder la misma cosa. / Son esas mismas cosas que nos marginan, / nos matan la memoria, nos queman las ideas, / nos quitan las palabras. /Si la historia la escriben los que ganan / eso quiere decir que hay otra historia, / la verdadera historia, / quien quiere oir que oiga".

Impunidad y situación traumática:

La impunidad de la violencia social genocida es un ataque que deja una marca. Este tipo de marca puede ser asimilada al concepto de trauma de naturaleza psíquica o física. El trauma es causado por uno o numerosos acontecimientos violentos. Un trauma se caracteriza por su intensidad y por inhibir una respuesta adecuada en las personas en quienes recae.

La impunidad de los crímenes realizados atenta contra las reglas que rigen las relaciones sociales: inhibe el pensamiento reflexivo (o sea la construcción de un conocimiento crítico sobre lo cotidiano y sobre las informaciones que le llegan) y la participación política.

Ante la impunidad es imprescindible reforzar la conciencia crítica y detectar la violencia simbólica (P. Bourdieu), o sea aquella violencia que ejercida desde los estamentos de poder hace que le otorguemos a los hechos un sentido acorde a los intereses de ese poder. Es bajo la violencia simbólica que hacemos de los intereses del poder nuestro sentido común.

Freud en l930 (pág. 20) recalcaba que ante hechos traumáticos de origen social, los individuos pueden presentar "estupor inicial, paulatino embotamiento, abandono de toda expectativa o formas groseras o finas de la narcotización de la sensibilidad frente a estímulos desagradables". Freud subraya que "el alejamiento de los demás es el método de protección más inmediato contra el sufrimiento susceptible de originarse en las relaciones humanas" (Freud, S. l930, pág. ll).

La vigencia constante de la impunidad se suma a los traumas padecidos antes mencionados. Este traumatismo acumulativo sigue operando sin que sea fácil percatarse de sus efectos. (S. Amati, l986), que se manifiesta como apatía ante los delitos económicos actuales: la corrupción y la desocupación.

La impunidad produce una nueva situación traumática. A las pérdidas que la violencia social produce se le agregan otras pérdidas. El anhelo de justicia y el anhelo de conocer la verdad sobre el destino de los desaparecidos, se ve frustrado por la sanción de las leyes de impunidad. Recordamos que el juicio a los ex-comandantes abrió la expectativa de justicia, la que se perdió bruscamente con el indulto. Surgió el descreimiento y un nuevo duelo. Rige la anomia, la falta de confianza en las leyes.

La impunidad de los genocidios es un aspecto que nos marca en América Latina. Constituye una amenaza a nuestra historia, nos convertimos en "población en riesgo" al estar expuestos a una sobrecarga adicional, dado que no podemos apoyarnos en un Estado que garantice el cumplimiento de la ley, la búsqueda de la verdad y la justicia. La actual impunidad de los victimarios es un nuevo trauma que refuerza el anterior. Hoy los victimarios siguen gozando de impunidad al aplicar planes de exclusión social, configurando los actuales "desaparecidos sociales".

Los grupos como posibilidad de transformación de la impunidad:

La respuesta grupal en la Argentina durante el terrorismo de Estado, inició una elaboración psíquica de las violencias padecidas. Los organismos de Derechos Humanos posibilitaron:

  • Diferenciarse de las propuestas e inducciones emanadas del poder.
  • Neutralizar las inducciones a la subversión de valores.
  • Denunciar los atentados contra la vida y la ley que la organiza.
  • Aquellos grupos se fueron reproduciendo y hoy en día, las personas se juntan para denunciar situaciones de impunidad de la violencia social. Se hacen "marchas del silencio" denunciando a un poder asesino y corrupto; o para reclamar por sus derechos violados y desenmascarar un discurso mentiroso: marchas de jubilados, maestros, padres y educandos, etc. Por más impunidad e indulto que se decrete, ningún poder es totalmente hegemónico y por ello están presentes en mayor o menor medida los focos resistenciales que operan en los intersticios del cuerpo social.
Resumiendo: la impunidad de la violencia social ataca a las personas en sus cuerpos, sus mentes y en la construcción de su historia. Por eso, para desmantelarla es necesario desde los distintos sectores del cuerpo social, mantener la posibilidad de buscar causalidades y sentidos a todo lo que nos rodea. La cultura y el accionar de los grupos son medios eficaces para ello. Se trata de construir una historia integrada a un sistema de valores donde la vida de todos y de cada uno sea lo primordial.

Por ello necesitamos de la memoria de los sentidos y de algo más que memoria : aprender a no cerrar los ojos ante aquello que sigue vigente de aquel desastre. El desastre hoy es la impunidad, la continuidad del pasado en el presente.

Los adolescentes tienen una expresión "ya fue". Podemos decir también que la dictadura "ya fue", pero es necesario decodificar "lo que está siendo". El pasado no es pasado, ni ya fue, ni se borra por leyes de "obediencia debida", "punto final", indultos, decretos, complicidades.

Impunidad y transmisión generacional:

El crecimiento conlleva la necesidad de investigar el pasado, darle sentido y transmitirlo a las próximas generaciones. Todo individuo y toda sociedad es heredera y transmisora de una historia. Cómo se transmite? Con palabras, mitos, leyendas, que intentan dar cuenta del sentido de lo ocurrido. También se puede legar a los descendientes lo que quedó sin palabras y no fue pensado. Esta es la transmisión negativa que se hace presente repitiendo aquello que no pudo ponerse en ideas. (E. Granjon, l986, R. Kaës, l990).

La impunidad va dejando marcas y éstas pueden ser transmitidas como legado a nuestros descendientes en la medida en que no se intente recordar ni darle causas y sentidos.

Las indias sudamericanas siguen un rito todos los años que consiste en reunirse durante un día para llorar por las penurias sufridas por los antepasados y por haber olvidado esas penurias. La función de los grupos y del contexto social será entonces la de hacer historia de lo ocurrido, para intentar transformar el presente. Qué transmitiremos de todo lo padecido?

Qusiera destacar que hoy los jóvenes argentinos dicen de muy distintas maneras lo que desde el poder se trata de silenciar y de reducir al olvido. Sus grupos de rock se llaman "Secuentro", "Ataque 77", "Todos mis muertos", "Cementerio de niños", "Abuelos de la nada", "Rigidez cadavérica", "Ratones paranoicos", "Los violadores", "Los auténticos decadentes", "Amnesia colectiva", "0 de pulso", "Masacre", etc. Ellos dan cuenta quizás de aquello que se transmite sin saberlo de generación en generación, dando cuenta de lo siniestro de lo que quedó sin condena.

Las nuevas generaciones re-presentarán el eslabón faltante, lo volverán a presentar, a actuar, como intento de entender a aquello que quedó vaciado de sentidos. Buscarán también sentidos que hagan posible un proyecto personal y social. Es en ese sentido que el antónimo de olvido no es la memoria, lo opuesto al olvido es la justicia para nosotros y nuestros descendientes.

Quiero finalizar citando al poeta uruguayo Mario Benedetti:

Si quiero rescatarme

si quiero iluminar esta tristeza

si quiero no doblarme de rencor

ni pudrirme de resentimiento

tengo que excavar hondo

hasta mis huesos

tengo que excavar hondo en el pasado

y hallar por fin la verdad maltrecha

con mis manos que ya no son las mismas.

Pero no sólo eso.

Tendré que excavar hondo en el futuro

y buscar otra vez la verdad

con mis manos que tendrán otras manos

que tampoco serán ya las mismas

pues tendrán otras manos.

(Inventario)




Discurso presentado en el Seminario Internacional: "Impunidad y sus Efectos en los Procesos Democráticos". Santiago de Chile, 14 de diciembre de 1996.

Citar como: Aguiar, Elina Efectos psicosociales de la impunidad, KO'AGA ROÑE'ETA se.iii,v.3 (1996) - http://www.derechos.org/koaga/iii/3/aguiar.html

Seminario Internacional "Impunidad y sus Efectos en los Procesos Democráticos
Ko'aga Roñe'eta, Serie iii, Volumen 3


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