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19jul03


Kirchner dijo que la lucha contra la impunidad debe ser total.


Néstor Kirchner y los integrantes de la comunidad israelita argentina protagonizaron ayer un hecho inédito: la presencia del jefe de Estado y los funcionarios de su gobierno en el acto conmemorativo del noveno aniversario fue celebrada por la concurrencia, al punto que el presidente y su esposa, Cristina Fernández, no pudieron abandonar el palco hasta estrechar la mano de todos los que pugnaban por tocarlo y acercarse para pedirles que los apoyaran en su reclamo de justicia.

Los organizadores tuvieron que improvisar una conferencia de prensa de Kirchner en la propia sede de la mutual para compensar al público que, al finalizar el acto, reclamaba a los gritos que hablara el presidente. Fue la primera vez, en nueve años, que los representantes del Poder Ejecutivo fueron elogiados y vivados, en lugar de repudiados y silbados, en un homenaje al terrible atentado que el 18 de julio de 1994 le quitó la vida a 85 personas, y aún continúa sin esclarecerse.

Este clima fue el resultado de una decisión política del gobierno: la apertura de los archivos secretos de la SIDE -cuya información, según anunció ayer el titular de esa Secretaría, Sergio Acevedo, fue enviada al juez Claudio Bonadío, quien investiga si funcionarios del Poder Ejecutivo obstaculizaron el esclarecimiento del caso- y la posibilidad de que los ex agentes declaren ante el magistrado.

El titular de la AMIA, Abraham Kalul, le agradeció al presidente su presencia en la ceremonia, pero anunció que "para venir al segundo acto va a tener que seguir cumpliendo este camino". Poco después, el representante de los familiares de las víctimas, Sergio Burstein, le aseguró que, de no mantener su promesa de terminar con la impunidad "va a ser un Menem más", una frase que inclusive para sus propios colegas, como Diana Malamud, y otros miembros de las agrupaciones que reclaman justicia, resultó "innecesaria" y "excesiva".

El propio Kirchner se encargó de responder más tarde, cuando aseguró que "por supuesto" estará presente el año próximo en el acto, y destacó que "la lucha contra la impunidad debe ser total, a todo minuto y a toda hora".

En esta oportunidad, los discursos del titular de la DAIA, José Hercman, el presidente de la AMIA y los familiares, volvieron a mostrar las diferencias que los separan a la hora de analizar el trágico atentado y sus sucesos posteriores. Así, el primero puso énfasis en señalar a Irán, y específicamente a la organización terrorista Hezbollah como los autores de la explosión, y criticó duramente al ex canciller, Carlos Ruckauf, por su pedido de disculpas al gobierno de ese país luego de que el juez Juan José Galeano imputara el hecho a integrantes de esa comunidad, mientras Kalul apuntó contra los tres presidentes que precedieron a Kirchner -Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde- por su falta de voluntad política para facilitar la tarea de la Justicia.

El representante de los familiares, Burstein fue, como siempre, más enfático: calificó a Menem de "corrupto, traidor y asesino", dijo que Miguel Angel Toma y Hugo Anzorreguy, dos ex titulares de la SIDE fueron responsables de la muerte de sus familiares y pidió la renuncia del juez Galeano, mientras desde el público un grupo de mujeres le gritaba "¡No Sergio, hay que hacerle juicio político, tiene que ir preso!".

Kirchner y sus funcionarios dejaron el lugar convencidos de haber superado con creces una prueba difícil.

[Fuente: Diario Los Andes, Mendoza, Arg, 19jul03]

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Este documento ha sido publicado el 03arg03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights