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30ago18


Todo lo que tienes que saber sobre la escalada del dólar en Argentina


A pesar de los intentos del Gobierno argentino de calmar a los mercados, el peso no para de desplomarse y superó la barrera de los 40 pesos este jueves 30. Te explicamos cómo esta fuerte depreciación es producto de un 'cóctel' de alto endeudamiento, difícil acceso a fuentes de financiamiento, incertidumbre comercial y fuga de capitales.

En las pizarras, el dólar llegó a los 40 pesos en la mañana del 30 de agosto y batió su propio récord de 34,5 pesos alcanzado durante la jornada anterior. En pocas horas, el dinero argentino perdió casi un 16% de su valor. Luego, con intervención del Banco Central, se recuperó levemente y el tipo de cambio se ubicó en el entorno de los 38 pesos.

Esta caída libre inició con las declaraciones del presidente Mauricio Macri sobre una anticipación en el desembolso de los créditos previstos en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), debido a "nuevas expresiones de falta de confianza en los mercados".

A la mañana siguiente, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, intentó apaciguar las aguas y afirmó que Argentina no estaba ante un "fracaso económico", al mismo tiempo que anunció que se debía "ir más rápido hacia el equilibrio fiscal". Pero tampoco logró reducir las incertidumbres, y el billete verde siguió subiendo aún más.

¿Por qué el Gobierno no puede transmitir confianza?

La alocución de Macri del 29 de agosto fue muy escueta y sin detalles. Apenas se limitó a anunciar que se había acordado con el FMI "adelantar todos los fondos necesarios para garantizar el cumplimiento del programa financiero del año próximo" en el marco del préstamo 'stand-by' de 50.000 millones de dólares concedido en junio.

Este préstamo prevé desembolsos escalonados de 3.000 millones de dólares a lo largo de tres años, supeditados al cumplimiento de determinadas metas fiscales y monetarias. Al adelantar el desembolso, el presidente buscaba "demostrar que había capacidad de repago de las deudas hasta el final de su mandato" actual en diciembre de 2019, explicó a Sputnik Pablo Nemiña investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (Conicet).

"El problema fue que se trató de un anuncio breve y vago. Solo se anunció que se iba a disponer de ese financiamiento. El ministro de Hacienda [Nicolás Dujovne] no logró disipar las dudas dado que simplemente se refirió a que el compromiso atado a esto era mayores esfuerzos fiscales, aunque se esperaba un poquito más de precisiones", agregó el experto.

Y para peor, a las pocas horas, el FMI emitió un comunicado oficial firmado por su directora gerente, Christine Lagarde, que aclaraba que había disposición en adelantar los desembolsos, pero que aún no había nada firmado y todo quedaría relacionado con "la reforma del programa monetario y fiscal", precisó Nemiña.

Esta respuesta demostró que el nuevo acuerdo "no está confirmado" y, en los hechos, implicó "una desmentida" de lo dicho por el presidente. Nemiña consideró que el desembolso "se va a conseguir", pero estará condicionado "a un aumento de las exigencias fiscales y monetarias".

Según dijo a Sputnik Pablo Repetto, economista y director de la consultora Gabriel Rubinstein y Asociados, el presidente "debería haber tenido muchísima más precisión" al momento de dar el mensaje, o al menos hacerlo "con un grupo y luego dar la palabra al resto de los integrantes del Gabinete" con información sobre las condicionalidades.

"El programa financiero 2018- 2019 no luce complicado en términos generales para el cierre de las cuentas fiscales. No lucía complicado antes del anuncio de Macri, no luce complicado después del anuncio de Macri y lo queda claro es que hay una falta de coordinación y de contundencia en las medidas que se toman", aseguró Repetto.

"Parecería que fueran todas acciones inconexas sin un plan lo suficientemente consistente y entonces la respuesta del mercado es dudar permanentemente de cualquier anuncio que el Gobierno encara", agregó.

¿Qué significa la depreciación del peso?

En lo que va del año, el peso ha perdido más de un 100% de su valor. El 2 de enero, según el Banco Central, cotizaba a 18,41: prácticamente la mitad del valor actual.

Esto, recordó Nemiña, "es uno de los principales termómetros del aumento de la incertidumbre de los inversores y los actores económicos locales en relación a la capacidad del Gobierno de restablecer el crecimiento económico y mantener la capacidad de repago de la deuda".

Argentina tiene un panorama difícil para conseguir otras fuentes de financiamiento, debido a una saturación de la deuda producto de la "alta emisión" en los últimos dos años. Las condiciones internacionales tampoco la ayudan: la crisis financiera y la incertidumbre comercial dificultan la capacidad del Gobierno de desenredar su madeja.

"Eso generó un cóctel que aceleró la fuga de capitales muy rápidamente. Los actores económicos en Argentina tienen un mecanismo de adaptación muy elaborado. Cuando se percibe incertidumbre, rápidamente hay una fuga y un pase de activos en pesos a activos en dólares", explicó Nemiña.

Para Repetto, "lo preocupante es la velocidad y la contundencia de la suba". El tipo de cambio podría haber alcanzado el punto de equilibrio a mediano plazo sin tener que llegar a estos niveles "de manera tan brusca", opinó el consultor.

"La fuerte demanda sigue existiendo y genera preocupación en vastos sectores de la sociedad argentina por la relación que tenemos como ahorristas con el dólar y la preocupación que la sociedad argentina suele tener del riesgo de traspaso a precios y de otros riesgos que en cuanto a un tipo de cambio que se acelera tan bruscamente puede ocasionar", agregó.

Sube el dólar, suben los precios

A pesar de que el Gobierno tome medidas "astringentes en términos monetarios o fiscales" como el aumento de las tasas, es "altamente" probable que "en el corto o mediano plazo" la pérdida de valor del dólar se traslade a los precios, a la luz de lo que "ha mostrado recurrentemente" la historia económica argentina, indicó Pablo Nemiña.

Un dolor de cabeza más para el Gobierno, que no logra mantener la inflación por debajo del 32% pactado con el FMI como condición para el préstamo 'stand-by'. En las últimas semanas, esta imposibilidad de mantener la suba de precios a raya llevó a que los analistas barajen una posible flexibilización en este punto reclamado por el organismo.

"En general el componente dólar en el índice de precios de la Argentina en términos normales o históricos promedio es de entre el 15 y el 20%. Es decir, si uno tiene una devaluación del 10%, es probable que tenga dos puntos adicionales de inflación", explicó Pablo Repetto.

Sin embargo, con los niveles de incertidumbre, la retracción de la actividad y un proceso recesivo en curso "este traspaso puede ser bastante menor". No obstante, si no se diese inmediatamente después de la depreciación, podría visualizarse en "septiembre, octubre o noviembre".

"Una vez que el tipo de cambio se pueda estabilizar, eventualmente el riesgo es que tengamos en meses siguientes un aumento de la inflación y que parte de la competitividad que gana el peso por el tipo de cambio más alto se pierda por el aumento de inflación", agregó el consultor.

Crisis de 2001, crisis de 2018: dos cosas bien distintas

La tormenta en la que se ve sumida la economía argentina acentúa los miedos de la población, que tiene fresco en la memoria el estallido social del 2001 desencadenado por la devaluación de la moneda, el congelamiento de las cuentas bancarias y el aumento de precios. En los meses que siguieron, los niveles de pobreza (54,3%) y desempleo (21,5%) escalaron considerablemente.

Si bien hay puntos de contacto entre el contexto actual y el anterior, hay diferencias sustanciales que los separan. La crisis que atraviesa Argentina, así como la de 2001, "se manifiesta principalmente por el canal financiero", apuntó Pablo Neviña.

"Hay un agravamiento de las condiciones financieras que disparan una crisis en la economía real. Otro punto de contacto es que las dos crisis tienen una fuerte intervención del FMI en términos de orientación y condicionamiento de la política económica y eso refuerza el sesgo contractivo de las políticas", dijo el investigador del Conicet.

Sin embargo el académico subrayó una gran diferencia. Actualmente "la exposición en dólares del sector financiero y de los deudores es muy baja".

El estallido de 2001 se dio en la salida de 10 años de convertibilidad entre el peso argentino y el dólar, un régimen "bimonetario en los hechos". En pocos días, la paridad entre ambas monedas se esfumó. Si un peso en diciembre de 2001 valía un dólar, seis meses después rondaba los 3 pesos.

"Había una buena parte de deudores en dólares con ingresos en pesos, lo cual fue buena parte de la explicación de la crisis del sistema y del descalce de moneda", dijo el experto.

Hoy en día, el panorama es distinto, "porque se viene de muchos años de regulación". Solo los actores con ingresos en dólares comprobables "pueden tomar deuda" en la moneda estadounidense. Esto "hace que el sistema financiero esté menos endeble".

Esto se puede ver en datos como el aumento de depósitos en dólares en bancos argentinos al mismo tiempo que crecía la demanda de moneda norteamericana y sucedía la fuga de capitales.

"Si bien hay una parte de dólares que se van del sistema financiero, hay otra parte que está quedando en las cajas de ahorro o en las cuentas de los bancos. Eso es una muestra de que todavía los actores económicos tienen confianza en la solvencia del sistema financiero local, una diferencia muy importante en relación a 2001", dijo Neviña.

[Fuente: Sputnik News, Moscú, 30ago18]

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