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DERECHOS


29may05


Un grupo defensor de los Derechos Humanos pide su extradición.


Un grupo defensor de los Derechos Humanos, con sede en Belgrado, le solicitó al gobierno de la República de Serbia que pida la extradición del criminal de guerra Minic Nebojsa. El planteo fue hecho luego de que la noticia de la detención de esta persona en Mendoza llegara a Europa. Así pudo leerse en el Kosovareport, un diario en Internet que se dedica sobre todo a noticias de índole político en Kosovo (http://kosovareport.blogspot.com/).

Por el momento, el gobierno de Belgrado no ha contestado y mantiene una postura de espera hasta que el embajador en la Argentina, Iván Saveljic, se entreviste con el sospechoso el lunes en nuestra provincia.

Según puede leerse en la publicación, la vocera de este Fondo por los Derechos Humanos, Natasa Kandic, aseguró que Minic “participó en las ejecuciones y la destrucción de Pec... y debe ser juzgado por los crímenes de guerra”.

Desde esta organización aseguraron tener pruebas de que Minic Nebojsa encabezó una de las tantas operaciones de ‘limpieza étnica’ ordenada por el dictador Slobodan Milosevic, entre las que figura la matanza de una familia de albaneses (ver aparte). La intención de los investigadores es dar con los sobrevivientes de esa masacre.

Además de los crímenes de guerra, habría cargos contra Nebojsa en Serbia por venta de armas, drogas y estafas. Los pesquisas intentan determinar si eso tuvo algo que ver con el recorrido que hizo en Sudamérica. Se sabe que anduvo por Bolivia, que de allí fue a Chile y luego a la Argentina. Regresó a Chile y su último viaje fue a nuestra provincia, aunque nadie puede determinar cuándo ni con qué identidad engañó los controles fronterizos.

En Mendoza, según sus declaraciones en la Justicia, fue víctima de un asalto: le robaron 50 mil dólares y toda la documentación. Al perder sus papeles, no pudo volver a cruzar la cordillera. Se quedó, intentó hacer firmar un nuevo pasaporte y terminó investigado por la Justicia Federal porque descubrieron que era falso.

En Chile habría tenido contactos con un empresario pesquero de apellido Popovic. Y según miembros de la Dirección de Inteligencia Criminal, Nebojsa solía andar con un poder que habría sido firmado por este empresario para realizar cobranzas en Mendoza.

“Se dedicaba a apretar gente. Desde su detención, hemos recibido quejas de quienes dicen haber sido estafados por él”, aseguró un agente.

Por el momento, el serbio acusado de ser criminal de guerra continúa detenido e internado en el hospital Lagomaggiore con una fuerte custodia policial.

La Historia.

Su identidad. Minic Nebojsa o Nebojsa Minic. Si bien desde el juzgado federal anunciaron que la identidad del serbio detenido es como figura en la primera opción, los relatos de la guerra indican que su apellido es Minic. Le dicen ‘Muerte’.

Detenido. El sospechoso fue arrestado por primera vez cuando intentó hacer firmar un pasaporte adulterado, a nombre de Goran Petrovic, quien tenía pedido de captura por haber trabajado para el gobierno de Slobodan Milosevic.

Denuncia. Una mujer aseguró que, quien luego se hizo llamar Vlada Radivojevic, era en realidad un criminal de guerra.

Pasos judiciales. Entre las alternativas que se barajan, el sospechoso podría ser extraditado o deportado.

La historia de la masacre de Pec, bajo las órdenes de “Muerte”.

A continuación, reproducimos una nota publicada el 20 de junio de 1999 en el diario The Sunday Telegraph de Londres. El título fue “Mi nombre es Muerte...”, y fue escrita por Philip Sherwell, desde la ciudad de Pec:

La retirada serbia de Pec estaba ya en progreso, las tropas de paz italianas estaban en camino desde Macedonia. Por fin, pensó la familia Bala; su prueba finalmente terminaba. Ellos habían sobrevivido 80 días tras las puertas de su casa mientras las fuerzas de Slobodan Milosevic aterrorizaban la ciudad conocida como la “Jerusalén serbia”.

Estaban tremendamente equivocados. Para Isa Bala, el verdadero horror comenzó sólo después de que el presidente yugoslavo acordó retirar a sus hombres de Kosovo. El pasado sábado por la noche su casa se transformó en un baño de sangre: siete miembros de su familia fueron ejecutados en su interior.

Un grupo de paramilitares serbios liderados por un matón local que se vanagloriaba con el apodo “Mrtvi” (Muerte) continuó con una última escalada de muerte, violación y saqueo en Pec, horas antes de la llegada de las tropas de la OTAN.

Nebojsa Minic, quien se llama a sí mismo Mrtvi, es un hombre lleno de tatuajes, con la cabeza afeitada y un gran prontuario criminal. Antes de la guerra, lideraba una banda local -la Pandilla Mano Negra- que se especializaba en protección extorsiva en Pec.

La ciudad tiene un lugar especial en la cultura serbia: sus monasterios son la cuna de la Iglesia Ortodoxa Serbia. Para los fanáticos nacionalistas como Minic, ésta era la excusa para llevar adelante una visión deformada de pureza étnica, con una venganza extrema aún bajo los estándares recientes de Kosovo.

Antes de la guerra, había 80.000 albaneses en la ciudad. Los pocos cientos de ellos que permanecen ahora no pueden explicar por qué no fueron ellos también obligados a huir. Los Bala estaban entre los que fueron dejados atrás.

Isa y su hermano Musa tenían una carnicería antes del conflicto. Ellos se quedaron en Pec con sus esposas e hijos porque su madre inválida estaba demasiado enferma para unirse al éxodo. Habían rezado para sobrevivir ilesos y, mientras se preparaban para ir a dormir el sábado pasado, estaban convencidos de que sus oraciones habían sido escuchadas. Luego, a las 21, se oyó un bombardeo de ruidos sordos en la puerta.

Isa, un hombre de 40 años, amable, de contextura de oso, describe cómo tres hombres vestidos con uniformes camuflados que llevaban armas automáticas entraron por la fuerza en su casa. Ellos acorralaron a su esposa Halise, de 38 años, a tres de sus hijos, de 6, 11 y 12 años, a Musa, de 31, a la esposa de éste, Violloca, de 28, y a sus tres hijos pequeños. La madre de Isa, inválida, estaba en otra habitación, y su otro hijo, Veton, de 8 años, pasó desapercibido para los intrusos al estar acurrucado detrás de un sillón.

Primero, los hombres exigieron dinero e Isa les dio 300 marcos alemanes (alrededor de 100 libras). Luego se llevaron a Violloca a una habitación vacía por unos pocos minutos. Cuando regresó, ella estaba acomodando su ropa, pero insistía que ellos sólo habían tomado sus joyas. La madre de Isa, sin embargo, estaba acostada en la habitación contigua y sabía la verdad: Violloca había sido violada.

Finalmente, dos de los paramilitares hicieron marchar a Isa y a Musa hacia la casa de un vecino anciano donde los estaba esperando su líder. Allí, Minic le dijo a Isa: “Somos los hombres sin nombre. Yo soy ‘Mrtvi’. Probablemente nosotros vamos a morir, pero primero vamos a tener nuestra diversión”.

Minic le dijo a Isa que mataría a su familia a menos que le entregara más dinero. Isa aceptó y fue llevado de vuelta a su casa. Su hermano Musa fue dejado prisionero (su cuerpo fue encontrado hace tres días).

Isa entregó los ahorros de toda una vida (5.000 marcos alemanes, unas 1.700 libras), pero eso no fue suficiente. La banda abrió fuego a mansalva sobre la habitación, matando a los tres hijos de Isa, a su cuñada Violloca y a una sobrina. Otra sobrina murió desangrada poco después.

El mismo Isa saltó desde un balcón del primer piso para salvar su vida tomando consigo a su sobrino Roni de cuatro años, mientras los hombres armados daban a Halise por muerta luego de dispararle tres veces. De alguna manera, ella sobrevivió y se está recuperando en el hospital.

[Fuente: Por Jorge Hirschbrand, Traducción de María Victoria Muñoz, Los Andes, Mendoza, 29may05]

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