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12oct10


"Charlie" Moore, el testigo más enigmático del juicio contra Videla


Quebrado, traidor, una víctima más de la tortura, un paria, un sobreviviente. Así, y según de quién se trate, definen en Córdoba a Carlos Raimundo "Charlie" Moore, el testigo más enigmático que ha declarado en el juicio que en esta ciudad se les lleva a los represores Jorge Rafael Videla, Luciano Benjamín Menéndez y otros 29 cómplices acusados por delitos de lesa humanidad.

Por videoconferencia, el testimonio de Moore fue uno de los más esperados. żLas razones? El hombre (sobre) vivió en la D-2, el departamento de inteligencia de la Policía de Córdoba desde el 13 de noviembre de 1974, cuando fue secuestrado, hasta su fuga a Brasil, el 12 de noviembre de 1980. Sobre su declaración, hecha apenas dos días después de su escape ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, se ha basado gran parte de este juicio : en especial en lo que se refiere a la llamada causa "Gontero-Menéndez", sobre las torturas en la sede de la D-2, donde incluso, se atormentó y asesinó a policías que se negaron a cometer crímenes.

A lo largo de su cautiverio, el hombre recolectó datos "en la memoria y en papelitos de cigarrillos para armar" y los fue "filtrando" a los familiares y amigos . "Jamás pensé que iba a poder contar mi historia", dijo un Moore de 59 años, todavía pelilargo y atropellado en su verba, desde el consulado argentino en Londres.

Miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) , Moore fue secuestrado por la patota del D-2, acusado por el copamiento a la Fábrica Militar de Villa María. "Apenas llegamos nos molieron a palos en el patio. Ahí supe que Mónica, mi mujer, que no estaba en nada, había sido 'chupada' el día antes. Ella aguantó las torturas hasta las seis de la mañana porque pensaba que yo me iba a ir de la casa donde estaba. Pero me dormí y me agarraron".

Moore recordó que luego de golpearlo lo metieron en un "bañito, donde me orinaban encima de las heridas" y donde permaneció "rodeado de cucarachas y ratas" durante semanas. Allí presenció "tres violaciones" y supo que a Mónica "la hicieron abortar a patadas". Uno de los hechos más traumáticos fue lo que él llama "el asesinato de la pendejita judía" : una adolescente que habían detenido en la calle por averiguación de antecedentes.

No había nada en su contra, pero la mataron igual : "Le reventaron el cráneo". Una de las primeras tareas de Moore fue "recoger con sus manos los restos encefálicos y meterlos en un balde", le contó a Clarín el policía de Homicidios Miguel Robles: un hombre que viajó hasta Inglaterra el año pasado para entrevistarlo.

Robles creció convencido de que a su padre --también policía-- lo habían matado los Montoneros. Cuando empezó a investigar, su meta fue llegar a Moore, "el hombre que más sabe" de la Gestapo cordobesa.

El le despejó las dudas : "Lo mató del D-2. Eso es un hecho", le dijo por teléfono y lo desafió a que lo visite en Inglaterra. Fruto de las más de 16 horas de entrevista, Robles escribió "La Búsqueda, un reportaje a Charlie Moore": un libro de sólo 100 ejemplares que se agotó el mismo día que fue presentado y se reeditará.

En sus 300 páginas, el ex guerrillero describe minucioso lo que esperó contar a lo largo de 34 años. "Cuando ocurrió el primer juicio a Menéndez, supe que algo cambió en el país. Allí volví a tener esperanzas", afirmó Moore en la teleconferencia durante el juicio. En un relato vertiginoso, Moore contó cómo se ganó la confianza de los verdugos de la D-2 "convirtiéndome en un esclavito: yo cebaba mate, tipeaba muy bien, y así accedí a todos los archivos. Viví en una celda con mi mujer. Y esperé".

Contó también cómo los represores "ponían bombas en 1975 por toda Córdoba para que creyeran que eran los Montos. Las armaban en las mesas del patio de la D-2, mientras yo cebaba mate. Como me iban a matar, no se cuidaban cuando hablaban".

En su declaración de más de cinco horas , reveló que "hasta montaron una financiera, con la plata y las cosas robadas a los detenidos"; y que "a veces me usaban de psicólogo: todos estaban afectados en sus relaciones sexuales con sus propias mujeres. Sólo podían con prostitutas. El más complicado era (Carlos) el 'Tucán' Yanicelli. Ese sí que tenía una tara durísima, pero mejor me la reservo". Moore confesó que "nunca pudo recuperarse" de lo que vio y que su vida sexual "también quedó afectada".

Como varios testigos del juicio lo señalaron como colaborador en las torturas , Moore se defendió: "Ellos estaban tabicados y los torturadores usaban mi nombre, como usaron el de otros compañeros. Yo no torturé a nadie".

Lo concreto es que luego de seis años de cautiverio, Moore se fugó y lo primero que hizo fue la declaración más amplia y detallada que se conozca sobre el accionar del D-2 en Córdoba.

En diálogo con éste diario, Robles definió a Moore como "un sobreviviente. Un hombre que convivió con el horror que todavía no lo ha abandonado. Como los de los campos de concentración nazis. Para la entrevista fuimos a una cabaña, lejos de donde vive. Por las noches, era difícil tenerlo cerca. Grita dormido, llora, se sacude. Creo que quedó detenido en el tiempo. Que todavía, aún cuando está lejos, sigue encerrado en el D-2" .

[Fuente: Por Marta Platia, Clarin, Bs As, 12oct10]

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