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22ago16


De la mano del narcotráfico, la frontera es cada vez más violenta


La inseguridad en la frontera se revela en números: en 53 días hubo tres homicidios, un tiroteo entre dos bandas que se disputaban "paquetes", un gendarme atropellado por traficantes de hojas de coca que le tiraron la camioneta encima para evitar el control y un millonario robo a un prestamista colombiano. No son los únicos hechos, pero por la violencia que los rodeó son pinceladas de la nueva cara de la frontera norte.

Las estadísticas registradas por Gendarmería Nacional muestran un incremento en todos los delitos en el primer semestre del año en la provincia: tráfico de cocaína, marihuana y hojas de coca, tráfico de personas, contrabando de mercadería, ingreso ilegal de pesos y dólares.

La comparación con el informe de Estadísticas Criminales 2015 del Ministerio de Seguridad de la Nación, lo confirma. Dos datos como ejemplo: el año pasado en Salta se incautaron, según ese documento nacional, 486 kilos de cocaína y 541 kilos de marihuana. De acuerdo al registro de Gendarmería, entre enero y julio de este año secuestraron 700 kilos de cocaína y 400 kilos de marihuana en la provincia.

Hechos y señales

Pese a este aumento en las cantidades, lo que más llama la atención es la crueldad teñida de señales mafiosas que se ve en cada caso en los que intervienen las fuerzas de seguridad y la Justicia.

Una imagen de eso fue las decenas de personas que corrieron a los gritos, se tiraban al piso o se refugiaron en el centro de salud en el barrio Nueva Esperanza de Tartagal, el jueves de la semana pasada, bajo el sol del mediodía y cuando miles de niños salían de la escuela.

El pasado 29 de junio, ocurrió otro tanto. Esa noche, dos hombres iban en una moto sobre la ruta nacional 34, a 3 kilómetros de la fronteriza localidad de Profesor Salvador Mazza. Otra moto se les acercó y los hizo detenerse. Apenas apoyaron sus pies en el suelo fueron ejecutados con tiros en la cabeza. Uno falleció y el otro quedó muy grave. Se sospecha que fue un ajuste de cuentas.

Tres días después de aquella fatídica noche, en la zona este de Tartagal hallaron a un hombre ejecutado a tiros dentro de su auto. No fue un robo porque tenía su billetera y todas sus pertenencias.

Dispuestos a todos

"Hemos notado un incremento de la violencia, más allá de los hechos y cantidades. Es decir, los contrabandistas y los que trabajan en este tipo de actividad ilícita defienden la mercadería más de lo que se veía antes, incluso agrediendo al personal de nuestra fuerza", señaló el comandante Walter Osuna, el segundo jefe de la Agrupación VII Salta de Gendarmería Nacional.

Para los efectivos que resguardan la frontera era sabido que cada vez que se producía un secuestro de cocaína, marihuana u hojas de coca, también iban a encontrar armas. "Pero antes las tenían ocultas, ahora las traen portando, es decir, tienen la intencionalidad de usarlas para defender lo que trafican con el uso de la máxima violencia", advirtió Osuna.

Los ojos del fiscal federal de Orán, José Luis Bruno, ven la misma inquietud: "Orán era una ciudad tranquila, donde nos conocíamos todos, y ahora no es así, hay mucho movimiento, gente que no es de la zona, la presencia de los colombianos. Estamos más complicados y si no se pone la mirada como corresponde, esto se va a ir incrementando".

Efectivos y recursos

El fiscal Bruno y el comandante Osuna coincidieron en un punto más: la lucha contra la delincuencia en la frontera requiere de más personas y más recursos en las fuerzas de seguridad y en la Justicia.

"Este año hemos tenido un aumento de personal a través del Operativo Fronteras y con gente que tuvo el pase a la zona noroeste", dijo al comandante de Gendarmería. Pero la llegada de más efectivos no tuvo la contrapartida en armas, móviles, equipos de comunicación e informática, edificios, etcétera.

"Es urgente reforzar las fuerzas de prevención, no importa si es Gendarmería, el Ejército, la Policía Aeroportuaria o la Policía Federal, la que sea pero que se refuerce la frontera", sumó el fiscal federal Bruno.

Otro escuadrón y el juzgado de Tartagal

"Hace ya tiempo que pedimos que la Sección Aguas Blancas de Gendarmería, que hoy tiene 40 hombres, se transforme en un escuadrón con 400 efectivos, infraestructura y equipos de logística para controlar la frontera con Bolivia en la zona de la ruta nacional 50 y Orán", remarcó el fiscal federal José Luis Bruno.

En su reclamo diferenció, además, la situación de Orán con la del departamento San Martín, "donde ya existen tres escuadrones: Profesor Salvador Mazza, Aguaray y Tartagal, que están haciendo muchos procedimientos", añadió.

En el norte, otro reclamo es la puesta en funcionamiento del Juzgado Federal de Tartagal, que tendrá competencias en los departamentos San Martín y Rivadavia, una extensa zona en las que el narcotráfico transita tanto por rutas viejas y conocidas, como por nuevos caminos que se abre entre el monte chaqueño. Creado en 2011, a través de la ley nacional 26.707, el inicio de sus actividades ya tiene un retraso de cinco años. La última promesa fue que iba a abrir sus puertas en julio de 2015.

La balacera que dejó estupefacta a una ciudad

Fue un tiroteo de película que los habitantes de Tartagal no habían visto nunca antes.

El inusual hecho de violencia sacudió la última semana a los vecinos, sobre todo del barrio Nueva Esperanza, donde sucedió el cruce de disparos entre dos bandas. El caso aún no está aclarado y hay un hombre gravemente herido que lucha por recuperarse.

Se trató de una disputa entre dos grupos por unos "paquetes" que una banda le reclamaba a otra. Sucedió el jueves 18 de agosto, minutos antes del mediodía, en una esquina del barrio Nueva Esperanza, a metros del centro de salud y cerca también de las escuelas Cherenta y San Isidro Labrador.

Una camioneta EcoSport roja, en la que iba Alfredo Liberato Rojas, de 35 años, junto a otros tres hombres, llegó al lugar y frenó bruscamente. Atrás llegó un automóvil gris -luego se supo que era un Toyota Corolla-, del que se bajaron al menos tres hombres.

En ese momento los niños del barrio Nueva Esperanza salían de las escuelas. Había concluido el turno mañana.

Los dos grupos de hombres, en plena calle, comenzaron a intercambiar tiros. Hay testigos que dijeron que los disparos parecían ser de una ametralladora.

La Policía, cuando se hicieron las pericias, encontró vainas servidas 9 milímetros.

La hermana de Rojas, Cristina, asegura que minutos antes de llegar al barrio Nueva Esperanza, los que iban en el Toyota Corolla interceptaron a Alfredo y sus amigos en un puesto de comida. "Ya sabemos dónde tienen los paquetes", les habrían dicho.

La esquina de las calles Santa Ana y Santa Lucía se transformaron en un caos, con gente que corría, gritaba y trataba de protegerse arrojándose al piso.

La sala de primeros auxilios ubicada a pocos metros del incidente fue el lugar donde buscaron refugio los vecinos.

Cuando la policía se hizo presente en el lugar los ocupantes de ambos vehículos ya habían huido, por lo que varios móviles policiales iniciaron una recorrida por las calles adyacentes para dar con los hombres.

La camioneta EcoSport fue localizada camino a Tonono y tenía más de 15 impactos. Media hora después de la balacera, Andrea Adriana Piedra, del barrio 203 Viviendas, fue a la comisaría 45 para denunciar que habían disparado contra su automóvil, un Toyota Corolla gris. La investigación aún sigue abierta.

[Fuente: Por Yamile Abraham, El Tribuno, Salta, 22ago16]

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