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06feb18


"Era vox populi que la libertad de los narcos en Orán estaba trarifada"


Con el testimonio caliente del abogado Méndez Mena se reanudó ayer el juicio al ex juez federal Juan Raúl Reynoso y a otros siete imputados en la causa que se les sigue por el cobro de coimas a narcos.

En la reapertura del juicio a la supuesta organización delictiva que comandaba el ex juez federal de Orán Raúl Juan Reynoso, ayer declaró el abogado Martín Méndez Mena. Se trata de uno de los integrantes del plantel profesional del juzgado norteño, al que Reynoso sindicó como el "espía" impuesto por la Cámara Federal de Apelaciones de Salta para que lo investigara. A Méndez Mena el exmagistrado le atribuye ser el responsable de su caída en desgracia cuando en 2015 se inició la investigación que concluyó con la renuncia al cargo y su inmediata detención.

Como se preveía, la audiencia fue de alto voltaje, sobre todo cuando llegó el turno de que la defensa interrogara al testigo. Una vez más, el fiscal Carlos Martín Amad y el querellante Carlos Garmendia se multiplicaron para contrarrestar el desigual scrum que le propusieron los ocho defensores. El presidente del tribunal, Federico Díaz, tuvo que intervenir en varias oportunidades para frenar las infracciones de los encarnizados contrincantes. En medio del fragor de la lucha, pasado el mediodía, el camarista dispuso un cuarto intermedio hasta el 19 del corriente.

El fiscal Amad interrogó por espacio de una hora y media a Méndez Mena. En ese lapso, el testigo descargó toda su artillería contra Reynoso. Dijo que en 2014 fue designado como prosecretario del Juzgado Federal de Orán a instancia de Renato Rabi Baldi Cabanillas, integrante de la Cámara Federal de Apelaciones de Salta. "El doctor Reynoso era mí ídolo, porque cuando trabajaba en el Congreso de Nación, todos hablaban maravilla de él, de que era un juez que trabajaba en soledad y que resolvía las causas más pesada de narcotráfico", expresó Méndez Mena. Sin embargo -aclaró-, al poco tiempo comenzó a desencantarse al sufrir en carne propia el maltrato con que el juez sometía a los empleados y a las sospechosas resoluciones que emitía para beneficiar a personas vinculadas con el tráfico de drogas. Según el testigo, el primer cimbronazo que sufrió fue cuando Reynoso lo designó jefe de despacho, despojándolo del cargo de prosecretario administrativo. "Esto no solo implicó una reducción de mi sueldo, sino una sobrecarga en mi trabajo con extensiones de horas fuera de lo normal", señaló el abogado.

Contó que en medio de la vorágine de los múltiples expedientes que debía resolver a diario, comenzó a advertir que muchos narcos, imputados por el tráfico de voluminosos cargamentos de droga, recuperaban la libertad con llamativa facilidad. Puso como ejemplo el caso del empresario boliviano José Luis Sejas Rosales, acusado de trafico de cocaína diluida y contrabando de precursores químicos en gran escala. "Yo instruí esa causa y un día me dicen que debía apurame con el expediente, que el juez necesitaba resolver el caso un fin de semana", dijo. Y agregó: "Así fue como Reynoso imputó a este hombre del delito de partícipe secundario y le otorgó la libertad, contrariando un pedido de la Procunar que lo estaba investigando por otros hechos en el país".

También se refirió al caso de Marcos Mástaka, un narco de Tartagal, al que lo detuvieron con un cargamento de 60 kilos de cocaína y le secuestraron 400.000 pesos y 13.500 dólares. "El juez Reynoso dispuso la devolución del dinero a la esposa del imputado y al poco tiempo Mástaka también recuperó la libertad", refirió. Frente a lo expuesto el testigo afirmó: "Tanto en el juzgado como en todo Orán era vox populi que la libertad de los narcos estaba tarifada".

Méndez Mena sostuvo que la mayoría de las personas beneficiadas con las excarcelaciones eran patrocinadas por los mismos letrados. En tal sentido, nombró a María Elena Esper, Ramón Valor y Arsenio Eladio Gaona. Del abogado René Alberto Gómez manifestó que no tuvo conocimiento de su actuación en estos sospechosos procederes. Cabe remarcar que, según la acusación fiscal, los cuatro profesionales están acusados de formar parte que la organización criminal que supuestamente lideraba Reynoso. A ellos se suman los sumariantes del juzgado norteño Miguel Ángel Saavedra y César Hugo Aparicio y la hermana de este, Candelaria Aparicio.

Federico Magno desacreditó los dichos del testigo

Ante una pregunta de Federico Magno, defensor de Reynoso, el abogado Méndez Mena aclaró que sus dichos se sustentan en sospechas, indicios y comentarios que eran moneda corriente dentro y fuera del juzgado. "Jamás vi que alguien haya entregado o pedido dinero, pero las llamativa resoluciones, la celeridad con que el juez resolvía las causas pesadas y su particular forma de manejar el juzgado eran muestras evidentes de que algo raro estaba pasando", sentenció el testigo. También respondió en forma afirmativa cuando Magno lo interrogó acerca de si se entregaban vehículos como parte de pago de las coimas.

En relación con el maltrato y las persecuciones de la que fue objeto por parte de Reynoso, el letrado contó que en una oportunidad lo amenazó con hacerlo investigar por la Gendarmería. "Con esa actitud me hacía ver la clase de persona que era usted", le disparó Méndez Mena a Reynoso en un pasaje del interrogatorio.

El debate se recalentó cuando Daniel Luna, defensor de Esper, lo consultó acerca de un incidente ocurrido en el festejo del Día del Abogado y que tuvo como protagonista al penalista David Leiva. ¿Qué hacen estos coimeros aquí?, expresó Leiva cuando advirtió la presencia de los empleados del juzgado en una mesa.

"Yo no me sentí aludido porque sabía que los dichos de Leiva no iban dirigidos a nosotros", expresó.

"¿Por qué no se sintió afectado?", preguntó Luna. El fiscal Amad se opuso a la pregunta por considerar que el testigo ya había dado sus argumentos en ese sentido. También hubo un gran barullo cuando Reynoso le preguntó acerca de unos comentarios que hizo Méndez Mena en su página web sobre su situación procesal.

El abogado Magno le restó trascendencia a los dichos del testigo. "Yo pensaba que iba a decir algo 'grosso', que iba a tirar una bomba pero nada de eso ocurrió", dijo. A su juicio, "lo que declaró Méndez Mena no tiene peso". Y remarcó: "Habla de sospechas, de las cosas que le contaron, de lo que le contaron, pero no aportó ninguna prueba sólida".

[Fuente: Por Rubén Arenas, El Tribuno, Salta, 06feb18]

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