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05mar12


Sinopsis de la 34.ª audiencia del juicio por crímenes contra la humanidad cometidos en el circuito Necochea.


Juicio del circuito represivo Necochea,
Comisaría Cuarta y Base Aérea
Audiencia del 05 de marzo de 2012

"Pensando en mi hija me seguí comiendo lo que me tenía que comer"

Así se refirió Néstor Facio a la supervivencia en el centro clandestino de detención La Cueva donde sufrió todo tipo de malos tratos, golpes, mordiscones y las sesiones de picana eléctrica por la noche en sus 21 días de cautiverio.

Lo secuestraron en la madrugada del 11 de abril de 1977, minutos después de un operativo previo en el que un grupo similar de personas armadas se llevaran a su cuñado Rubén Darío Rodríguez. Le ataron las manos, lo encapucharon y lo introdujeron en una Chevy blanca. Pasó por la comisaría 4ª y el destacamento 9 de Julio hasta que llegó a la Cueva donde "sentía los aviones y los silbatos".

"Llegamos y abren un portón, me hacen dar seis pasos y me dieron una patada que toqué el primer escalón y el último", describió Facio en referencia a la escalera por la que descendía y de la que pudo contar los 12 escalones que la componían cuando lo sacaban al baño o a la sala de tortura. "Además de los golpes, las patadas y los mordiscones, a mi me picanearon los 21 días", afirmó.

Aseguró que en el cuarto donde estaba secuestrado había otras ocho personas entre las que reconoció a Ramón Fleitas, Roberto Allamanda y su cuñado Rubén Darío Rodríguez a quien no volvió a ver tras su liberación. "El único beneficio que quiero es que mi suegra y mi mujer le puedan llevar una flor a mi cuñado", concluyó Facio.

Su mujer, Mirta Rodríguez, contó que cuando se llevaron a Rubén Darío y luego a Néstor preguntaban por Víctor Hugo Suárez. Y que después volvieron varias veces a la casa, lo que la motivó a vivir en la esquina con sus dos hijas en una vivienda improvisada con chapas y colchones.

También se presentaron testimonios sobre la desaparición de Ramón Fleitas y Zulema Orellano. "Me llevaron junto con ellos", contó Miguel Ángel Ciriaco. "Vinieron una noche, me ataron, me metieron en un coche y me llevaron. Yo estaba en el baúl y la escuché que estaba mi tía también", narró. En tanto que Sunilda Antonia Savaría, su esposa, desribió que al momento del operativo "me apuntaban con un arma y mis hijas gritaban y lloraban".

Los hijos de la pareja, Claudia, César y Gustavo, que en el momento de los hechos tenían entre 6 y 8 años coincidieron en su breve recuerdo del violento operativo. "Nunca quise revivir lo que había pasado con mis padres. Recién hoy me entero que estuvieron en un centro clandestino que se llama La Cueva y que alguien los vio", dijo Gustavo entre lágrimas.

Mar del Plata, 05mar12
Corresponsales del Equipo Nizkor

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