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01jun06


En Mendoza relevan a altos oficiales de la policía.


La muerte de un joven de 20 años, ejecutado de un tiro en la cabeza derivó ayer en el despido del jefe de Policía, la renovación de los mandos de la fuerza y la profundización de las políticas de Estado en seguridad pública. La decisión fue adoptada por el gobernador Julio Cobos para poner un freno a la policía brava de gatillo fácil e intentar disminuir los índices delictivos.

Junto al jefe de Policía, el comisario general Héctor Quiroga, se tuvo que ir el subsecretario de Seguridad, el abogado peronista Omar Pérez Botti. El subsecretario de Justicia, Alejandro Acosta, también renunció por la gravedad de los últimos episodios que involucran a la policía provincial.

Otros seis oficiales —entre los cuales figura el segundo jefe de la Policía— y un agente fueron pasados a disponibilidad y varios de ellos son investigados por el fiscal de Delitos Complejos, Luis Correa Llano, por presunto encubrimiento y falso testimonio.

La crisis policial se produjo luego del crimen de Jonathan Chandía (20), cometido por un oficial ayudante en la noche del sábado. Chandía y otros dos jóvenes habían sido acusados de robar en un quiosco del departamento Godoy Cruz.

Los tres fueron detenidos y colocados en el piso, boca abajo. De acuerdo a los testimonios y pericias reunidos por la Justicia, el oficial Juan Carlos Oruza le disparó a Chandía un balazo en la parte posterior de la cabeza. La víctima agonizó 10 horas en un hospital y murió.

El primer informe policial sostuvo que los tres sospechosos habían intentado resistirse y que Chandía fue herido de muerte cuando sacó un arma de fuego. En el lugar apareció un revólver calibre 22 que no funcionaba.

Pero aquella versión se derrumbó apenas el fiscal comenzó a reconstruir los hechos: Chandía no estaba armado.

El fiscal hizo detener al oficial Oruza y le imputó homicidio agravado. El ahora ex jefe de Policía admitió que él estuvo en el sitio de los hechos poco después de ocurridos y que informaron al fiscal según lo que contaron los uniformados que participaron en el caso. "Pueden haber mentido pero yo no digo que sí ni que no", recalcó Quiroga.

La madre del joven muerto lo describió como "normal y afectuoso" y contó que le apasionaba el rap. "Me quitaron parte de mi vida y quiero justicia", gritó. Jonathan Chandía cumplió 20 años el día que lo balearon.

El caso generó un escándalo porque, además, la población todavía estaba sensible por la muerte de un chico de 14 años cuando robaba carbón de un tren de carga, hace 24 días. Lo mató un policía que utilizó munición de guerra para reprimir en vez de cartuchos de goma.

Y el martes, en el departamento Malargüe, un cabo de policía causó una grave herida en el tórax a un joven de 20 años, mientras trataba de disolver una ruidosa fiesta.

En 1997 policías de esta provincia asesinaron al estudiante bonaerense Sebastián Bordón. Este episodio produjo una amplia reforma policial, que ahora se trata de profundizar.

[Fuente: Clarin, Bs As, 01jun06]

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