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17nov10


Prisión perpetua para tres de los imputados y cárcel común a todos


Tres prisiones perpetuas y una condena a ocho años fue el resultado final del primer juicio por delitos de lesa humanidad realizado en Mendoza. Tras 50 jornadas de debate en San Rafael y 139 días, el ex teniente Aníbal Guevara, los ex policías Raúl Ruiz Soppe y Juan Roberto Labarta recibieron de parte de los jueces integrantes del Tribunal Oral Federal 2 una condena de prisión perpetua, mientras que el ex abogado policial Raúl Egea Bernal obtuvo la menor de todas las penas. Todos van a cárcel común. Su llegada a Almafuerte, en Luján, será hoy a las 9. De esa manera, después de 34 años, las desapariciones de Francisco Tripiana, Pascual Sandoval, José Guillermo Berón y Roberto Osorio encontraron algo de justicia.

Los condenados:

La última jornada tuvo, por primera vez, en los cuatro meses que duró el proceso oral, la palabra de los cuatro acusados. Ninguno cumplió con las esperanzas que tenían los familiares de desaparecidos. Todos negaron haber tenido participación en los hechos que se les endilgaban, pero no fue suficiente. El primero en hablar fue el ex jefe de la Unidad Regional II, Raúl Ruiz Soppe, quien comenzó su discurso poniendo en duda la desapariciones de Francisco Tripiana, Pascual Sandoval y Roberto Osorio. En primer lugar, cuestionó que los desaparecidos realmente tuvieran esa condición. Luego pidió piedad al tribunal y adujo no tener rencores por la acusación y el juicio al que ha sido sometido, pero afirmó que, en caso de que la sentencia no fuera la que él esperaba, le solicitaba al tribunal que lo dejara cumplir la condena en su casa. De lo contrario, y "teniendo en cuenta mi edad y mis enfermedades, significará una sentencia de muerte", explicó Ruiz Soppe.

En segundo lugar, habló el ex teniente Aníbal Guevara, quien aseguró que, desde el 2006, cuando fue arrestado, se fue enterando de que era el segundo militar a cargo del área de San Rafael, integrante de un grupo de tareas y hasta encargado del sistema represivo. El ex militar afirmó que no defendía el Proceso pero que él tampoco era responsable de las "barbaridades cometidas y sus consecuencias, de los errores en la política externa y del fracaso en la política económica". "No soy autor o cómplice de crímenes, ni soy quien puede responder las interrogantes de los familiares", señaló Guevara, mientras era escuchado por alrededor de 80 personas, entre ellas, sus familiares, que vestían una remera con la leyenda "Somos vos, vos sos nosotros". Tanto Guevara como Ruiz Soppe coincidieron en que, para ellos, los verdaderos responsables de las desapariciones ya estaban muertos.

Tras ellos, el imputado que pidió la palabra fue el ex policía Juan Roberto Labarta, quien aseguró que su tarea era recabar datos en los gremios sobre cuándo se harían huelgas pero remarcó no tener "nada que ver con las cuatro desapariciones". "Yo nunca señalé a ninguno de los cuatro, nunca señalé a ninguna persona", afirmó Labarta. "Nunca interrogué a ningún detenido, no le toqué el pelo a nadie. A pesar de lo que me imputan, soy un hombre de bien", expresó Labarta, ante un auditorio silencioso, que se dedicó a oírlo. Finalmente, Labarta, tal como hiciera Ruiz Soppe, le pidió al tribunal que, en caso de que hubiese condena, lo dejaran cumplirla en su casa, para poder atender a su mujer, que se encuentra enferma. "Si me castigan con prisión, no me castiguen impidiéndome estar con ella. Soy un viejo de 75 años, estoy sordo, con reuma y demás, no soy una amenaza para nadie", afirmó Labarta.

Por último, Raúl Egea Bernal, del mismo modo que el resto, se declaró inocente de todos los cargos y afirmó que se solidarizaba con las familias de los desaparecidos por todo lo que habían sufrido.

La sentencia

Sin embargo, todo cambió a partir de las 18, cuando los familiares de los desaparecidos y los de los imputados entraron al Aula Magna de la Facultad de Ciencias Aplicadas. En sus caras se notaba el nerviosismo, y mucho más cuando los jueces Roberto Burad, Héctor Cortés y Roberto Naciff ingresaron a la sala. Allí, los nervios aumentaban a medida que Burad leía los datos personales de cada uno. Se iba a ver si las palabras de los imputados habían hecho revertir una posible condena o, al menos, suavizarla.

El resultado fue unánime, explicó Burad, y al primero que le tocó escuchar su nombre y su sentencia fue a Ruiz Soppe, quien debió oír a Burad decir que se lo condenaba "a la pena de prisión perpetua por encontrarlo en su calidad de mando intermedio de un aparato organizado de poder, autor mediato penalmente responsable de los delitos de privación ilegítima de libertad agravada por el uso de violencia y amenazas", tormentos y homicidio calificado en relación a las desapariciones forzadas de Sandoval, Osorio y Tripiana. Inmediatamente, el fallo fue celebrado por las últimas filas del Aula Magna, que estaban ocupadas por familiares de desaparecidos e integrantes de los organismos de Derechos Humanos.

El mismo aplauso se repitió nuevamente cuando Burad leyó las condenas contra Guevara y Labarta, quienes también recibieron prisión perpetua, por ser considerados coautores de los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos, homicidio calificado y homicidio calificado en las cuatro desapariciones. Finalmente, el ex abogado policial Raúl Egea Bernal también fue condenado, pero a ocho años de prisión, por ser coautor de los delitos de falsedad material de documento público y falsedad ideológica. El tribunal dispuso, además, que los cuatro fueran trasladados a la Penitenciaría provincial, en una decisión que volvió a ser celebrada los que querían la condena de los imputados.

Alegría y tristeza

Una vez que los imputados dejaron la sala, desde el fondo se comenzó a escuchar el Himno Nacional, cantado primero por los organismos y luego también por familiares y amigos de Guevara, que, lentamente, fueron dejando la sala, algunos con un dolor inconsolable por la condena escuchada. Del otro lado, también había lagrimas, pero eran de alegría. Las más notorias eran de Mariano Tripiana, hijo de Francisco, que aseguró que el fallo era muy importante para él y su familia. Cerca de él, tampoco podía contener las lágrimas el sobrino de Berón, Antulio, que dijo que sólo quería que se hiciera justicia. "Y por los demás compañeros también se debe hacer", afirmó.

En tanto, Daniel Sandoval, hermano de otro de los desaparecidos manifestó estar más tranquilo, "porque se hizo justicia", aunque lamentó que aún no se sepa dónde está el cuerpo de su hermano y el del resto de los desaparecidos. Tripiana, Osorio y Sandoval fueron detenidos entre el 24 y el 26 de marzo de 1976 y desaparecieron días después, mientras que Berón fue detenido en agosto y desde octubre de ese año no se supo nada más de él. Todos ellos fueron privados de libertad por hombres de la policía y militares, y estuvieron encerrados en el centro de detención que se encontraba en tribunales. Si bien hay actas de libertad de cada uno, algunas son falsas, y ninguno de ellos regresó con vida luego de que se les diera la "supuesta libertad" y fueran sacados del lugar de detención en un móvil policial.

Los condenados

  • Aníbal Guevara Prisión perpetua, por los delitos de privación ilegítima de libertad, tormentos y homicidio calificado en cuatro hechos. Al igual que todos, irá a la cárcel de Almafuerte.

  • Raúl Ruiz Soppe Prisión perpetua, por los delitos privación ilegítima de la libertad, tormentos, homicidio calificado por alevosía, falsedad ideológica y material.

  • Juan Labarta Prisión perpetua, por los delitos de privación ilegítima de libertad, tormentos y homicidio calificado en cuatro hechos.

  • Raúl Egea Bernal El ex abogado policial recibió ocho años de prisión e inhabilitación para ejercer el Derecho. Igual que el resto de los imputados, llegará hoy a la prisión de Cacheuta.
[Fuente: Por Daniel Calivares, El Sol, Mendoza, 17nov10]

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