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22dic12


El dolor y el drama de los que perdieron todo


Francisco Rehel creció en un barrio pobre de esta ciudad. "Éramos doce hermanos y cinco dormíamos en una cama", recuerda. Trabajó varios años como ayudante hasta que puso su propia peluquería, en 2001. Ayer, levantaba los vidrios rotos del pequeño salón que alquila. "Me quemaron los sillones de la peluquería en la calle y lo peor es que no podía hacer nada", relata.

Francisco fue uno de los damnificados por los saqueos del jueves por la tarde en más de veinte comercios de la calle Onelli. "Trabajo desde chico y no tengo nada más que esto. Este trabajo me da de comer. Ni siquiera tengo un auto", sostiene. Cuenta que con la Unión de Peluqueros realizaron eventos solidarios en los barrios pobres de esta ciudad. "Te duele que a la misma gente que vos ayudás, es la que me vino a saquear", expresa.

Irma Parra estaba ayer desolada. A su marido, Enrique, la indignación le brotaba por los poros. "Cincuenta y cuatro años de trabajo se llevaron", lamenta el hombre. En pocos minutos, un grupo de saqueadores los dejó sin nada.

Tienda "Irma" está ubicada en Onelli y Rosales. "Yo no puedo volver a abrir porque esto no es supermercado", explica.

Sólo pudieron rescatar tres mostradores de madera que tenían apilados en el patio de su casa, que está detrás de la tienda. Para Enrique estaba todo organizado.

Cuenta que trataron de contener a las personas que trataban de entrar al local. Pero no pudieron. Se refugiaron en su casa, mientras observaban por las ventanas como se llevaban la ropa y todo lo que hallaron en la tienda.

"Me robaron mis propios clientes y eso es lo que más te indigna", afirma Enrique. "Ver cómo cargaban las cosas en camionetas y autos te daba una impotencia terrible", sostiene. "Esto no es tierra de nadie, es tierra de ellos", resumió.

Omar Córdova tenía un quiosco en Onelli al 2200. Vio como quemaban el local sin poder hacer nada. "Podría haberme hecho presente armado, pero por el bien de mi familia no lo hice", afirma. "Pedí auxilio en la Comisaría y no me lo dieron", señaló. "Ahí se me fue la vida. No tengo otro sustento", asegura. El quiosco estaba hace 15 años en ese lugar y con ese trabajo sostenía a su familia. El comercio quedó arrasado. Su relato se corta por el saludo de vecinos que intentan consolarlo.

A escasos metros Lorena y su hija limpiaban un almacén que fue saqueado. "Se llevaron la balanza, la cortadora de fiambre, las cajas con galletitas, carne y lo que no se pudieron llevar lo rompieron".

"Si los dueños deciden cerrar, me quedo sin trabajo y yo tengo dos hijos", explica la mujer. La nena ordena lo que puede, mientras Lorena relata el drama que vivieron la tarde del jueves en el negocio ubicado en Onelli y Padre Guillelmo. "Nosotros llegamos con mi familia en 1982 a Bariloche. Pasamos Navidades con una taza de té, pero salimos adelante con mucho sacrificio", rememora.

Vicente Alonso no quiere hablar. El quiosco "Los Abuelos" que había abierto en Onelli al 1831 hace seis meses tras jubilarse quedó arruinado. Su mujer indica que se llevaron el freezer con los helados, la fotocopiadora y la balanza. "Tarde llegaron, chicos, ya nos robaron todo", les dice la mujer a dos gendarmes que pasan caminando. Los saqueadores sólo dejaron un viejo televisor. También quedó el pan aplastado en un rincón del pequeño local.

[Fuente: Río Negro, San Carlos de Bariloche, 22dic12]

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