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13feb08


El capitán de Fragata Sosa queda detenido en Trelew


Se lo dijo a los policías que lo llevaban a la comisaría de Playa Unión, donde quedó alojado. Les aseguró que "estaba cansado de esconderme" y que "tenía mucho miedo de que me maten".

Tras algunas horas de ansiosa espera, a las 13.49 el avión sanitario del Gobierno provincial que trajo de regreso a Trelew al capitán de fragata retirado Luis Emilio Sosa detuvo su marcha en la pista del Aeropuerto Almirante Zar. Lo primero en bajar de la aeronave, identificada con el código LV WPB, fueron dos bolsos comunes y uno de mano, con la ropa del hombre más buscado por su presunta responsabilidad en la Masacre de Trelew. Inmediatamente después, Sosa bajó la escalerilla y pisó suelo chubutense 35 años más viejo y con mucho menos poder que la última vez que respiró aire patagónico. No iba esposado ni lo protegía un chaleco antibalas.

Tapado

Vestido de gris y con una carpeta empresarial en su mano derecha, los primeros pasos fueron firmes pese a sus 73 años. Hasta que percibió la curiosidad de fotógrafos y camarógrafos que lo esperaban, apenas a 15 metros y al borde de la pista. El silencio era tanto que se escucharon los clicks de las máquinas. Sosa escuchó los disparos fotográficos y su movimiento instantáneo y reflejo fue taparse la cara a medias con la carpeta, sin dejar nunca de mirar al frente. Su perfil y su nariz fueron inconfundibles y remitían al escaso par de fotos con se cuentan, publicadas mil veces.

Lo esperaban en fila un automóvil Gol blanco chapa ESR 220 del Juzgado Federal de Rawson, uno de los nuevos patrulleros de la Policía del Chubut chapa FKB 147 y una camioneta blanca doble cabina con vidrios polarizados, chapa FGR 907. En esta última se subió Sosa, símbolo de los años de plomo. El contingente partió raudo. Todo fue tan esperado como muy rápido: eran las 13.56.

Un par de horas antes, Sosa casi se había cruzado en Aeroparque con el gobernador Mario Das Neves, que llegó a Capital Federal en agenda oficial: "Espero que le caiga todo el peso de la ley y que se verifique qué ha sido de su vida durante todos estos años en que gozó de impunidad. Se lo ve muy fresquito en sus 73 años porque tuvo una muy buena vida, entonces perfectamente podría ocupar una celda en vez de ser beneficiado, por su edad, con el arresto domiciliario".

En playa

En rigor, aunque se pensaba que el ex marino sería alojado en la delegación Rawson de la Policía Federal Argentina, cerca de las 14.30 Sosa fue alojado en una celda común de la comisaría de Playa Unión. Llegó al balneario de la capital chubutense en medio de un fuerte operativo de seguridad con uniformados del Grupo Especial de Operaciones Policiales, que formaron un cordón mientras el marino retirado ingresaba al lugar.

Se trata de un calabozo provisorio con custodia reforzada. El mismo lugar donde terminan muchos borrachines de fin de semana, peleadores de ocasión y nimios contraventores será por estas horas el hogar de quien fuera el secreto mejor guardado de la Armada Argentina.

La habitación es mínima y no tiene rejas, sí una puerta metálica con una mirilla. En la parte superior incluye una ventana con rejas, que airea e ilumina algo. Como en las películas, la cama es de cemento. Y cuando el detenido quiera ir al baño, deberá pedir que lo lleven. Por lo pronto, Sosa designó como defensora oficial a Mirta De Gando.

La historia de vida del ex capitán dice que sufre de cáncer pero que su mal está controlado. Además es viudo y volvió a formar pareja. Con su primera mujer tuvo dos hijos, quienes en el momento de la detención no aparecieron. Al ser encontrado demostró ser un hombre culto y preparado.

Ausencia

Sosa es el tercer detenido en la causa luego de los arrestos de Rubén Paccagnini y Emilio Del Real. Y está acusado de haber sido el jefe operativo del grupo de oficiales que en agosto de 1972 masacró a 16 presos políticos en la Base. Menos de 24 horas después del episodio, el militar abandonó los lugares que frecuentaba, como su casa del barrio Padre Juan de Trelew. Ese día un avión lo depositó en la Base de Puerto Belgrano, en Bahía Blanca.

Mediante el decreto Nº 3.495 del 30 de abril de 1973, el dictador y entonces Presidente de la Nación Alejandro Agustín Lanusse lo nombró para prestar servicios en la Agregaduría Naval a la Embajada de la República Argentina en los Estados Unidos de América y Canadá. Entonces comenzó su período de ausencia y misterio. Ése que terminó ayer.

[Fuente: Diario Jornada, Trelew, 13feb08]

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