Comision de Prensa Asociacion Argentina pro Derechos Humanos Madrid - Espana A continuacion transcribimos un texto que explica el origen y la situacion del Juicio a los militares argentinos en Italia. Jorge Ithuburu es el coordinador de este procedimiento. Es una persona entranable que ha realizado un esfuerzo enorme por conseguir que los ciudadanos italianos obtengan de la justicia la reparacion que en Argentina se les ha negado. El juicio por los desaparecidos italianos ----------------------------------------- Por Jorge Ithurburu Liga por el Derecho y la Liberacion de los Pueblos Milan - Italia Los amigos que prepararon este encuentro me dijeron que el "juicio italiano" era un misterio para las otras asociaciones e instituciones que en Europa han seguido la problematica de la desaparicion de personas, y me invitaron aqui para que les contara el trabajo realizado y le pidiera ayuda a los presentes, dado que este juicio puede ser archivado en las proximas semanas. Muchas de las cosas que voy a contar no representan una novedad para varios de Uds, ya que nuestro trabajo ha sido realizado con la colaboracion de los organismos argentinos de Derechos humanos, y porque las vicisitudes del juicio estan estrechamente ligadas a la politica militar y judicial argentina. La historia del juicio se puede dividir en cuatro etapas: la primera abarca desde el golpe militar argentino, el 24 de marzo de 1976, hasta la "guerra de las Malvinas"; la segunda etapa se cierra en 1987 con la Ley de Obediencia Debida; la tercera nace de las distintas tentativas de oposicion a esa norma, y se cierra en 1994 con el exhorto que la Magistratura italiana trato de realizar en Buenos Aires. A esas cuatro etapas habria que agregarle una quinta, que todavia no esta escrita y que entre todos podremos escribir, y que puede terminar en que se archiven todos los casos, o bien en su debate, oral y publico, ante un tribunal italiano. Por lo que respecta a la primera etapa, mi organizacion -la Liga por el Derecho de los Pueblos- empezo a trabajar el tema desde 1976. En Roma, porque los exilados argentinos estaban alli organizados y se reunian en la sede de la Liga; y en Milan, porque la Liga (desde su constitucion, ese mismo an~o) tenia un grupo de trabajo sobre el derecho de Asilo politico, y los argentinos representaban el problema mas dificil de resolver. La solidaridad en esos an~os no era solo ideal, y parte del trabajo realizado por Sandro Sessa y los otros compan~eros consistia tambien en buscarle casa y trabajo a la gente que llegaba. El contacto directo con personas como Lita Boitano, Dora Salas, Luis Borri, y Soledad y Alicia De La Cuadra, determinaria el trabajo que despues se realizo. En 1978 se hizo una lista de desaparecidos cuyos apellidos eran italianos, tan extensa que en la Asociacion de Trabajadores catolicos se fundieron tres fotocopiadoras duplicandola. Este informe fue entregado a las autoridades politicas, a diputados, y a los principales medios de prensa, sin que se haya recibido respuesta alguna, y sin que se haya emprendido ninguna accion para detener la matanza indiscriminada que se estaba llevando a cabo en Argentina. En 1982 la situacion cambio. El descubrimiento de tumbas N.N., seguido y registrado por las camaras de la R.A.I., llevo a que tomaran posicion sectores que hasta entonces habian mantenido el silencio. El diario "Corriere de la Sera" publico en su portada una lista de desaparecidos italianos con algunas fotografias, entre las cuales estaba la de Anahi Mariani. En el mensaje de fin de an~o al pueblo italiano, el presidente Sandro Pertini se refirio explicitamente a los nin~os desaparecidos en Argentina. La guerra de las Malvinas, y el consiguiente desprestigio de los militares argentinos, permitieron que hasta los sectores que los habian apoyado an~os antes, ahora criticaran al gobierno de Buenos Aires. La caida del regimen militar era inminente, y son pocos los politicos que siguen a los militares perdedores. En 1982, la politica italiana fue sacudida por le escandalo del descubrimiento de la logia "Propaganda 2". Se instauro una Comision Parlamentaria sobre el caso, y todos los politicos, periodistas y militares comprometidos con esa logia masonica fueron excluidos de los mas importantes cargos que cubrian. El "Gran Maestro" de esa logia era Licio Gelli, oficialmente encargado de asuntos economicos de la Embajada Argentina de Roma (y poseedor, por tanto, de un pasaporte diplomatico argentino). Algunos miembros de la rama rioplatense de esta logia eran Jose Lopez Rega (Ministro del Interior en el gobierno de Isabel Peron, y autor del "trabajo comun" entre fuerzas policiales y grupos de extrema derecha"; Emilio Massera (uno de los tres comandantes que depusieron a Isabel Peron, y creador del campo de detencion clandestino de la E.S.M.A.); y Carlos Guillermo Suarez Mason (comandante militar de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires, bajo cuyo mando llego a tener 65 centros clandestinos de detencion). Se descubrio tambien que el "Corriere de la Sera" estaba, en 1978, controlado por la misma logia. El 7 de enero de 1983, el Ministro de Justicia solicito, en base al articulo 8 del Codigo Penal italiano, que se abriera un juicio sobre los casos de desaparecidos italianos en Argentina. En los mismos dias, el abogado del Consulado Italiano de Buenos Aires presento un Habeas Corpus colectivo por 45 ciudadanos nacidos en Italia, y denuncio la desaparicion de 617 italianos, segun listas recogidas durante esos anos en los distintos consulados. El Juez instructor que sigue el caso es el Dr. Renato Squilante, y de las investigaciones se ocupa el Fiscal, Dr, Antonio Marini. Este ya habia recogido algunas deposiciones y, confirmandolas, pidio a las autoridades consulares que le entregaran las generalidades de los militares denunciados. En 1983 se podria haber cerrado un juicio contra el personal militar de Rosario, y expresamente contra Leopoldo Fortunato Galtieri, Jose Lo Fiego y Oscar Gomez, pero no fue asi. Establecido un gobierno democratico en Argentina el 10 de diciembre de 1983, el problema del juzgamiento de los responsables de las desapariciones se volvia un problema argentino, y un juicio en Italia podria haber sido "desestabilizante" para el nuevo sistema politico. Siguieron anos de silencio. Muchos de los exilados volvieron a la Argentina, y era alli donde el juez "natural" tendria que haber realizado el JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES. En Italia, durante el gobierno argentino de Raul Alfonsin, nadie pensaba en sacar a la luz el juicio por los desaparecidos italianos. Nadie, ni siquiera quien tenia el deber de hacerlo. Todos los anos se escribia, desde Milan, una carta al juez instructor Squilante preguntandole si proseguia la investigacion. Y cuando se recibia respuesta, esta aludia a que "dados los nuevos desarrollos en Argentina se estan evaluando las medidas a tomar". Respuestas similares se recibieron de los ministros cuando fueron interrogados sobre las acciones que Italia podria realizar para localizar a los ninos italianos desaparecidos. En esos anos, los grupos de solidaridad estaban empenados en responder a las distintas leyes de impunidad que el gobierno proponia y el parlamento argentino supinamente votaba; y, nosotros, lo estabamos en colaborar con los organismos argentinos, sobre todo con las Abuelas de Plaza de Mayo. La Ley de Obediencia Debida fue, y es, el motor principal de nuestra accion en el sumario romano. Con ocasion de un viaje a Buenos Aires traje copia (conseguida con la ayuda del Serpaj, de "Abuelas" y de Mirtha Mantaras) de las motivaciones de la sentencia a los comandantes, de los recursos presentados contra la Ley de Obediencia Debida, y de las motivaciones de la Corte Suprema. En la Liga se considero que esos materiales tendrian que haber sido entregados a algun jurista para que escribiera al respecto, y los operadores del Derecho italianos tomaran posicion. Interpelado un juez amigo, nos dijo que ese era un trabajo inutil, puesto que con solo el texto de la Ley ya se podia obtener que tomaran posicion Magistratura Democratica y otras asociaciones de jueces... Nos aconsejo, si queriamos hacer un trabajo mas incisivo, que presentaramos una querella de parte en el juicio pendiente en Roma, y que nombraramos algunos abogados que siguieran el caso. Y seguimos ese consejo. En 1988 se presento la querella de Luis y Sofia Borri por la desaparicion de Susana Roncoroni de Borri, acaecida junto a la de Cristina D'Amico y Liliana Greco. Con la ayuda de Lita Boitano y de otros companeros preparamos un informe sobre "scomparsi italiani in Argentina", que presentamos en una conferencia de prensa junto al Presidente de la Provincia de Milan. Las dudas acerca de las verdaderas intenciones del Estado italiano en este sumario nos acosaban, y por eso decidimos que Sandro Sessa no habria aceptado los poderes que nos querian dar los "Familiares de Detenidos Desaparecidos" y las "Abuelas". Mas tarde aceptamos solo aquellos contenidos en el "habeas corpus de los 45 italianos". En Milan no queriamos dar a los familiares la ilusion de que podrian encontrar en Italia la JUSTICIA que se les negaba en Argentina. A finales de 1989 entro en vigor un nuevo codigo de procedimientos penales que hacia los juicios menos inquisitorios dando menos poder al juez instructor. El juez Renato Squilante, como ultimo acto de su instruccion, mando una comunicacion judicial a Videla, Massera, Agosti, Suarez Mason y Bocalandro, en relacion con la desaparicion de las ciudadanas italianas Roncoroni, D'Amico y Greco. Este era el primer exito de nuestro trabajo, y nos permitia confiar en que el juicio seguiria su curso. En 1990 aceptamos nuevos poderes de parte de los familiares, y empezamos a buscar testigos que declararan ante el fiscal Marino lo que sabian sobre los casos presentados y sobre los militares acusados. Nuestro primer testigo fue Emilio Mignone (sobre las leyes de impunidad), seguido por las declaraciones de sobre vivientes de los centros clandestinos de detencion "E.S.M.A" y "La Perla". Mas tarde declararon Estela y Guido Carlotto, y los sobre vivientes de "La Cacha". Siguieron declaraciones sobre la "Superintendencia de Seguridad Federal", de Buenos Aires, y sobre el "Club Atletico". El fiscal, en conversaciones con nuestros abogados Marcello Gentili y Giancarlo Maniga, insistia sobre la falta de cadaveres, y por eso, en 1991, realice una investigacion con Daniele Bonfanti, ayudados por el Equipo Argentino de Antropologia Forense y las estructuras sindicales del INCA-CGIL en la Argentina. Seguidamente presentamos como testigos a Morris Tidbal Binz, que realizo pericias necroscopicas en algunos casos, y de familiares y testigos en los casos Morresi y Cambiaso. A todos estos testigos sobre distintos casos de desaparecidos hay que agregar que algunos de ellos eran tambien ciudadanos italianos y que, por lo tanto, declaraban acerca de delitos de los cuales eran las victimas. Ademas de la colaboracion de los organismos argentinos mencionados y de las declaraciones de los testigos, hemos entregado al fiscal millares de fotocopias de las causas argentinas (interrumpidas) que nos fueron entregadas por Mabel Collalongo, Diana Conti y otros abogados argentinos. Por ultimo, algunos eminentes juristas, como el italiano Bruno Nascimbene y los argentinos Raul Zaffaroni y David Baigun, nos han preparado pareceres sobre aspectos relacionados con la jurisdiccion y la jurisprudencia en materia. La presentacion de testigos y de copia de actos argentinos (y de otros paises) ha sido acompanada siempre por meticulosos y analiticos escritos de parte de los Dres. Gentili y Maniga (algunas de estas presentaciones superan las 100 paginas). Cabe acotar que a fines de 1991 se vencian los terminos previstos para cerrar el sumario, y que por lo tanto presentamos un extenso escrito y copiosas pruebas que hicieron que el sumario fuera inmediatamente reabierto por esta denuncia. En 1992 y 1993 nos dedicamos al analisis de las pruebas presentadas, y a solicitar que el juicio llegara al debate oral y publico. En uno de estos escritos, que para nosotros tenia caracter definitivo, presentamos una lista con las direcciones de otros familiares y testigos que podian declarar en la Argentina sobre el resto de los 60 casos presentados. El juez para las Investigaciones preliminares, Dr. Antonio Capiello, una vez que hubo conocido esta lista formulo el pedido de asistencia judicial a Buenos Aires. Dicho pedido fue recogido por el Juez Instructor, que cito a declarar a los testigos a partir del 10 de febrero de 1994 en el Tribunal de Buenos Aires. Mientras llegabamos a esa ciudad, el Presidente Carlos Menem habia citado a los responsables de las carteras de Justicia, Relaciones Exteriores y Defensa. La rogatoria no se pudo completar. El fiscal de Camara impugno la jurisdiccion, y la Camara Federal de Buenos Aires rechazo el pedido de asistencia sosteniendo que esos casos ya habian sido juzgados en la Argentina. De todos modos habiamos viajado hasta alli a recoger pruebas, y eso hicimos. En aquellos dias invitamos a los familiares y a los testigos a declarar ante las autoridades consulares (si eran italianos) o ante notario. Recogimos muchos mas testimonios que los previstos (gracias a la encomiable ayuda del personal del sindicato italiano CGIL y de Rafael Masella dell'Eaaf). Testimonios que indudablemente tienen validez en un sumario de instruccion, y que fueron entregados al Juez Capiello y al Fiscal Marini horas antes de que retomaran el avion para Roma. Desde ese momento pedimos al Dr. Marini que cerrara el sumario (dado que todos los terminos habian vencido) y que formulara las acusaciones. El 27 de diciembre de 1995 el fiscal solicito que todos los casos sean archivados. El 19 de enero de 1996, los Dres. Gentili y Maniga presentaron un recurso de oposicion. El 25 de febrero encontraran al nuevo juez para las investigaciones preliminares, que dentro de algunas semanas tendra que decidir sobre la suerte de este juicio. Les pido a todos Uds. que no nos dejen solos, y que nos ayuden a equilibrar las presiones politicas que impiden que este juicio se concluya con un debate publico y una sentencia que rinda JUSTICIA a tanto dolor. Madrid, 16 de febrero de 1996 Primer Seminario sobre la Impunidad en America Latina.