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16may10


Mafia internacional tras ajusticiamiento de 6 en Santa Cruz y secuestro de capo boliviano


La ejecución sumaria de 6 hombres en la localidad de San Ramón, por parte de un grupo de sicarios -presuntamente operado a control remoto por un cartel colombiano con conexiones en Paraguay- que secuestró al boliviano William Rosales Suárez, pese a sus guardaespaldas serbios, revelaba el domingo la existencia de una narco red internacional en la selva del este de Bolivia, en la frontera con Brasil, con nexos extendidos a Perú y Chile y mercados incluso en Sudáfrica.

Lo afirma también el precio, un millón de dólares, que, según el fiscal Denver Pedraza, de la jurisdicción del deparrtamento de Santa Cruz, una organización mafiosa de Colombia puso a la cabeza de Rosales Suárez, hasta el viernes, jerarca de los narcotraficantes bolivianos.

Una serie de especulaciones se teje tras el secuestro de Rosales Suárez, que podría haber incurrido en un volteo de dinero o drogas, algo que la mafia internacional, en especial la colombiana, temida por su saña, no perdona.

Jorge 'El Pato' Pizarro un boliviano que militó en equipos de fútbol de Bolivia en la década de los '70 del siglo pasado y que se involucró con el Cártel de Cali, fue destazado como represalia a un volteo, según reportó en 1987 el rotativo El Caleño, en el departamento colombiano Valle del Cauca.

Pizarro no tenía cargos en Bolivia, donde ejercía incluso como empresario de futbolistas.

Otro índice de que mafias internacionales se hallan a la sombra del secuestro de Rosales Suárez es la forma cómo fueron ejecutados sus acompañantes: con un disparo en la cabeza, brutal pedagogía que emplean los carteles de la droga para marcar el territorio en el que operan.

De acuerdo con informes levantados por la prensa dominical boliviana, se trata de una pugna por territorio, clientes, dinero o, en el extremo, ajuste de cuentas.

Rosales y su grupo pudo haber caído en una emboscada o haberse entregado cándidamente ante falsos policías, de acuerdo con versiones que manejan medios bolivianos que citaron fuentes de la policía antinarcóticos.

Rosales Suárez, dedicado hace tiempo, desde joven, al narcotráfico, según reconoció su propia madre, Dora Suárez, citada por la prensa local, y, ahora último, a la ganadería, como "fachada para encubrir" la actividad ilícita de la que nunca se retiró, de acuerdo con una fuente de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), viajaba el viernes por la tarde de San Ramón, a 189 km de la ciudad de Santa Cruz, a la localidad de Ascensión de Guarayos, en medio de un convoy de 3 automóviles de lujo.

Otras ocho personas acompañaban a Rosales Suárez, 2 de las cuales sobrevivieron, en circunstancias aún confusas, a la matanza.

Se trata de un colombiano Juan Carlos Maraz, que sobrevivió con tres impactos en el hombro, abdomen y pierna, tal vez producto de una ráfaga y, según la FELCN, un ex policía que se dio la fuga.

De acuerdo con el tabloide El Deber, de Santa Cruz, el Comando Departamental de la Policía confirmó que entre las víctimas se encuentra un efectivo del Batallón de Seguridad Física, quien no vestía su uniforme.

Maraz sobrevivió pese a ser alcanzado por tres disparos y pese a las heridas se dio modos para volver a San Ramón y alertar a la Policía que cuenta con el testimonio de un sujeto, identificado sólo por su nombre de pila, Yairth, para arrojar luz a la matanza de San Ramón.

Sobre Yairth la Policía de Bolivia ha construido un mecanismo de alta seguridad que, según las versiones, aún carentes de precisión, expectó, tal vez escondido en la maleza, tupida en esa zona, el asesinato de los 6 custodios de Rosales Suárez, el viernes por la tarde.

Una cinta de seguridad, de color amarillo, y conos, de suspensión de tráfico, del mismo tono cortaban la ruta a 12 km de San Ramón, donde una patrulla de presuntos policías antidroga detuvo el convoy de Rosales Suárez, de acuerdo con la tesis que se construye en base de las versiones.

Entre los ejecutados aparecen tres serbios, Sasa Turcinovic (31) y Bujan Bakula (28) y otro cuya identidad se mantiene en reserva, supuestamente guardaespaldas de Rosales Suárez, cuyo destino era el domingo desconocido.

Los cuerpos de los ajusticiados, entre ellos tres bolivianos, fueron abandonados en un paraje, conocido como Atajado Nueva Esperanza.

Los plagiarios de Rosales Suárez, que según uno de los 2 sobrevivientes del ajusticiamiento dejaron, ex profeso, con vida a Maraz, blandían armas automáticas y uniformes de la Policía local.

Los primeros reportes del hecho hablaron de un tiroteo entre bandas de traficantes de estupefacientes que operan en San Ramón y alrededores, cerca de la frontera brasileña.

La FELCN ha desplegado un operativo de protección a Maraz que, ingresado en un nosocomio de Santa Cruz, se encontraba en estado crítico.

Su testimonio es considerado "clave" para establecer qué envuelve el hecho y quienes están detrás de los sicarios.

El comandante nacional de la Policía nacional, Oscar Nina, pidió no cuadrar el caso como un ajuste de cuentas.

De acuerdo con las versiones aportadas por Yairth, cuya nacionalidad se desconoce, los asesinos de los seis bolivianos y serbios son policías y ex policías.

Según esta fuente, citada de manera coincidente por los medios bolivianos, "un sujeto con acento colombiano" dictó la orden para gatillar contra los tres bolivianos y otros tantos serbios que cuidaban las espaldas de Rosales Suárez.

La FELCN seguía, hace una semana, los pasos de Rosales Suárez tal vez vinculado a una banda de traficantes paraguayos que operaba un laboratorio de cocaína descubierto en la localidad San Ignacio a media semana pasada.

De acuerdo con el comandante de la FELCN, Félix Molina, la droga, fabricada en Perú y que laboratorios montados por colombianos purifican en Santa Cruz, está destinada, "en su gran parte", a Sudáfrica, sede de la Copa del Mundo, que abrirá fuegos en junio que viene.

El secuestro de Rosales Suárez, considerado capo de la droga en Bolivia, por lo menos hasta el viernes último, se registró tres días después que el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres reportara la incautación de 12 toneladas de cocaína y de 800 de marihuana en lo que va de 2010, 40% más que el año precedente, en altísimo porcentaje en operaciones en Santa Cruz.

"Ya estamos sobrepasando las 12 toneladas en incautación de droga y en marihuana; son casi más de 800 toneladas", precisó, menos de una semana después que Carabineros de Chile se incautara de un contenedor con varias toneladas a bordo de precursores químicos con destino a Santa Cruz

El chófer boliviano del camión, un hombre que frisa los 25 años, y que fue detenido por la Policía de Investigaciones de Chile en la ciudad portuaria de Arica, declaró que los químicos tenían como destino la ciudad de Santa Cruz, donde el comandante antinarcóticos Molina cree que se ha centrado la lucha de Bolivia contra las drogas.

El gobierno de Bolivia que viene de adherir un pacto internacional para derrotar al tráfico lícito de drogas, en la Conferencia Internacional para el Control de Drogas (IDEC) verificada en Río de Janeiro, se ha propuesto erradicar en 2010 al menos 6.500 hectáreas de coca ilegal y excedentaria destinadas a las factorías de droga.

La FELCN ha descubierto y destruido una veintena de grandes y mega fábricas de purificación de cocaína en lo que va del año, todas en Santa Cruz.

El mandamás policial Nina estimó, en consecuencia, que, "probablemente la ciudad de Santa Cruz se esté convirtiendo en un centro de acopio de estupefacientes".

En 2009 la FELCN se incautó, en una serie de operaciones, de 26 toneladas métricas de cocaína y muchas más de marihuana.

[Fuente: ABI, Santa Cruz de la Sierra, 16may10]

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