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30jun13


La vida puede perderse en cada curva de la vía a Tarija


Los cerros son el candado que encierra a Tarija y la llave para abrirlo es una carretera que le permite comunicarse con el país y también con Villa Montes, uno de los dos pueblos donde está la billetera de todo el departamento, porque en el subsuelo hay millonarios bolsones de gas natural. Esa ruta estrecha, empolvada, con abundante niebla y atorada de curvas, es también un reto a la precisión de los conductores y un escenario donde la vida se pone en juego en el 60% de sus 290 kilómetros de tortura.

Por esa vía, por la que Tarija alimenta a una parte del país con verduras y transporta sus vinos de altura, han ocurrido los peores accidentes y, en 2013, el 15% de las 92 desgracias viales que ocurrieron en todo el departamento, según la Dirección Departamental de Tránsito.

En el punto cero de la ruta, en el puente Hustares de Villa Montes, los vehículos de transporte público y privado solo se detienen para que el conductor pague el peaje y muestre su licencia de conducir. Nadie pregunta si lleva botiquín o extintor ni verifica si se carga alcohol en la cabina. Los que ya conocen la vía saben que están en la boca de un animal horizontal angosto y que a 10 kilómetros está la garganta y mide 12 kilómetros.

El temido Angosto

El Angosto es un tramo estrecho por el que se puede y se debe transitar en un solo sentido. Nunca deben toparse un motorizado que va de Villa Montes y otro que viene de Tarija, porque no hay espacio para dos. En realidad, hace una década que ahí se protege la vida humana, desde que Petrobras, que opera el campo gasífero San Antonio, puso cuatro puestos de control, con personal equipado con banderas verdes y rojas y un sistema de radio para evitar que los vehículos se encuentren de frente, así como para avisar a la Policía cuándo alguno terminó en el despeñadero, a orillas del río Pilcomayo.

Julio Pérez, David Sánchez y Beimar Romero son los guardianes de la vida y trabajan para la compañía Servicios Petroleros de Bolivia, contratista de Petrobras. Su misión es que el 'plan de cero accidentes' sea una realidad cotidiana. Por ese tramo circulan los vehículos de la petrolera, pero el beneficio es para más de 500 motorizados que pasan a diario. Lo malo, coinciden, es que hay conductores de servicio privado que a veces manejan 'medio ebrios' y que se pasan de largo, burlando el control. El resultado suele ser catastrófico. Cuando dos motorizados se encuentran de frente, buscan abrirse paso de retro, un pequeño espacio entre el cerro y el precipicio. A 120 metros abajo está el Pilcomayo mirando con sus aguas diáfanas

"Yo he visto accidentes bien feos", coinciden. Después, relatan la forma cómo el vehículo se perdió en el precipicio. Cuando eso sucede, piden socorro al puesto policial de Villa Montes o de Entre Ríos, que están a 18 y 60 km respectivamente. Pero el auxilio, dicen los conductores, tarda en llegar por lo menos dos horas. Una eternidad para quién se ha ido abajo.

"El personal de Tránsito no es suficiente. Por eso muchos hechos que se presentan no pueden ser intervenidos con prontitud", dice desde Tarija Ángel Mantilla, comandante departamental de Tránsito. Raúl Menacho, un conductor de servicio público, reniega. Lamenta que quien esté protegiendo la vida humana sea una empresa privada y no el Estado. "Aquí debería estar la Policía evitando accidentes", dice. Mantilla responde que Tránsito no tiene el suficiente personal.

Hay un sector en que, además de la curva cerrada, existe una pared de roca que tiene la forma de una visera, con la que chocan los buses de dos pisos o los tráileres que no logran dar la curva perfecta. La roca, de tantos golpes, tiene fragmentos de colores.

Las curvas y la niebla

Pasar el temido Angosto no es pasaporte que garantice que se llegará a destino sano y salvo. Desde el km 30 la carretera si bien es más ancha, sigue sorprendiendo con sus curvas la bruma espesa que disminuye la visión del horizonte a solo 10 metros al frente.

Por más que el conductor toque la bocina en cada curva, tiene serias posibilidades de maniobrar con soltura cuando lo sorprenda un vehículo que viene de bajada. El motorizado en el que viaja el equipo de EL DEBER estuvo nariz con nariz con otros en cinco ocasiones y en una, con posibilidad de caer al barranco.

Las cruces están por todos lados y recuerdan las tragedias que ocurrieron. En una curva hay cinco. En una de ellas está escrito: 6 de junio de 2005, Rafael Contreras. En otro lugar, hay 21 cruces. La fecha fatídica es el 26 de julio de 2009.

El único hombre que vive a metros del camino, en una casa de barro, cuenta que todos murieron tras el embarrancamiento de un bus que se dirigía de Tarija a la provincia Gran Chaco. "El hecho se produjo a las dos de la madrugada", cuenta con una precisión como si las muertes hubieran ocurrido ayer

Análisis

El mayor problema es la incomunicación

Por Ángel Mantilla, Comandante de Tránsito de Tarija

En la carretera que une a Tarija con Villa Montes tenemos un tramo bastante largo, de casi 300 km que es solo una carretera de tierra. Esa es la mayor dificultad. Como en toda ruta, la recomendación va dirigida siempre al conductor que es el que determina en qué condiciones viajar.

Los efectos por imprudencia y falta de respeto a las normas de Tránsito a veces tienen sus consecuencias. En esa carretera hay incomodidades y peligros, porque no se amplió el ancho de la vía y el mantenimiento tampoco es frecuente. Existen proyectos de la Gobernación para subsanar ese problema a más tardar en unos cinco años, puesto que en ese tiempo estará asfaltada la ruta.

El primer obstáculo que tiene Tránsito de Tarija es la comunicación que es casi nula en el tramo, por las características geográficas de la región.

Si bien la Policía de Tarija está bien equipada con vehículos, no tiene buen sistema de comunicación. Tránsito tiene puestos de control en Villa Montes, con 10 efectivos, y en Entre Ríos, donde hay cuatro uniformados.

No se cuenta con personal que transite por toda la extensión de la carretera

Claves

1. El Angosto. Comienza a 10 km de Villa Montes. Es un tramo de 12 km. Está rodeado por montañas y, bajo el precipio, está el río Pilcomayo.

2. Inestable. Al tratarse de un camino de tierra, el agua lo convierte en un terreno resbaladizo, exigiendo a los conductores mayor prudencia, ya que ese problema se suma a la estrechez de la vía.

3. Estrategias. Para algunos choferes es mejor viajar de noche porque así pueden ver las luces de los otros vehículos. De día, la bocina es la única forma de alertar sobre la presencia de un vehículo en esa carretera peligrosa.

[Fuente: Por Roberto Navia, El Deber, Santa Cruz de la Sierra, 30jun13]

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