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04ene15


Gualberto Cusi afirma que es la pesadilla de Evo Morales


El magistrado Gualberto Cusi se considera la "pesadilla del Evo", a quien acusa de haber instruido al ministro de Salud Pública, Juan Carlos Calvimontes, revelar ante la opinión pública su estado de salud, contra la normativa vigente.

"Si no hay una orden de arriba, es difícil que un funcionario de segundo, tercer o quinto nivel ejercite ciertas acciones", dijo en la entrevista dominical del Desayuno de Trabajo de Página Siete.

Según Cusi, el Gobierno optó por "un camino subterráneo, doloso y malicioso" para apartarle del Tribunal Constitucional ante la imposibilidad de hacerlo por la vía jurídica.

Usted fue elegido miembro del Tribunal Constitucional en 2011. ¿Imaginó en algún momento todo lo que le ha pasado en los últimos tres años?

La verdad es que no esperaba estar en estos problemas, pero por otra parte digo que es mejor estar en problemas, porque los problemas perfeccionan al hombre, te hacen maestro, y a partir de esto uno puede actuar con mayor racionalidad, con mayor sabiduría, uno puede aportar a la sociedad.

¿Usted se consideraba un hombre del "proceso de cambio" antes de las elecciones judiciales?

No, jamás, pero apoyé la Asamblea Constituyente hasta la aprobación de la Constitución. También apoyé la primera elección del presidente Morales. En eso no debo mentir. Le he apoyado pensando que se darían grandes transformaciones, porque recuerden que, hasta ese momento, ser indígena originario era prácticamente ser una persona de quinta categoría. Yo veía la parte jurídica y pensaba que quizá podíamos impulsar grandes cambios a través de la Constitución. Tenía la posibilidad de trabajar como asesor de una comisión de la Asamblea, pero preferí quedarme en El Alto y generar grupos de estudio y reflexión.

¿En qué momento se decepcionó de Evo Morales?

Cuando llegué al Tribunal Constitucional. Yo pensaba que existía una política definida para efectuar los cambios en el sistema de justicia, pero me encontré con la misma estructura, las mismas normativas. Mi primera reacción fue pensar: aquí no va a pasar nada. Entonces me acerqué al promotor de mi postulación, el senador Eugenio Rojas. Le dije: el Órgano Judicial está podrido, hay una crisis total, yo no quiero ser parte del problema, yo quisiera aportar. Me dijo que no dependía de él y que lo único que me recomendaba era que no me corrompa y que, si alguien lo hacía, que no se haga pescar.

Fueron sus palabras textuales. Yo veía un problema integral, del Órgano Judicial como tal. El Tribunal Constitucional por sí solo no podía efectuar cambios. Necesariamente tenía que intervenir el Legislativo con nuevas leyes en el marco y la filosofía de la Constitución, pero también tenía que intervenir el Ejecutivo, coordinando y asignando el presupuesto necesario. Después de hablar con Rojas me sentí frustrado. El segundo momento de frustración se produjo con el problema del TIPNIS. Se suponía que el Gobierno era progresista, revolucionario, socialista. Entonces me dije: qué está pasando aquí, con los indígenas de tierras bajas reprimidos. Eso me generó confusión, dudas. Otro momento quizá determinante fue la reelección. Yo vengo de una cultura aymara, donde los cargos públicos o comunitarios no son permanentes. Cada uno tiene la oportunidad y el derecho de ejercer un cargo por turno, obligatoriamente. Cuando viene el tema de la reelección, una vez que se emite la resolución, yo doy mi opinión en sentido de que la resolución ha sido equivocada, manipulada, como que ha sido así, y que la misma es ilegal e inconstitucional. Éste ha sido quizá el punto de ruptura, el punto donde el Gobierno me marca como, recuperando las palabras del ministro de Salud, como un "sujeto peligroso". Alguna gente me había dicho que no tocara el tema, me recomendaba que no me meta.

¿De dónde venían las recomendaciones?

Eran diputados, alguna gente del Gobierno. Algunos eran amigos míos, venían del Gobierno. Ésa fue la gota que rebalsó el vaso.

¿Hubo alguna instrucción para la votación de la reelección?

Nosotros sabíamos que el tema iba a marcar el destino del Tribunal Constitucional. Como ustedes saben, en 2012 tuve problemas de salud y tuve que estar internado, pero además mucha gente decía que yo había dado mi opinión anticipada en el proceso de la elección de magistrados, pero pensé que mis colegas iban a actuar de forma correcta. Yo no voté, pero una vez que salió la resolución, dije que el Tribunal hizo mal en emitir esa sentencia y a partir de ahí se generó todo un problema, pero todos somos libres de opinar sobre cualquier documento.

¿Cree que fue esa divergencia la que originó la persecución en su contra o fue sólo el problema de la Ley del Notariado?

El Gobierno ha estado haciendo seguimiento de todos mis actos, sean personales o jurisdiccionales; ha estado buscando involucrarme en todo, como se ha visto, y a formular denuncias. No encontraban un mecanismo legal para separarme de mis funciones en el Tribunal Constitucional. Yo sabía que estaban investigándome, inclusive me percaté después de que mis llamadas estaban intervenidas, no sólo las mías, sino las de otros magistrados también.

Así sabían con quién hablaba, con quién me reunía, pero no tenían un motivo específico para apartarme del Tribunal. Cuando salió la Ley del Notariado fue la oportunidad del Gobierno para procesarme. El objetivo era yo, no las otras dos magistradas, pero como las dos firmaron conmigo, quedaron involucradas.

Usted ha señalado al Vicepresidente y al Presidente como responsables. ¿En qué se basa su acusación?

En la forma en que se ejerce el poder. De acuerdo con la información y al análisis, he llegado a la conclusión de que no sólo en este Gobierno, sino en cualquier Gobierno, si no hay una orden de arriba, es difícil que un funcionario de segundo, tercer o quinto nivel ejercite ciertas acciones. He revisado el caso de Chaparina, por ejemplo. Ahí, en mi concepto, están involucrados el Presidente, el Vicepresidente y el ministro Sacha. El "caso terrorismo", lo mismo, es un acto planificado, una cuestión política; el caso de la corrupción del Ministerio de Gobierno, lo mismo. Luego he cruzado este análisis con la información de alguna gente que nos informa desde el Palacio de Gobierno y la Vicepresidencia, que nos decía: estás en la mira, cuídate, desde hace un año. Yo decía: no sé qué me pasará, yo estoy en la mira del Gobierno, no sé si asaltarán mi casa, me asaltarán en la calle, me colocarán droga, se inventarán cosas. No es algo anecdótico, no es una acción separada, es una decisión estructural del Gobierno. Muchas veces el señor Morales y el Álvaro salen diciendo que no están comprometidos, que no saben nada. Es más, en mi caso, el Evo se hace al bueno, que está preocupado por mi salud, etcétera, pero por los datos que tenemos nosotros, él conoce todo. Es más, él ordena todo.

¿Usted cree que la declaración del ministro Calvimontes ha sido planificada?

Para mí hay dos elementos centrales. El primero es que probablemente perderán el juicio de responsabilidades, a pesar de que tienen el control, el poder totalitario, en el Legislativo. Hemos sido nosotros, pidiendo que las cosas se hagan conforme a la normativa, los que tenemos la razón. No han podido cumplir su objetivo de separarnos y se han sentido preocupados.

Como no tuvieron buenos resultados por la vía jurídica, han optado por un camino subterráneo, doloso y malicioso.

Hay un segundo elemento. En la medida en que este problema ha ido avanzando mucha gente me decía: estás creciendo, estás haciendo sombra al Presidente y al Presidente no le gusta que le hagan sombra, no le gusta que emerja ningún otro liderazgo. Como políticamente o socialmente estamos creciendo, como adquirimos mayor popularidad, mayor apoyo social, ellos han tomado la decisión de atacarme, no importa con qué argumentos. Y un argumento es mi situación de salud, sin importarles la reserva y la confidencialidad que debía existir. Personalmente no encuentro otro motivo para llegar a esta situación tan extrema. Aquí hay un tema de poder, un tema político. Cuando hay un tema de poder, hay que destruir, hay que eliminar al rival del escenario político.

¿Usted cree que va a volver al Tribunal Constitucional?

Sería lo más correcto, lo más justo, lo más imparcial. Ésa debería ser la decisión dentro del juicio de responsabilidades. Tengo problemas de salud y por lo tanto no estoy en condiciones de defenderme. La normativa dice que cuando una persona no está en condiciones de asumir una actividad, en este caso la defensa, se debe suspender el juicio de responsabilidades y con mayor razón las personas que viven con patologías del VIH. Naciones Unidas y la normativa nacional dicen que el Estado está en la obligación de otorgar trabajo y medicamentos a las personas afectadas. Entonces, al suspenderme, han quebrantado eso. El Vicepresidente y algunos diputados han dicho que soy un mañudo, payaso, y ahora está demostrado que yo no he acudido a mañas. Entonces, corresponde que se me excluya del juicio de responsabilidades y de acuerdo con la normativa que se me restituya en las funciones que tenía en el Tribunal Constitucional.

[Fuente: Página Siete, La Paz, 04ene15]

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