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Juicio a Pinochet




Jeremy Corbyn dice que es una verguenza para Jack Straw que Pinochet pueda ser juzgado en Chile y afirma que la resolución política de Straw se basó en un acuerdo político.


En un viaje relámpago, que finalizó anoche, Corbyn asistió al acto de purificación del velódromo del Estadio Nacional el jueves y se reunió con parlamentarios, ex presos políticos y familiares de víctimas de la represión de la Quinta Región -no sin antes pasar cinco horas en la carretera a Valparaíso el día de la Inmaculada Concepción y ser víctima de robo apenas llegado al puerto. "Luego tuve que pasar mi primera hora en Valparaíso en una comisaría policial por el robo de mi billetera", relató.

El lunes estuvo en el lugar donde sentía que tenía que estar: en tribunales, a la espera del fallo sobre la apelación de la defensa de Pinochet.

"Aún si se pierde este caso [Caravana de la Muerte], vendrán docenas más. Hay mucho terreno que recorrer. El hecho es que la era Pinochet ha sido condenada ante el mundo", dijo a El Mostrador este parlamentario, casado con una exiliada chilena.

En su cuarta visita a Chile -pero la primera desde que su gobierno liberó a Pinochet for "razones humanitarias"- comenzó dos tareas: elaborar un informe sobre el caso judicial en contra de Pinochet en Chile para presentarlo ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento británico, y redactar el primer borrador con el que piensa pedir al gobierno de Gran Bretaña que desclasifique sus archivos sobre la venta de armas a nuestro país.

- Cuando Pinochet estuvo detenido en Londres, usted decía que no había condiciones para juzgarlo en Chile. ¿Sigue pensando lo mismo?

- Creía que si Pinochet hubiera regresado a Chile en octubre de 1998 no habría enfrentado ningún juicio aquí, debido a la Constitución de 1980 y la Ley de Amnistía. Pero el hecho de que estuvo detenido por 17 meses en Londres permitió abrir un espacio aquí en Chile para que los jueces chilenos avanzaran en su investigación y los grupos de derechos humanos promovieran el caso.

El gobierno chileno sabía que Pinochet estaba en Londres en octubre de 1998, y sin duda sabía que el juez Garzón buscaba su extradición. Nunca creyó que iba a ser detenido, como tampoco lo creyó Pinochet. El gobierno chileno estaba totalmente impactado cuando efectivamente sucedió.

Cuando [el ex canciller José Miguel] Insulza llegó a Londres el año pasado, argumentó permanentemente que un juicio a Pinochet en el extranjero era muy dañino para la democracia chilena. Mi argumento con Insulza fue que la Constitución que Pinochet impuso al pueblo chileno en 1980 le permitía evitar ser condenado en Chile. Aún estamos muy lejos de una condena en Chile, pero sí se ha abierto espacio para que las víctimas de Pinochet desarrollen sus argumentos políticamente y también para posibles reformas constitucionales en Chile.

Estoy muy satisfecho con el proceso contra Pinochet en Chile.

- ¿Cree que Pinochet está en condiciones físicas y mentales para someterse a juicio?

- Se ve muy bien. El titular del diario Daily Mirror el día que regresó a Chile fue: "O, Lázaro". Aquí tenemos un hombre que llega en una silla de ruedas, se baja del avión y de repente se levanta y camina, luego de que a nosostros se nos había dicho que estaba prácticamente en su lecho de muerte.

- ¿El proceso a Pinochet en Chile se percibe en el extranjero como fruto de presiones sobre el gobierno chileno, o que se sentía obligado a cumplir su promesa ante la comunidad internacional?

- Primero habría que señalar que la decisión de liberar a Pinochet en marzo pasado se debió a presiones de Chile y Estados Unidos y la conveniencia de las condiciones de salud de Pinochet. Hubo una presión enorme sobre el gobierno británico para que tomara esa decisión, que fue una decisión política, no judicial.

- ¿Hasta dónde querían llegar con el arresto de Pinochet?

- Siempre fuimos críticos del hecho que los sucesivos gobiernos británicos permitieran a Pinochet visitar Gran Bretaña en misiones de compra de armamento, y esta última era una más.

Cuando supimos que estaba en Gran Bretaña lo hicimos público, presentamos una queja sobre sus actividades de compra de armamento, y también tratamos de averiguar qué comisiones los fabricantes de armas británicos le habían pagado.

Luego supimos que el juez Garzón había presentado una orden de arresto en una corte distrital de Madrid, y pedimos al gobierno británico que no permitiera a Pinochet salir del país mientras se tramitara esa orden. La policía londinense actuó con una velocidad increíble, y lo arrestó dentro de tres horas luego de la llegada de ese documento.

Yo iba camino a un canal de televisión, donde iba a hacer un llamado para arrestarlo, cuando recibí el mensaje. Fui uno de los primeros en llegar a la clínica donde estaba Pinochet esa noche para asegurar que no se escapara.

- ¿Se imaginó que duraría tanto su detención?

- No, yo estaba asombrado. Pensé que iba ser un periodo corto.

- ¿Se ha sorprendido el gobierno británico con el proceso judicial en Chile?

-Está muy sorprendido. Pensó que todo había terminado cuando Pinochet se subió al avión. Muchos de nosotros condenamos fuertemente la decisión del gobierno británico de liberarlo. Yo dije que había sido un día de vergüenza para Gran Bretaña.

Es muy vergonzoso para Gran Bretaña -que lo liberó por razones de salud- que Pinochet sea efectivamente juzgado en Chile, ya que el Ministro Straw afirmó que Pinochet no estaba en condiciones de ser juzgado en Inglaterra ni en ninguna parte del mundo.

- ¿Por qué cree que Straw tomó esa decisión política?

- Creo que hubo una negociación entre los británicos, estadounidenses y chilenos en julio de 1999 durante una reunión en Río de Janeiro. Es una sospecha, pero que es apoyada por muchos observadores independientes, particularmente en Estados Unidos. Era Estados Unidos, sobretodo, que no quería un juicio a Pinochet porque no podría haberse realizado sin examinar las condiciones previas al golpe militar y su apoyo a él.

- Qué ha signifcado el caso Pinochet para la carrera política de Straw?

- Inicialmente, Straw recibió mucho apoyo del Partido Laboral por haber autorizado el arresto de Pinochet. Fue completamente lógico cuando dijo que este era un proceso legal y no interferiría. Mucha gente se enfureció cuando autorizó la liberación de Pinochet por razones médicas, porque no las creían.

Creo que fue muy vergonzoso para él cuando Pinochet se bajó del avión y comenzó a correr como un cachorrito por el aeropuerto. Y ahora que está siendo procesado en Chile -aunque esta decisión haya sido suspendida- ha sido muy perjudicial para Straw.

- ¿Cuáles han sido las consecuencias políticas en Gran Bretaña?

- El hecho de haber detenido a Pinochet en Londres fue muy importante. Ganamos un fallo que sentó un precedente muy importante, que estableció que los ex dictadores no tenían inmunidad ante los tribunales británicos.

Lo que ha hecho el caso Pinochet es ayudar a la aprobación del Tribunal Penal Internacional en el Parlamento inglés. Probablemente la próxima semana se presente un proyecto de ley para incorporar el Estatuto de Roma [que crea el TPI] a la legislación británica.

También ha significado un detallado análisis de varios dictadores extranjeros que ayer y hoy visitan y compran armas en Gran Bretaña. Esto ha llevado a manifestaciones frente a la Feria Internacional de Armas, y a un informe especial de cuatro comisiones parlamentarias pidiendo la fiscalización parlamentaria de todas las exportaciones de armamentos.

Entonces, la detención de Pinochet ha tenido un efecto tanto en términos de derechos humanos y derecho internacional como en relación a las exportaciones de armas de Gran Bretaña.

- ¿Respecto de la compra de armamento por parte del régimen militar chileno -y posterior- qué pasos podrían tomar en Gran Bretaña?

- Hay presión para desclasificar documentos en Europa, particularmente en Gran Bretaña, ya que fue un gran proveedor de armas al régimen de Pinochet. Recién aprobamos un ley de libertad de información, parecida a la que tiene Estados Unidos.

Esta ley es positiva en cuanto existe, pero negativa porque permite la retención de documentos por razones de seguridad nacional. He sostenido conversaciones con mucha gente esta semana en Chile, incluyendo con Peter Kornbluh, del National Security Archive, para identificar el tipo de información que queremos que Gran Bretaña desclasifique. Voy a proponerlo en el Parlamento apenas vuelva. Ya comencé aquí en Chile a redactar las preguntas al gobierno británico; por ejemplo, cuántos documentos existen, dónde están, cuántos están clasificados, bajo qué criterios, etc. Pero Gran Bretaña es una sociedad mucho más reservada que la estadounidense.

- ¿A qué tipo de información quieren acceder respecto del régimen de Pinochet?

- Queremos información sobre la venta de armas a Chile, algo que comenzamos a investigar en 1980 bajo Margaret Thatcher, y sobre el uso de bases militares chilenas durante el conflicto Falklands/Malvinas. Yo traté este tema en el Parlamento en 1985, cuando sospechamos que paracaídistas británicos estaban usando bases chilenas. En esa época, el gobierno de Thatcher se negó a responder cualquier consulta sobre esto, a pesar de la gran presión que ejercimos a mediados de los ochenta.

Sin embargo, luego del arresto de Pinochet en Londres, la señora Thatcher lo admitió, cuando declaró que Pinochet había "salvado" a Gran Bretaña en 1982. Creo que se confundió entre salvar al país y salvarse a sí misma. En todo caso, dijo específicamente que Chile había dado apoyo militar, lo cual siempre se había negado a comentar.

[Fuente: Pascale Bonnefoy Miralles para el diario El Mostrador, Santiago de Chile, 13dic00]


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor, UE, 13dic00


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