Persona, Estado, Poder
Complicaciones neurológicas en pacientes afectados por las violaciones de los derechos humanos

Jacob Riffo R., médico-neurólogo
María Soledad Espinoza C., asistente social
María Luisa Ortiz R., asistente de investigación

III Conferencia «Salud, Represión Política y Derechos Humanos».
Santiago, 24-29 noviembre de 1991.

I. Introducción

El presente trabajo es una comunicación preliminar de un proceso de sistematización de nuestra práctica de atención multi disciplinaria e integral a personas que han sufrido directamente la tortura, familiares de presos políticos y expresos políticos, familiares de detenidos desaparecidos, de ejecutados, y de retomados al país.

Hemos considerado los pacientes atendidos por nuestro equipo entre los años 1984 y 1990, período en el que hemos dado asistencia a 1629 casos. De este universo, hemos seleccionado sólo a aquellos que han vivido la tortura en forma directa o «cara a cara» (786 casos).

II. Material y método

Para la realización de este estudio hemos usado la información obtenida de la revisión de nuestras fichas clínicas, la que incluye:

  • Ficha de ingreso
  • Informe social
  • Ficha médica
  • Exámenes complementarios (si es preciso)

De los 786 casos seleccionados, constatamos signos neurológicos en 310 de ellos. De estos, hemos seleccionado 147 casos en los cuales la complicación neurológica aparece como predominante.

Debemos señalar que todos estos pacientes han vivido experiencias de tortura fundamentalmente de tipo física (golpes, colgamientos, aplicación de electricidad, asfixia, etc), acompañadas siempre de torturas de tipo psicológicas como amenazas, chantaje, incomunicación, vejaciones y otras.

De la muestra de 147 casos, 55 corresponden a mujeres y 92 a varones y su distribución por edad y sexo se aprecia en el Cuadro 1.

Cuadro 1 Distribución por edad y sexo
Edades Hombres Mujeres Total %
ADOLESCENTE 14-18 3 2 5 3.5
JOVEN 19-29 36 20 56 38.0
ADULTO JOVEN 30-43 41 25 66 44.9
ADULTO 44-59 11 7 18 12.3
ADULTO MAYOR 60 y más 1 1 2 1.3
Total 92 55 147 100%

Cabe destacar que 49 casos eran presos políticos y por lo tanto fue dentro del recinto carcelario en donde realizamos la atención. Este hecho hacía difícil la obtención de antecedentes y de exámenes complementarios y el examen clínico se realizaba dentro del marco de dificultades y riesgos de esos tiempos.

Los pacientes que recibieron la atención en la consulta ambulatoria, luego de haber vivido la situación de tortura en forma reciente o ya pasados algunos años, fueron 98.

Por último, la gran mayoría de los cuadros neurológicos (89.1%) aparecen después de la situación de tortura y sólo un 10.9% tenía antecedentes, aún cuando su sintomatología se agudizó o reapareció durante o luego de la tortura.

Al revisar los 147 casos de nuestra muestra, constatamos que un porcentaje significativo de ellos tenía, junto con el diagnóstico neurológico predominante, otros diagnósticos y síntomas clínicos. No abordaremos ahora este aspecto, pero necesariamente tendremos que considerarlo más adelante en una profundización de este estudio.

III. Resultados

Los hallazgos clínicos en los 147 casos analizados se muestran en Cuadro 2.

Cuadro 2. Manifestaciones Clínicas
Nș Casos (%)
CEFALEA 60 49.9
COMPLICACIONES NEUROLOGICAS
SECUNDARIAS A TEC 31 21.1
TRASTORNOS DE ORDEN PSICOORGANICO 14 9.5
TRASTORNOS OSTEOMUSCULARES 14 9.5
COMPLICACIONES RAQUIMEDULARES 8 5.4
EPILEPSIA 11 7.5
COMPLICACIONES NEUROLOGICAS
PERIFÉRICAS 6 4.1
TRASTORNOS POR USO DE SUSTANCIAS 3 2.0
TOTAL 147 100%

Como podemos observar, predominan las cefaleas y las complicaciones neurológicas secundarias a traumatismo encefalocraneano.

1. Cefaleas.

Las cefaleas constituyen el 40.9 % (60 casos) de los diagnósticos encontrados. Las hemos clasificado según se muestra en Cuadro 3.

Cuadro 3. Tipo de cefalea
CEFALEA TENSIONAL 46
JAQUECA 14
TOTAL 60

a) Cefaleas tensionales.

En la gran mayoría de los casos la cefalea apareció luego de la experiencia de tortura y sólo en 4 casos existían antecedentes, pero su frecuencia e intensidad se acentuaron después de aquella.

Observamos que no había diferencia de sexos y que no se presentaba en adolescentes ni en adultos mayores, encontrándose este cuadro clínico principalmente en pacientes entre 19 y 43 años de edad.

La cefalea tensional iba asociada, en la mayoría de los casos, a insomnio, depresión, angustia, labilidad emocional, dolores musculares, hiperestesia emocional, irritabilidad, inquietud psicomotora.

El mecanismo más importante en la producción de cefalea era la ansiedad secundaria a la tortura, la que se acentúa además por trastornos de orden familiar, económico y laboral. En el caso de los presos políticos esta situación se ve agravada por su propia condición y por las dificultades que han tenido para recuperar su libertad; problema que hasta el día de hoy se encuentra sin solución.

b) Jaquecas.

Las jaquecas se presentan principalmente en las mujeres; de 14 casos, 10 eran mujeres y 4 varones.

En 12 casos la jaqueca aparece después de la tortura y sólo en 2 de ellos existían antecedentes de jaquecas, las que se agudizaron al vivir esta experiencia represiva.

En 2 casos las jaquecas se presentaban acompañadas de manifestaciones neurológicas; en un caso con una hemianopsia y en el otro, junto con la jaqueca, aparecía sintomatología parestésica de hemicuerpo izquierdo.

2. Complicaciones neurológicas secundarias a TEC.

Estas complicaciones las hemos dividido entre los casos en los que el TEC provocó pérdida del conocimiento y en los que no ocurrió. (CUADRO 4 )

Cuadro 4 . Complicaciones neurológicas secundarias a TEC
CON PERDIDA DE CONOCIMIENTO 24
SIN PERDIDA DE CONOCIMIENTO 7
TOTAL 31

De los 24 casos en los que hubo pérdida de conocimiento, en 23 el TEC fue provocado por golpes con objetos contundentes y en un caso por impacto de bala (con pérdida de masa encefálica, quedando el paciente con un extenso daño frontal bilateral de predominio derecho).

Cuatro casos sufrieron el TEC antes de la tortura, pero se acentuaron después de esta síntomas previos como las cefaleas, y en uno de estos casos se agregó sintomatología de deterioro orgánico cerebral.

La mayor parte de estos pacientes, luego del TEC, quedaron con diversas molestias osteomusculares y cefaleas; en 3 casos esta sintomatología persistió durante largo tiempo.

En un caso en que el paciente fue golpeado con objeto contundente en el lado derecho del cráneo, luego de evolucionar con sintomatología neurológica fluctuante durante un mes, el paciente se agravó debiendo ser hospitalizado de emergencia con los siguientes diagnósticos:

  • TEC abierto complicado
  • Contusión cerebral frontal derecha y neumoencéfalo frontal ipsilateral.
  • Fractura fronto lateral derecha con irradiación a techo orbitario y hundimiento del piso anterior derecho.
  • Meningitis purulenta
  • Sepsis
  • Desnutrición calórica proteica

Luego de su alta, nuestro equipo hizo tratamiento neuropsiquiátrico y apoyo psicopedagógico, lográndose una recuperación parcial. Sin embargo, este paciente, un joven sano antes de la tortura, de 23 años, quedó con secuelas de afasia mixta, hemiparesia derecha y pérdida de la visión en el ojo derecho.

Los 7 casos en los que no hubo pérdida del conocimiento, recibieron golpes dirigidos a la cabeza, además de otros tipos de torturas.

En todos ellos se presentaron cefaleas de tipo postcontusional y en muchos, se agregaron dolores osteomusculares. Un caso presentó ruptura timpánica provocada por golpes eléctricos.

3. Trastornos de orden psicorgánico

De los 14 casos, 7 fueron atendidos al interior de la cárcel.

En un 90% de los pacientes que presentaron este tipo de trastornos no hubo pérdida del conocimiento durante la tortura.

Destacamos que dentro de estos 14 casos sólo uno estaba en la década de los 50 años; todos los demás eran menores de 40 años, de modo que sus trastornos de memoria no tenían ninguna relación con la edad cronológica en la que habitualmente aparecen.

En los 14 casos encontramos pérdida de memoria para hechos recientes, fallas de concentración, pérdida de la capacidad de asociar ideas, olvido de nombres, personas y lugares.

En 2 casos la pérdida de memoria era de tipo lagunar (amnesia lagunar).

En 5 casos se planteó el diagnóstico de síndrome psicoorgánico debido al cuadro clínico que presentaban; sin embargo, este diagnóstico no pudo ser comprobado con exámenes de laboratorio o psicométricos por las condiciones de prisión en que ellos se encontraban.

En los 9 restantes, el trastorno de memoria era significativo y estaba asociado a un síndrome reactivo de tipo ansioso o depresivo, de larga duración.

4. Trastornos osteomusculares.

De los 14 casos que presentaron este cuadro, 13 eran varones.

En 2 casos los trastornos osteomusculares se presentaban antes de la tortura, pero producto de ella se reagudizaron.

Observamos que en 9 casos predominaban las dorsalgias, muy en relación a cuadros tensionales agregados y secundarios a tortura dirigida a columna.

En 4 casos hay diagnósticos heterogéneos, como dolores de columna cervical y de extremidades inferiores con sensación de paresias intermitentes.

Destacamos a un paciente de 37 años, sometido a brutal tortura física, a raíz de la cual quedó con un compromiso osteoarticular-muscular, secundario a fractura de tercio superior del esternón; secuela de artritis aguda en hombro izquierdo; parestesias de extremidades superiores sin lesión orgánica demostrable; muy probables secuelas de traumatismos por electricidad y compromiso oseotibial de etiología desconocida.

Destacamos que este paciente, antes de la tortura era un hombre absolutamente sano.

5. Complicaciones raquimedulares.

En todos los casos que se presentaban estas complicaciones hubo traumatismo directo de la columna, ya sea por golpes o colgamiento prolongado.

De los 8 casos, 2 tenían antecedentes de discopatía lumbar.

Observamos que 6 casos presentaron lesiones lumbosacras, 3 de las cuales tuvieron hernia del núcleo pulposo que en 2 casos fueron operadas.

Los 8 casos presentaban síndrome lumbociático.

Un caso tuvo lesión de la columna cervical y otro, compromiso tanto de la columna lumbar como cervical.

6. Epilepsia.

En los 11 casos de epilepsia, la tortura física y especialmente los golpes dirigidos a la cabeza y la aplicación de electricidad generalizada fue significativa, produciéndose en algunos de los pacientes pérdida del conocimiento durante la tortura.

En un caso existía antecedentes familiares de epilepsia y en otros dos existían antecedentes de epilepsia antes de la tortura, pero luego de ella la frecuencia de las crisis aumentó. En un caso la aplicación de electricidad provocó crisis convulsiva, dejando una hemiparesia derecha como secuela.

Observamos que de los 11 casos, en 2 la epilepsia se desarrolla meses después de la tortura; en otros 2 aparece entre 8 y 10 años después, en este último caso el scanner demostró una atrofia focal de polo temporal izquierdo secuelar contusional.

En 8 casos la epilepsia fue ratificada por EEG seriados; sin embargo, en 2 casos fue imposible realizar exámenes por encontrarse encarcelados.

7. Complicaciones neurológicas periféricas.

Se trata de 6 casos, en 3 de los cuales la lesión neurológica periférica se produce por herida a bala, en 1 por colgamiento y en 2 por aplicación de electricidad y golpes.

8. Trastornos por uso de sustancias.

De los 310 pacientes torturados que habíamos seleccionado en primera instancia, encontramos que en 10 casos existían diagnósticos de alcoholismo. Sin embargo, para la muestra de este estudio seleccionamos sólo a 3 de ellos, en los cuales la ingestión de alcohol estaba directamente relacionada con la experiencia de tortura.

Los tres casos corresponden a varones de entre 30 y 43 años y en un caso, además del diagnóstico de alcoholismo, había un probable deterioro psico-orgánico.

IV. Comentarios

Como ya se advirtió, las reflexiones que siguen son sólo preliminares:

  1. Es interesante señalar que de 786 casos de torturas, 310 presentaban síntomas de la esfera neurológica (39.4%). En 147 casos (18.7%), el síndrome neurológico era lo predominante.
  2. Destacamos que un 89.1% de los cuadros neurológicos es consecuencia directa de la tortura.
  3. El cuadro neurológico predominante es la cefalea y dentro de ella, la cefalea tensional, cuyo mecanismo es la ansiedad secundaria a tortura y a todas las otras situaciones que están ligadas a ella como la prisión política, problemas económicos, laborales, familiares. La gran mayoría de estos casos corresponde a los sectores sociales más pobres.
  4. Muy someramente señalamos que los trastornos de orden psico-orgánico, (9.5%), son significativos ya que afectan a jóvenes provocándoles serias dificultades en su vida individual y relacional.
  5. Grave nos parece que la tortura haya podido provocar o agravar un cuadro de epilepsia.
  6. Por último, reiteramos que el cuadro neurológico estaba siempre asociado a trastornos de orden depresivo, ansioso, de carácter reactivo y que muchas veces se complicaron con trastornos psicosomáticos.

La profundización de este trabajo nos lleva obligatoriamente a identificar los mecanismos neuropsicológicos que provocan trastornos orgánicos cerebrales.


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 05abr02
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