DDHH EN COLOMBIA

DESPLAZADOS

Deplazamiento rural:

violencia y pobres.

Por Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento CODHES


Este artículo es un resumen de un estudio de Codhes sobre el tema realizado por Flor Edilma Osorio y Fabio Lozano, por solicitud de la Consejería Presidencial de Derechos Humanos y financiado por la embajada de Holanda. Como resumen pretende realizar un análisis socio-económico, cuantitativo y cualitativo, de la problemática de la población rural más vulnerable del país, que se encuentra en situación de desplazamiento, con miras a ofrecer algunos elementos para la comprensión reciente y la intervención institucional pública y privada. Sus alcances y restricciones se limitan a un grupo particular, los pequeños productores y asalariados rurales, desplazados entre los meses de octubre 1994 a noviembre de 1995.

Indice.

Introducción
Contexto del desplazamiento rural
Características de la población desplazada
Corrientes y dinámica del desplazamiento
Ubicación y condiciones actuales
Tendencias en las necesidades y expectativas
Presencia institucional
Algunas recomendaciones
Procesos a nivel preventivo
Con respecto a la intervención institucional
Propuestas sobre programas específicos
Atención general en lugares de ubicación
La cuantificación y necesidades de conocimiento del desplazamiento
CUADROS
ESTADISTICOS
Calidad de la tenencia de la tierra antes del desplazamiento
¿Qué pasó con la tierra?
Superficie de la propiedad de los desplazados
Municipios que expulsan más población
Ocupación antes y después del desplazamiento
Tenencia de la vivienda antes y después del desplazamiento
Tipo de la vivienda antes y después del desplazamiento.
Superficie a la que tenían acceso los desplazados.

Introducción.

Cada tres horas son obligadas a huir cuatro familias con vínculo rural de su lugar de vivienda y trabajo, por acción o decisión de diversos actores armados y en desarrollo de múltiples estrategias políticas, económicas y sociales. Se estima que ente 1985 y 1994 fueron desplazados 58.854 familias con vínculos rurales ( Conferencia Episcopal-Codhes). Esta alarmante cifra, muestra un fenómeno que se acrecienta en la medida en que persisten los fenómenos de la violencia crónica que se resiste a desaparecer en Colombia.

La investigación se desarrolló a partir de varias estrategias metodológicas. Por una parte, se buscó una aproximación de tipo cuantitativo, a partir, del Sistema de Información de Hogares desplazados por la Violencia, SISDES. De allí, se aislaron y caracterizaron los que denominamos HOGARES CON VINCULOS RURALES entendiendo por tales a quienes poseían, antes del desplazamiento, por lo menos, una de las tres características siguientes:

- residencia en una vereda,

- acceso a la tierra,

- ocupación de por lo menos uno de los miembros del hogar en actividad agropecuaria como productor o asalariado.

Por otra parte, y en un nivel más cualitativo, se realizó trabajo de campo en tres zonas: Urabá, Magdalena Medio y Meta, aislando la información de los municipios implicados en estas zonas. Para el efecto se hicieron entrevistas con funcionarios de OGs, ONGs, organizaciones de desplazados y miembros de familias rurales en situaciones de desplazamiento.

El artículo se organiza en cuatro partes: En primer lugar, un contexto sobre el problema del desplazamiento en zonas rurales en el país. una segunda parte, en la cual se caracteriza la población rual desplazada, fruto del estudio. El tercer acápite se refiera a la presencia institucional que atiende esta problemática. Finalmente, se plantean algunas recomendaciones para la atención de esta situación.


Contexto del desplazamiento rural en Colombia.

El desplazamiento ha hecho parte de un estilo o motor de la historia del pais, especie de eje vicioso de destrucción-reconstrucción-destrucción de relaciones económicas, políticas, técnicas, ecológicas y culturales de la sociedad colombiana. En este sentido, el desplazamiento de la población rural no es sólo el problema de un 2% de la población colombiana, generalmente. de origen campesino. Es el problema de todos.

La violencia y el desplazamiento son expresiones de dos tipos de conflictos que se complementan y entrecruzan, pero que es necesario distinguir, para una sana comprensión y formulación de alternativas: el conflicto por la tierra y el conflicto por el territorio.

En el caso de conflicto por tierras, se refiere a la estructura concentradora de la tierra y a las relaciones competitivas por este recurso, que se manifiestan en antagonismos entre latifundio ganadero ylo empresa agroindustrial y el minifundio campesino. Se trata de competencias entre actores económicamente fuertes frente a otros más débiles, por un recurso escaso e importante no solamente para la explotación agropecuaria, sino también para la minera. Estos conflictos usualmente se concentran en espacios locales y penen que ver con la propiedad y el control sobre la tierra.

En el caso de conflictos por territorios, se refiere al dominio y control del ten-itorio como espacio estratégico de orden politico y económico. Puede tratarse bien de fuerzas que quieren sacar de su paso a competidores que cuestionan su poder, como grupos de izquierda, o a fuerzas guerrilleras o paramilitares que se disputan el dominio territorial.

Estos Conflictos se orientan hacia la población que ocupa una región, es decir, tiene un radio de impacto mayor. En estos casos, la tierra como parte importante del territorio tiene un papel que va más allá de su función productiva, pues funcionan como espacio comercial, fuente de recursos naturales, área de paso, conexión o refugio, etc.

Ahora bien, usualmente estos dos problemas se superponen y complementan y la diferenciación podría hacerse, más por el mayor énfasis que alcanza uno de ellos en determinada región, que por la no presencia del otro. por ejemplo, podemos decir que en Urabá hay un mayor énfasis del conflicto por el dominio territorial y en el Cesar, un mayor énfasis del conflicto de tierras.

La violencia juega un papel de comodín, entre causa y efecto, de la ambición y la búsqueda por concentrar los espacios productivos rurales, en medio de un proyecto modernizante que se apoya en la explotación de la tierra, o que exige el dominio territorial, y que se está construyendo a sangre y fuego. Hay una reconcentración de la propiedad de la tierra, acentuándose la polarización entre el neolatifundio y el mini y microfundio. Las mejores tierras y los espacios estratégicos se constituyen en objetivo prioritario de fuerzas violentas que, creando confusión y amparados en la impunidad, propician la expulsión de los pobladores más vulnerables, y dejan así el campo abierto al desarrollo de sus intereses económicos y políticos. Vale la pena considerar que tanto la tierra como el territorio han ido adquiriendo distintas valoraciones que tienen que ver, entre otros, con los recursos naturales, su condición geo-estratégica y que van más allá de la tradicional- explotación agropecuaria.

Una de las consecuencias de la violencia y el desplazamiento es, entonces, la pérdida de a tierra por parte de las familias rurales. Sin embargo, su atención implica mucho más que la preocupación por dotar de tierra a las familias rurales desplazadas que quieren regresar a1 campo, problema que, por supuesto, debe ser atendido.

Una forma característica del ejercicio de la violencia rural es la selectividad con que actúa contra los puntos neurálgicos de las sociedades locales, que son los líderes y miembros de las organizaciones campesinas, cualquiera que sea su carácter Ello ejerce un impacto enorme amedrentando y desplazando las familias circundantes. Esta estrategia, además le los efectos económicos descritos, disuade los procesos de organiación de las sociedad civil rural que, luego del desplazamiento, van a tener muy pocos deseos de constituirse en una fuerza organizativa para denunciar su situación y para gestionar colectivamente la solución de sus necesidades. Las experiencias traumáticas van llevando a| relegar la participación política en sus diversas manifestaciones. Los procesos de la violencia rural, se entretejen de manera muy sutil pero muy fácil, con los conflictos derivados de las estructuras locales de poder.

Estos, a su vez, han ido sufriendo en mayor o menor medida los efectos de los procesos de descentralización. De esta manera, se articulan y encubren intereses locales, gnupales ylo individuales, dentro de intereses regionales y aún nacionales.

Las limitaciones de las relaciones entre las instancias local-regional-nacional dentro de una descentralización en lento proceso de ajuste, impiden la oportunidad, eficiencia y autonomía para intervenir en los problemas de violencia, tanto en sus causas como en sus consecuencias. Al dimensionar la crisis agropecuaria, manifestada con énfasis en la primera mitad de ésta década es necesario resaltar que ella se debe, fundamentalmente, a la apertura económica y al modelo de desarrollo que se ha impuesto.

La violencia rural, es también un factor influyente en dicha crisis pero tiende a sobrestimarse, desde lecturas que no dan cuenta de la complejidad de actores que la provocan y estimulan, ni de la diversidad de efectos y de grupos afectados. Así, es necesario valorar suficientemente el efecto de la crisis agropecuaria y de la violencia en los pobladores rurales más pobres, que como productores y asalariados, contribuyen a la consolidación del mercado interno de alimentos y de los productos del sector para el mercado internacional. Poner al descubierto el impacto en estas poblaciones, debido al desplazamiento, implica evidenciar y denunciar junto con las múltiples violaciones de los derechos humanos y la tragedia personal que ello significa, la ruptura intempestiva en procesos dinámicos políticos, sociales y productivos.


1. Caracteristicas de la población rural desplazada



En síntesis, la población rural a la que nos estamos refiriendo, se caracterizaba antes de su desplazamiento por ser, en su mayoría, propietarios pobres y asalariados agrícolas, quienes aunque no poseían la tierra la trabajaban para otros, en distintas formas. Como bien prioritario dentro de la población rural, la tierra era ya un recurso escaso en estos hogares.



Cuadro nº: 1

Area del terreno a la que los hvr tenían acceso antes del desplazamiento.

Hectáreas
%
Menos de 1 ha. 22,30
Entre 1 y 10 ha. 36,26
Entre 11 y 20 ha. 13,28
Entre 21 y 50 ha. 15,77
Entre 51 y 100 ha. 8,33
Más de 100 ha. 4,05
No responde 1,58
Total 100,00
El total corresponde al 82.2% de los HVR que tengan acceso a la tierra antes del desplazamiento. Fuente:Cálculo sobre SISDES I, CODHES. 1996.





2. Corrientes y dinámica del desplazamiento.


3. Responsables y formas de desplazamiento.




4. Ubicación y condiciones actuales.

  1. La llegada y ubicación en los nuevos sitios en gran parte de los casos se realiza sin contar con ayuda alguna. Así lo manifiesta el 42.4% de los hogares rurales consultados, proporción que se mantiene igual frente a lo indicado por los hogares rurales desplazados entre 1985 y 1994. En cuanto a las fuentes de ayuda, la muestra indica que el 29.6% de los hogares que han contado con algún apoyo lo han recibido de familiares y amigos. La Iglesia, las organizaciones comunitarias, las ONG's, y las organizaciones estatales, son mencionadas por los encuestados entre un 5% y un 6.5% cada una. El 31.2% de los hogares asegura haber recibido ayudas de dos o más organizaciones y personas de las ya mencionadas. Con respecto a las ayudas recibidas, los encuestados respondieron que en un 53.1% de los casos, fueron apoyados en dos o más servicios en materia de alimentación, vivienda, salud, educación, asistencia legal o apoyo moral.
  1. Para cubrir una sola de las anteriores necesidades, se registra que se ha recibido apoyo para alimentación (13.3% de los casos), vivienda (12.0%), apoyo moral (8.4%) y otras ayudas (7.1%). La salud, la educación y la asistencia legal han sido menos satisfechas, de pronto por haber sido menos apremiantes.


  2. La situación de la vivienda, para los desplazados de los último 15 meses, es bastante difícil. Unicamente la mitad de las familias que antes del éxodo vivían en casa, continúan haciéndolo, mientras que el número de quienes viven un un cuarto alquilado, se quintuplicó. Ello muestra al incremento en el hacinamiento. La tenencia de la vivienda también se modificó sustancialmente: de 5 familias que antes del desplazamiento vivian en casa propia, ahora sólo una habita en propiedad. El arrendamiento y la invasión se triplicaron.






Cuadro nº: 2

Tipo de la vivienda antes y después del desplazamiento para hvr

Tipo de vivienda
Antes
%
Despues
%
Casa 82,59 42,41
Cuarto 11,48 50,56
Carpa 2,41 2,96
Combinación de dos 0,19 0.19
No responde 3,33 3,70
Total 100,00 100,00
Fuente: Cálculo sobre SISDES, CODHES, 1996.

Cuadro nº: 3

Tenencia de la vivienda antes y después del desplazamiento para hvr.

Tenencia de la vivienda
Antes
%
Despues
%
Propia 67,59 14,26
Arrendada 13,89 43,52
Otra 14,63 38,15
Combinación de dos o más 0,19 0,37
No responde 3,70 3,70
Total 100,00 100,00
Fuente: Cálculo sobre SISDES- CODHES 1996
  1. En cuanto al acceso a los servicios de electricidad, acueducto y alcantarillado, se registran aumentos en la cobertura que alcanzan el 30%. Desde algunos indicadores de la medición de las necesidades básicas para deteminar la pobreza, podria leerse al desplazamiento como un factor que propicia mejores condiciones de vida.


  2. Efectivamente, dadas las condiciones de abandono rural y las caracteristicas con que usualmente se atienden estas necesidades, que implica la existencia de una alta densidad poblacional, los desplazados ubicados en cascos urbanos gozan ahora de algunos servicios ya existentes alli.


  3. Sin embargo, el acceso a tales servicios, no significa mayor cosa dentro del conjunto de situaciones de los hogares desplazados: gran hacinamiento, pérdida de la propiedad sobre su vivienda, abandono forzozo del trabajo que les generaba sus ingresos y su subsistencia, drástica reducción en la escolaridad de los niños y bajo nivel de ingresos. Por el contrario, el proceso de pauperización que produce el desplazamiento es creciente, inmediato, en muchos casos irreversible, con efectos rápidos en los miembros del hogar más vulnerables, y con tendencia a empeorar.


  4. Cuatro de cada 10 jefes de hogar no habían recibido ningún ingreso en el último mes, en el momento de la encuesta; y 2 de cada 10, recibieron únicamente el equivalente a medio salario mínimo (de 1995). Cerca de una cuarta parte de los hogares lograron entre medio y un salario mínimo y, sólo un 12.23% de los jefes de HVR logró una suma superior al mínimo.


  5. Como se puede apreciar en el cuadro No.4, se disminuye de manera seria la posibilidad de explotación agropecuaria, que reportaba, además de algún ingreso por la venta de excedentes producidos, la posibilidad de la seguridad alimentaria familiar para cerca de la mitad de los HVR Por cada 12 hogares que antes del desplazamiento dependían de esta actividad, luego del éxodo solamente uno puede seguirlo haciendo.


  6. Los asalariados agricolas, pierden su espacio laboral en cerca de una tercera parte. Las mujeres rurales, que antes se dedicaban al hogar dentro de la economía campesina, ahora, muchas de ellas viudas y al frente de la familia, salen en la mitad de los casos a incorporarse en la economia informal, de lo cual da cuenta el incremento en empleo doméstico. La Variación de la ocupación de los jefes de hogar es muy impactante, en ocupaciones como las ventas ambulantes que se multiplica por 87 y de los empleados (se refiere a oficios como celaduría, labores de aseo u otros que no necesariamente implican estabilidad laboral) que se quintuplica.


  7. Es preocupante, además, la desocupación reinante, que aun cuando ya estaba presente en muchos jefes de hogar (no hay que olvidar las diversas crisis del sector agropecuario), ahora se ha aumentado en siete veces.


  8. Otras ocupaciones como educador, comerciante, funcionario público y empleado, que ejercían jefes de hogar con Vinculas rurales, y donde la explotación de la tierra Significaba una actividad secundaria, se vieron también modificadas. Los comerciantes aumentaron cuatro veces y los funcionarios se mantuvieron estables.




Cuadro nº: 4

Ocupación antes y después del desplazamiento

Ocupación
Antes
%
Despues
%
Ninguna 4,63 32,04
Asalariado agrícola 25,74 10,00
Productor agropecuario 47,04 3,89
Educador 2,04 1,67
Comerciante 2,22 9, 26
Funcionario público 1,11 1,30
Empleado 2,04 10,74
Vendedor ambulante 0,19 16,48
Servicios profesionales 0,19 0,00
Hogar 14,07 7,22
Empleado doméstico 0,74 6,67
Otros 0,00 0,74
Total 100,00 100,00
Fuente: Cálculo sobre SISDES-CODHES, 1996

5. Tendencias en las necesidades y expectativas.

  1. A diferencia de la población campesina desplazada entre 1985 y 1994, de la cual el 36% deseaba retornar a su lugar de expulsión, de los hogares con vínculos rurales desplazados en el último año, solamente el 18.3% desean hacerlo. Por el contrario, un 60.4% prefieren quedarse en el sitio actual de residencia. Irse para otro lugar es la opción deseada de un 18.0% de los casos. Un 3.3% no responde.


  2. La necesidad de acceder a tierra como fuente de generación de ingresos, es manifestada por 21 de cada 100 hogares desplazados encuestados y por 30 de cada 100 hogares con vínculos. Pareciera que con el desplazamiento, la perspectiva de reincorporación a los vínculos rurales, se reduce seriamente pues solo 1 de cada tres hogares que antes tenían acceso a la tierra, considera que volver a ella ahora, pudiera ser una alternativa económica.


  3. Se calcula, entonces, que entre un 70 y 80% de la población desplazada del campo pierde de manera total y definitiva el vínculo rural por razón del desplazamiento. Cualquier decisión frente a su futuro, sin embargo, está mediada por la posibilidad real y oportuna que se les brinde para satisfacer sus necesidades más apremiantes, entre las que se destaca el trabajo, que les pemnitirá recobrar la autoestima y la autogestión.


  4. Opciones como la microempresa y el trabajo asalariado se plantean en el 30.5% y el 33.0% respectivamente. Las expectativas de los deplazados no son iguales, por lo que las propuestas y alternativas deben contar con su participación y deben ser diversas.


  5. Hay que recordar que las decisiones sobre el futuro, dentro del grupo familiar, entre otras cosas, por el ciclo vital en que se encuentra la familia. Ello marca, por ejemplo, la disponibilidad de mano de obra. Así mismo, tiene que ver con las nuevas circunstancias y oportunidades que encuentren no solo los jefes del hogar, sino los otros miembros de familia. Estas oportunidades pueden, sin embargo, ser sobrevaloradas en virtud del espejismo que produce la ciudad. No hay que olvidar, además, que el traumatismo recibido en el lugar de donde se desplazaron puede ser tan profundo, que se prefiera no regresar En fin, asumir 2el reto de volver a empezar de menos cero en otro lugar, está sujeto a muchas situaciones y dinámicas, que no se pueden valorar suficientemente en un estudio de esta naturaleza, y que requieren una atención particular dentro de cada región, localidad y familia.


Presencia institucional.

  1. Más de la mitad de los hogares con vinculos rurales en situación de desplazamiento no han accedido a ayuda alguna Sin embargo, su persistencia en la sobreviviencia y su empeño en la vida les ha llevado a buscar por su propio esfuerzo y de manera cotidiana, posibilidades de subsistencia. Los amigos, la familia y los paisanos parecen constituir las fuentes primarias e inmediatas de apoyo y ayuda. Otros han sido beneficiados por la solidaridad local, por las ONG's que poco a poco han ido asumiendo la atención del problema. Algunas entidades del Estado empiezan también a intervenir.


  2. En las instituciones estatales se percibe amplia burocratización manifestada en respuestas tardías, en el marco de un proceso de neocentralización caracterizado por una restricción en la toma de decisiones a nivel local y una impotente espera de expediciones de decretos autorizaciones y firmas de instancias superiores o centrales se evidencia también la falta preparación de los funcionarios, sobre el fenómeno del desplazamiento, las circunstancias y traumatismos de la poblacion afectada y los canales y procedimientos para la búsqueda de posibles altemativas.


  3. El trabajo de campo permitió observar, igualmente, cierta estigmatización del desplazamiento por parte de funcionarios públicos locales, regionales y nacionales y, en algunos casos, de la población a donde llegan. En esto influye el temor a que se reproduzcan en las nuevas zonas las dinámicas de violencia.


  4. En ciertas áreas se han dado algunos intentos de coordinación de las instituciones preocupadas por el fenómeno del desplazamiento forzado. En algunos casos se ha involucrando al Estado, pero este no ha sido el líder Convoyante. Es necesario reconocer que las ONGs han mostrado mayor eficiencia y capacidad de respuesta y de atención a los desplazados que las instituciones gubennamentales.


  5. Algunos lineamientos nadonales, como el documento CONPES sobre población desplazada por violencia y el Acuerdo del Incora para establecer un reglamento especial de dotación de tierras para los desplazados forzozoso por la violencia, constituyen, ciertamente, avances en materia de reconocimiento, voluntad política para ofrecer atención particular y asignación de presupuestos y funciones. Así mismo, la detemminación de una instancia específica en el Ministerio del Interior para responder por la atención estatal puede constituirse en oportunidad para articular distintos esfuerzos y garantizar la efectiva puesta en marcha de programas. Sin embargo, el tiempo transcurrido ha ido mostrando que a pesar de la voluntad de algunos funcionarios, el peso de la parsimonia burocrática, ha impedido una atención real y oportuna a los desplazados.


Algunas recomendaciones.

Con base en el estudio realizado y desde diferentes ámbitos y alcances, se formulan algunas ideas, que no pretenden construirse en fórmulas generales o programas diseñados, sino aportar a reflexiones que puedan llevar a acciones oportunas y pertinentes.

En primer lugar, la pronta ejecución de lo estipulado en el Programa Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia", Documento CONPES 2804 del 13 de Septiembre de 1995. Al respecto se anota que:

Se requieren acciones que no pueden predeterminarse a nivel nacional y que exigen una acción concertada entre los niveles local-regional y nacional.

Es imprescindible el fortalecimiento y animación de las iniciativas y las actividades regionales y locales, de manera que puedan funcionar con autonomía, atendiendo a las particularidades de cada contexto, a sus dinámicas sociales, económicas, politicas e institucionales, a sus posibilidades y a sus limitaciones.

El carácter de integralidad no se logra, únicamente, con la participación interinstitucional en las iniciativas; es necesario que el desplazado encuentre y pueda sugerir programas que en si mismos abarquen y relacionen los diferentes ámbitos de necesidades y expectativas.

De lo contrario, se verá en la obligación de añadir a sus problemas, el agotante recorrido por cada una de las intituciones gubemamentales. La sola distribución de funciones y programas a cada instancia no constituye garantía de coordinación e integralidad. Este es un vacío al que debe dársele suficiente atención.

Por otra parte, es necesario cuidar que la atención estatal al desplazamiento no se convierta en una acción de "instancias bombero", sino que dada la articulación de este fenómeno con los procesos de desarrollo económico, político y social del pais, se involucre suficientemente a las entidades de definición de las macropoliticas nacionales, de manera que se trabaje no solamente sobre las consecuencias, sino sobre los factores generadores de la situación.

Es urgente impulsar de manera decidida a la construcción de soluciones que, más allá de programas, actividades y determinación de presupuestos, exige la generación y dinamización de procesos locales y regiorlales, usualmente lentos e inciertos, pero potencialmente ricos en restituir esperanzas, en reconstruir sociedades y en dignificar la vida humana.


1. Procesos a nivel preventivo.

El escenario ideal de la prevención del desplazamiento es la paz. En consecuencia, la primera acción es la búsqueda de mecanismos de diálogo y negodadón que deben tener como referente a la población desplazada. Mientras el problema no se resuelva en sus factores generadores (persistencia del conflicto anmado interno y de diversas manifestaciones de violencia, la impunidad, la marginalidad y la pobreza) la exigencia de acciones de asistencia urgente y de una fase remediad superará permanentemente las capacidades institucionales públicas y privadas. A sabiendas de la complejidad de este fenómeno, y de las dificultades que entrañan acciones a este nivel, que requieren sintonía y convergencia de voluntades, sólo nos referiremos a algunos factores de mayor impacto en la vida rural:

  1. Se requiere una clara acción del Estado y para la desarticulación del paramilitarismo en el país.


  2. Es necesario insistir en la búsqueda de acuerdos de paz, o por lo menos, de garantías y de controles para el cumplimiento del Protocolo 11 de Ginebra, sobre Derecho Internacional Humanitario, entre los actores armados enfrentados.


  3. Es indispensable y urgente un profundo y claro cambio de los órganos de justicia y control que no puede ser entendido solamente como la expedición de nuevas leyes, sino que implica cambios en las actitudes, las organizaciones y las acciones de manera que desde ellos se garantice la democracia y se cumplan con eficiencia las obligaciones constitucionales.


  1. En cuanto a las políticas agropecuarias, se requiere un trabajo decidido de los ministerios de Hacienda y Agricultura y del Departamento de Planeación para la adopción de medidas macro-económicas de apoyo a la economía campesina y al fortalecimiento de procesos de desarrollo rural que superen cualitativamente las experiencias anteriores.


2. Con respecto a la intervención institucional.

Esta intervención supone tanto una atención específica a la población desplazada, como un incremento sustancial del apoyo estatal para la población más empobrecida en los sitios de llegada. Si bien se requiere una atención diferenciada de las familias y grupos desplazados, es necesario evitar acciones que llevan a relegar a población que, sin ser desplazada en su región, sufre condiciones de pobreza, similar o peor. Se requiere una intervención en la cual a la vez que se reconocen las particularidades de los desplazados, sus traumas e incertidumbres, los incluyan y articulen con otros pobladores, en procesos de tipo social, económico y cultural, en los que la condición de desplazado no se afirme como estigma. Eso implica que las soluciones frente al desplazamiento deben estar contempladas dentro de los planes de desarrollo regional y local.

  1. Es fundamental que la atención a los deplazados rurales sea integral, rápida y eficiente. La urgencia de las situaciones no permite ser sometida a los procesos burocráticos acostumbrados. Así mismo, exige la participación de equipos interdisciplinares e interinstitucionales para dar respuesta a los problemas de cada región, desde alli mismo. En este sentido, reforzar la acción de instituciones y grupos que guardan credibilidad entre los afectados, en y desde las regiones y localidades, tales como Iglesias, Cruz Roja, Organizaciones de Base, etc., puede ser una estrategia dave de la intervención estatal.


  2. Hay que reconocer que en el país no hay suficiente experiencia en el manejo y atención de la problemática del desplazamiento y que, por lo tanto, se requiere entrar a poner en juego toda la creatividad para construir opciones desde nuestras realidades. En este sentido, la disponibilidad de apoyo estatal para iniciar experiencias de distinto orden, debe mantenerse como estímulo, dentro de una dinámica de flexibilidad institucional.


  3. Se requiere promover acciones y procesos de educación, información y sensibilización a funcionarios públicos sobre la problemática del desplazamientos y capacitación específica a quienes atienden directamente la situación y las personas en las regiones y localidades. Se trataría de diseñar distintos niveles de acercamiento al problema, de acuerdo con las diferentes niveles de acercamiento con la población. Desde la meramente infommativa, hasta reforzar la capacidad y la comprensión del problema por parte de los funcionarios locales, mediante la realización de cursos, seminarios, encuentros, publicaciones y otras iniciativas pedagógicas y de animación.


  4. Sería conveniente iniciar algunos procesos piloto de acompañamiento a municipios que tienen una alta anuencia de población desplazada, o que están sufriendo procesos de expulsión intensos, para posibilitar desde allí, la generación de espacios donde se construyan estrategias locales de atención integral, de manera rápida interdisciplinaria e interinstitucional.


  5. Es importante fortalecer los espacios de coordinación interinstucional, a nivel local, regional y nacional, atendiendo a diferentes requerimientos de la población afectada y según sea lugar de salida ylo llegada, evitando repetir errores de-burocratización y buscando la opoNuniídad y agilidad requeridas.


3. Algunas ideas sobre programas específicos con poblacion rural desplazada.

Una nueva agenda para la paz podria incluir elementos concretos que detenninen espacios socioseográficos de convivencia civil (Zonas de protección humanitaria), en los cuales no haya presencia de actor ammado alguno, y se den garantías económicas, políticas, sociales y culturales a las poblaciones que allí residan. Estos lugares contarían con la animación y acompañamiento de organismos no gubernamentales nacionales e intemaáonales.

Allí podrian generarse centros de promoción y desarrollo rural en los que las familias campesinas puedan recibir atención, capacitación y realicen actividades productivas (remuneradas), mientras se logra la paz en las zonas de donde provienen o mientras consiguen lugares donde puedan instalarse de forma permanente. Ello permitiría dar continuidad a los vínculos con la actividad agropecuaria e, inclusive, cualificarse en dichas labores, como alternativa de atención temporal.

Las iniciativas de tipo productivo, de diferente orden, agropecuario, artesanal, etc, podrían buscar mercado a nivel nacional y, particulammente a nivel intemacional, mediante convenios con gobiernos extranjeros que apoyaran la producción y Comercialización de productos de esas zonas.

Estos lugares podrian ser manejados por instituciones no gubernamentales de evidente reconocimiento y capacidad y con clara independencia partidista o centralista, tales como las Iglesias, universidades, Cruz Roja. Gozarían, además, de la protección y veeduria intemacional.

De acuerdo con la proyección que arroja este estudio, a partir del SISDES I, se requeririan 4.643 Unidades Agricolas Familiares para los desplazados de los últimos quince meses, que consideran posible y deseable reubicarse en actividades agropecuarias. Esta realidad exige la puesta en marcha inmediata del acuerdo del INCORA para reubicar a población que, definitivamente no puede ni quiere retornar a su lugar de residencia anterior.

Ello implica, una atención urgente, con procedimientos rápidos e induyendo de manera indispensable, el carácter integral, que supere la entrega de tierras, e incluya crédito subsidiado, asistencia técnica y posibilidades reales de comercialización de sus productos. Pero más allá de las garantias posibles para el impulso y fortalecimiento de la actividad económica, exige las garantías sociales y politicas para que la tierra llegue a ser una solución y no signifique, como en muchos casos, el traslado de los conflictos y de las zonas de persecusión.

Por otra parte, teniendo en cuenta que, en muchos casos, el problema es no sólo de tierras sino de territorio, las soluciones no pueden encararse en términos únicamente del número de parcelas por repartir y de conseguir el dinero para adquirir esas tierras. El problema es más complejo, e implica considerar el papel del Estado en la regulación de los conflictos. Este papel se deberla cumplir al margen de alianzas con las dases poderosas, como ha sido tradicional.

La resolución del problema de tierras para comunidades indígenas, particularmente de Córdova y Tolima, deberá asi missno ser otra prioridad que debe ser resuena de manera inmediata. Aunque este grupo no surgio de manera relevante, en el estudio cuantitativo, dada su proporción en el país, es indudable que su situación es precaria y que están siendo victimas del proceso de desplazamiento.

La atención de desplazados de procedencia rural que desean permanecer en su actual ubicación urbana, requiere de otro tipo de estrategia, que implica procesos de generación de empleo, previa capacitación en labores más vinculadas con el sector industrial o de servicios que con el sector agropecuario.


4. Atención general en lugares de ubicación.


5. La cuantificación y necesidades de conocimiento del desplazamiento.

En cuanto al conocimiento del problema del desplazamiento y las particularidades del fenómeno que dificuKa su dimensionamiento cuantitativo:

  1. La necesidad de una sistematización juiciosa de la intervención institucional de todo orden en la atención inmediata y en el apoyo de proyectos de mediano y largo plazo.


  2. La identificación y evaluación, ojalá de manera participativa, de diferentes procesos organizativos de retorno, reubicación o inserción en los lugares de llegada, por parte de los desplazados, que puedan constituirse en experiencias para nuevas acciones.






Municipios que expulsan más hogares con vínculos rurales.

Departamento
Municipios
Antioquia Necoclí, Turbo, Carepa, Apartadó, Medellín
Sucre Los Palmitos, Morroa
Cesar Aguachica
Boyacá Pajarito
Santander Sabana de Torres, Simacota, San Vicente de Chucuri
Santa Elena del Opón.
Córdova Valencia
Meta El Castillo
Casanare El Yopal
Cauca Buenos Aires
Cundinamarca La Palma
Tolima Ortega
Observaciones:En total 189 municipios correspondientes a 27 departamentos y un Estado de Venezuela

Calidad de la tenencia de la tierra antes del desplazamiento.

Propietario 65 %
Aparcero 8 %
Colono 6 %
Otras 11 %
No responde 3 %
Fuente: CODHES-SISDES

¿Qué pasó con la tierra?

Abandonó 72 %
Vendió 13 %
No responde 6 %
Otro 7 %
Arrendó 2 %
Fuente: Codhes-SISDES

Digitalizado y editado electrónicamente en Madrid a 13 de agosto de 1997 por el Equipo Nizkor
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