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21ago02


Colombia fracasa en su pedido a extender la guerra civil a todo América Latina y en convertir el problema del narcotráfico en un conflicto militar.


El llamado del gobierno de Colombia a sus vecinos para un combate común contra la guerrilla y la droga en sus 6.341 km de fronteras recibió más rechazos que apoyo: Brasil, Ecuador y Panamá se opusieron abiertamente, mientras que Venezuela emitió una respuesta evasiva y Perú guardó silencio.

"Queremos evitar que los grupos violentos busquen refugio en los países limítrofes y para ello queremos desarrollar acciones militares conjuntas con nuestros vecinos", había anunciado la ministra de Defensa colombiana Martha Lucía Ramírez.

El ministro de defensa de Brasil, Geraldo Quintao, dijo incluso, que "no existen conflictos amenazantes para la región". Sostuvo que el terrorismo y el narcotráfico deben se combatidos "con prevención e inteligencia. En el caso del narcotráfico, el problema es policial".

Los países implicados -Venezuela (2.219 km de frontera con Colombia), Brasil (1.645), Perú (1.625), Ecuador (586) y Panamá (266)- sirven esporádicamente de refugio a grupos de guerrilleros y narcotraficantes.

Luego de su investidura el 7 de agosto en medio de ataques de misiles lanzados por las FARC, en barrios cercanos al Palacio Presidencial, que causaron 21 muertos, el presidente Alvaro Uribe decretó el estado de conmoción interior y exigió a los militares "no perder un segundo" para combatir a los rebeldes y el tráfico de cocaína en Colombia. Según dijo la ministro, la administración Uribe se contactó a los gobiernos vecinos para "unificar estrategias para poner fin a la violencia".

La ministra no precisó el contenido de esas "acciones militares conjuntas", pero la creación de una fuerza multinacional regional para ayudar a Colombia a combatir la guerrilla y el narcotráfico no tuvo aprobación.

Brasil propuso a los países andinos establecer una "región de paz" alrededor de Colombia. Esa posición es coherente con la línea diplomática que sostiene que el conflicto con la guerrilla es un problema interno colombiano. En una gira por Ecuador y Perú, el ministro de Defensa brasileño ofreció a ambos países compartir los datos obtenidos por el Sistema de Vigilancia Amazónica (SIVAM) que entró en operaciones hace un par de meses.

El gobierno brasileño considera que los puntos más vulnerables de su límite con el Amazonas colombiano son los ríos que cruzan ambos países. Pero desde fines del año pasado, esas áreas estan con vigilancia redoblada. Hay 20.000 soldados y 120 agentes de la Policía Federal. Las tropas brasileñas se distribuyen en ciudades como Tabatinga y San Gabriel de la Cachoeira, al norte del país, donde se acaba de inaugurar una base aérea.

El ministro Quintao advirtió, también, que "Brasil no acepta injerencia ni intervención externa donde quiera que sea. Defiende la autodeterminación de los pueblos y cree que los conflictos internos deben ser resueltos a través del diálogo y de un esfuerzo diplomático incluso de los países vecinos". Pero respaldó la integración de los países de América del Sur en materia de defensa.

Juzgó que "la cooperación para construir una visión sudamericana de defensa aumentará la capacidad de disuasión del continente frente a otros países o bloques". El titular de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, Aldo Rabelo, considera que "ya existe una internacionalización del conflicto colombiano. Las Fuerzas Armadas brasileñas precisan estar preparadas para actuar en defensa de la soberanía y del espacio aéreo".

Desde principios de año, el Ejercito, la Aeronáutica y la Marina de Brasil realizaron numerosas operaciones conjuntas en la divisoria con Colombia. Esos ejercicios apuntan a perfeccionar la movilización de grandes contingentes militares con rapidez. Además de las tropas terrestres, la Aeronáutica mantiene en alerta al personal de las bases aéreas de Boa Vista (Roraima) y Manaos (Amazona).

La ministra de Defensa colombiana pareció expresar los deseos de Estados Unidos, que jugará un papel de primer plano en esta lucha junto a Bogotá, cuyo gobierno podrá ahora utilizar contra la guerrilla los 79 helicópteros asignados al Plan Colombia, que previamente podían participar solamente contra el narcotráfico. Cuando en el año 2000 se lanzó el plan, Washington intentó involucrar a la región y a Europa, pero no tuvo éxito.

El "zar" antidroga estadounidense John Walters dijo que hay un "excepcional consenso" con América latina en el combate contra el narcotráfico y anunció la pronta reanudación de los vuelos para el control de aviones que transporten droga en Perú y Colombia, suspendidos en 2001 luego de que una avioneta civil estadounidense fuera abatida por un aparato militar peruano.

El canciller venezolano, Roy Chaderton, que cumple su primera visita oficial a Washington, consultado el lunes, respondió diplomáticamente que Caracas tiene una "intensa cooperación" con Bogotá en la lucha contra el narcotráfico, pero el gobierno de Hugo Chávez siempre fue reacio a involucrarse en ese conflicto.

El director de la Policía Nacional de Panamá, Carlos Barés, negó que agentes policiales panameños estén involucrados en maniobras militares en Colombia y dijo que desconoce los motivos del anunciado despliegue de tropas en áreas fronterizas. Barés aclaró que su país carece de ejército y por ello no puede participar en ejercicios con otras fuerzas en naciones de la región.

Desde Guayaquil, en tanto, el viceministro de Relaciones Exteriores ecuatoriano, Jaime Marchán, negó la participación ecuatoriana. Marchán dijo que "el conflicto colombiano debe ser resuelto por las autoridades de esa nación". Con todo, Ecuador adoptó medidas de control que además del reforzamiento de los patrullajes y la vigilancia en la frontera incluirán a partir del mes que viene el cierre temporal del puente internacional de Rumichaca.

[Fuente: Diaro Clarín, Bs As, Arg, 21ago02]

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Este documento ha sido publicado el 24ago02 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights