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17ene03


Las comunidades de la cuenca del río Jiguamiandó, en el Chocó, siguen en peligro.


Una comisión integrada por miembros de la Diócesis de Quibdó, Diócesis de Apartadó, Defensoría del Pueblo, Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ACNUR y Comisión Intereclesial acompañada por la Brigadas Internacionales de Paz visitó del 9 al 12 de enero las comunidades de la Cuenca del río Jiguamiandó, municipio del Carmen del Darién, Chocó con el fin de recoger información precisa sobre una nueva incursión militar-paramilitar.

Ante posibles confusas informaciones, las Diócesis de Quibdó y Apartadó, quieren relatar su versión del resultado de esta misión.

El domingo 5 de enero, hacia las 4:00 de la tarde, un grupo armado de 10 u 11 personas, algunos con boina verde y distintivos de la XVII Brigada, otros con distintivos de AUC, llegó al actual asentamiento de la comunidad de Puerto Lleras disparando y lanzando morteros, a la vez que gritaban " al piso", y trataban a la gente de guerrilleros. La mayoría de la comunidad tuvo tiempo de correr hacia el monte; los pocos que quedaron fueron reunidos y les dijeron que nada iban a hacerles y que si nada temían no debían correr. El grupo armado permaneció en el asentamiento unos 20 minutos. Requisaron las casas y se llevaron algunas pertenencias.

Antes de llegar al asentamiento, a eso del medio día, el grupo armado pasó por una finca en la que estaban cinco personas de una familia trabajando en la construcción de una embarcación. Cogieron y amarraron a los dos hombres adultos, los amenazaron y les dijeron que se los iban a llevar porque necesitaban gente para trabajar en el proyecto de palma aceitera. Después retuvieron también a otras dos personas que llegaron. Siete horas después, en horas de la noche los dejaron ir.

Los pobladores que habían huido al bosque durmieron esa noche en el campo y regresaron al día siguiente; algunos tardaron dos días en volver. La comunidad vecina de El Lobo se desplazó a Murindó, la Grande y Bartolo; otras familias están en lugares cercanos, pero el pueblo está desocupado.

El 7 de enero regresó a Puerto Lleras un grupo de 12 hombres armados, sin disparar, reunieron a los pobladores y anunciaron que seguirían las visitas, que no tenían nada contra ellos, que no corrieran porque entonces iban a disparar; que pensaban sembrar de palma todo el territorio. Estuvieron allí un cuarto de hora y dijeron que volverían cada dos o tres días.

Las comunidades asentadas en Nueva Esperanza, Pueblo Nuevo y Puerto Lleras, así como los representantes de la mayoría de las comunidades de la cuenca del Jiguamiandó y de las comunidades del Curbaradó asentadas en el Jiguamiandó, expresaron las siguientes inquietudes:

  • Los campesinos sienten mucho temor por la intimidación y presencia constante de grupos armados en la zona;
  • Expresan su firme voluntad de permanecer en el territorio y exigen que se respeten sus vidas, viviendas y lugares de trabajo;
  • Proponen a la Comisión la urgencia de un acompañamiento permanente que les brinde seguridad hasta que se levante el operativo militar de la zona;
  • En Puerto Lleras los agricultores pidieron a la comisión que los acompañara dos horas a sus cultivos para recoger alimentos, pues debido al temor no salían de sus viviendas;
  • Los líderes piden que se apoye su proceso organizativo y comunitario, que a nivel de cuenca representa a toda la población campesina y que busca el reagrupamiento;
  • La propuesta de tres zonas humanitarias necesita ser clarificada y discutida con todas las comunidades;
  • Las comunidades solicitan acompañamiento, presencia de las instituciones civiles del Estado, ayuda humanitaria, seguridad y protección para poder resistir en su territorio y no tener que desplazarse.

Las Diócesis de Apartadó y Quibdó se comprometieron a hacer una acompañamiento coordinado a las comunidades de la Cuenca, siempre que permanezcan en lugares visibles y tengan una clara disposición de resistencia en estos lugares. No se pronuncian ante las zonas humanitarias que se han propuesto, hasta que no se converse con cada una de las comunidades y quede mas clara la propuesta. Exigimos a las instituciones del Estado una respuesta eficaz ante las necesidades que padecen los habitantes del río Jiguamiandó, que requieren con urgencia de ayuda humanitaria, protección y condiciones mínimas para garantizar su supervivencia y evitar daños irreparables a las comunidades.

Apartadó y Quibdó, Enero 17 del 2003
Diócesis de Apartadó y Quibdó

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Este documento ha sido publicado el5mar03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights