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07may06


Los misterios que rodean las muertes de ‘Jonás’ y ‘Tarzán’, antiguos jefes 'paras' de Cundinamarca.


El ataúd de uno de ellos fue envuelto en el tricolor nacional, y rodeado por miembros del Ejército.

Hacia las 7 de la noche del pasado 17 de abril, dos hombres arribaron en una moto de color naranja a la tienda de la familia Cuestas, a orillas de la carretera que atraviesa el municipio de Guaduas por el costado occidental.

Al mando del aparato, una Suzuki DT, de placas KJU 64, iba un hombre trigueño, alto y fornido. En Guaduas, un caluroso municipio ubicado a dos horas de Bogotá, todos identificaban fácilmente al hombre como José Dámaso Cuestas Hernández, pues allí se había criado en el seno de una familia trabajadora.

Sin embargo, en los últimos años, luego de haberse ausentado por algunos meses del pueblo, los habitantes habían aprendido a pronunciar su apodo con terror. Le decían ‘Jonás’ y, según las autoridades, era el lugarteniente de ‘El Pájaro’ –jefe paramilitar de la región– y se había desempeñado como jefe de esa organización en la zona de Chaguaní.

El parrillero era otro reconocido paramilitar: Fabio Andrés Méndez Bautista, pero lo apodaban ‘Tarzán’. Había llegado del vecino municipio de Honda y figuraba como jefe de un grupo armado que actuaba en el Alto del Trigo, en la vía a Villeta.

‘Jonás’ y ‘Tarzán’ se habían desmovilizado el 7 de febrero del 2006 en la vereda las Mercedes, en Puerto Triunfo (Antioquia), junto con los hombres del bloque Magdalena Medio de las autodefensas.

En el pueblo, quienes se atreven a hablar del tema, contaron que a la entrada de la tienda esperaba un hombre que saludó a los recién llegados e inmediatamente sacó una pistola con la que disparó tres veces a la cabeza de ‘Jonás’. Enseguida cazó a ‘Tarzán’, quien intentaba huir hacia el otro lado de la carretera. Ninguno de los dos portaba casco.

Ese suceso del lunes de Pascua causó desconcierto en el pueblo y rompió la relativa tranquilidad de la que habían gozado los habitantes desde la desmovilización de los miembros de las autodefensas. Estas mantuvieron aterrorizados y sometidos a extorsiones a los comerciantes del pueblo hasta que un cuerpo especial de la Policía logró detener a unos 170 de ellos e incautarles armas, radios y autos, en las semanas que antecedieron al desarme.

Un día después de la balacera, otros hechos conmocionaron a Guaduas. La población amaneció bajo fuertes medidas de seguridad por parte de soldados y policías.

Mientras tanto, el ataúd de ‘Jonás’ recorrió el trayecto hasta el cementerio envuelto en la bandera de Colombia y rodeado por miembros del Ejército.

"Lo escoltaron hasta el cementerio. Se muere un antisocial y le hacen un homenaje de esos… si hubiera sido un comerciante no le habrían hecho semejante homenaje", dijo un habitante.

"Es lamentable que (el Ejército) haya dado ese espectáculo", dijo un funcionario.

‘Era dispositivo de seguridad’

En la base militar de Guaduas, un suboficial afirmó no estar autorizado para dar declaraciones. Pero aseguró que se trató simplemente de un dispositivo de seguridad para prevenir desórdenes.

Sin embargo, existe otro hecho curioso. La motocicleta en la que se transportaban los dos ex paramilitares asesinados fue reclamada días después por un subteniente del Ejército, cuyo nombre se reserva EL TIEMPO.

En Guaduas, algunas personas dicen que es un secreto a voces que luego de desmovilizarse, ‘Jonás’ y ‘Tarzán’ se habían convertido en informantes del Ejército e, incluso, habían sido vistos en el pueblo con miembros de esa institución.

Tras el doble crimen y tres meses después de la desmovilización, la incertidumbre reina entre los habitantes de Guaduas. El vehículo en el que se transportaban los periodistas de EL TIEMPO fue seguido por una moto y es notorio que existen ojos vigilantes, sobre todo en la parte céntrica del pueblo.

"Los tienen pistiados desde que llegaron", nos advirtió un habitante.

Algunos sostienen que los ‘paras’ mantienen intacto su aparato de inteligencia para saber quién se mueve en el pueblo, pues ya han corrido rumores de que la guerrilla, a través de una mujer conocida como ‘La Caponera’, estuvo explorando el municipio.

Sin embargo, la mayor incertidumbre parece provenir de las misteriosas muertes de ‘Jonás’ y ‘Tarzán’.

Una de las hipótesis que se teje en el pueblo es que las muertes fueron ordenadas por ‘El Pájaro’, debido a que ‘Jonás’ seguía delinquiendo y maltratando a la población civil y eso podría afectar a los demás desmovilizados.

Otros afirman que los mataron porque ‘sabían demasiado’ del accionar de los ‘paras’ en esa zona.

De cualquier forma y aunque un habitante dice que ‘al menos ahora se puede caminar por el pueblo’, muy pocos abren la boca.

"Cuando pasa algo, nadie vio nada. Eso es lo mismo en todo el país", dijo un funcionario de la Fiscalía.

La alcaldesa, Doris Acero, aseguró que el municipio ha recuperado la tranquilidad y que los ‘paras’ que se desmovilizaron están a punto de terminar una serie de talleres sicosociales para facilitar su reincorporación a sociedad.

Algo similar aseveró el comandante local de la Policía. "Yo le garantizo que usted puede recorrer las 55 veredas de Guaduas y no le pasa nada", dijo enfáticamente.

Dos concejales evitaron referirse al crimen. A pesar de eso, pidieron que no se mencionen sus nombres. Uno de ellos dijo que existe una calma relativa que puede explotar en cualquier momento.

El miedo proviene de una ecuación sencilla que hacen algunos habitantes: "Si mataron a esos dos, matan a cualquiera".

El homenaje y la seguridad en las veredas

"Si hubiera sido un comerciante no le habrían hecho semejante homenaje"’, dijo un habitante de Guaduas

"Yo le garantizo que usted puede recorrer las 55 veredas de Guaduas y no le pasa nada" dijo el comandante de la Policía de ese municipio.

[Fuente: El Tiempo, Bogotá, Col, 07may06]

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