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04dic03


El Gatopardo.


Pues bien, tal y como el noble de la novela que está saliendo de la escena, el perspicaz expresidente López Michelsen, ante el efecto dominó de los hechos de Bolivia y considerando en frió lo que acontece en Colombia; viene liderando una especie de "ala blanda" dentro del Bloque de clases en el poder, colocando bajo su caluroso seno ese amplio abanico de microempresas electorales autoproclamadas de oposición socialdemócrata, aglutinadas por el momento al rededor del nombre de Luis Eduardo Garzón, elegido como alcalde de Bogotá, diciendo sin inmutarse, desde su columna del diario El Tiempo, una semana antes del derrotado Plebiscito Fascista del mini-Führer Uribe Vélez lo siguiente:

"... la tendencia del Partido Liberal hacia la izquierda ya había producido deslizamientos hacia la campaña de Lucho, pues él encarna los ideales de la izquierda liberal... Si Lucho triunfa, no es por el endoso de votos sino por el talante liberal que él representa despojándose de su talante de izquierdista extremo".

En respuesta; la "ala dura" del nacional-gremialismo seudo católico o Franquismo mediático que gobierna Colombia, desde su columna habitual del diario El Tiempo (19,10,03) por boca de Salud Hernández Mora, la periodista española que prologó el libro del indultado jefe Pájaro-militar Carlos Castaño, también lo había previsto aunque de otra manera:

"Si se gana el Referendo bien y si se pierde también, pues una fugaz derrota será un golpe que se arregla con el cambio de Ministros. En cuanto a Bogotá: Lucho o Lozano, son aceptables".

Coincidiendo en todo, con las declaraciones para los medios de comunicación que en el mismo sentido dio el senador militar, liberal uribista Vargas Lleras, cuando sobre la ruina electoral plebiscitaria lanzaba su candidatura Presidencial.

La maniobra de tahúr político, que se juega a tres bandas, es simple: una vez desinflada la flatulencia militarista del mini-Führer por la derrota del referendo, la inutilidad del cambio de Ministros, la acelerada descomposición del Ejercito y la Policía comprometidos desde su cúpula para abajo en escándalos diarios de corrupción y narcotráfico y con los cuales es imposible ganar la guerra ajena del Plan Colombia; es imprescindible traer apresuradamente a Cesar Gaviria y a Horacio Serpa desde la OEA (ver El Espectador 30,11,03), para que se pongan al frente de la refacción del dominante Frente Nacional

bipartidista "ampliado", que aceleradamente se desmorona ante la resistencia y la lucha del pueblo trabajador; conformando un Gobierno de Unidad Nacional "anti-insurgente" que ya está firmado y que de seguro se volteará contra los "terceristas" que lo ayudaron a formar.

Ahora bien, en cuanto a la "filigrana ideológica" con la que se está tejiendo la antigua jugada gatopardezca de enfrentar desde ya en unas elecciones bipartidistas a un candidato Presidencial de la "derecha" versus un candidato de la "izquierda", habilidosamente suscitada desde las cúpulas del poder y los medios de comunicación, impulsando un trasnochado debate sobre las categorías políticas de Izquierda y Derecha, que como todos sabemos, en Colombia desde hace mucho no funciona por simple sustracción de materia o exterminio histórico de una de ellas, y que ha sido reemplazado en la práctica por la lucha entre los de Arriba y los de Abajo.

No logran confundir ni hacer desviar las experiencias de resistencia y lucha antifascista popular y unitaria que vienen desarrollándose en las bases, con el objetivo de encontrarle una salida política al conflicto colombiano, que reconstruya al país de abajo para arriba con verdadera democracia, justicia social y soberanía popular, ahora que el Fondo Monetario Internacional acaba de recibir una demoledora y ejemplarizante derrota en La Paz de Bolivia.

[Fuente: Alberto Pinzón Sánchez, Anncol Colombia, Bogotá 04dic03]

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Este documento ha sido publicado el 07dic03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights