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26ene08


El secreto impactante que guarda el octavo pasajero


Si lo que escribió ayer el fiscal de Miami Thomas Mulvihill es cierto, los 800.000 dólares de la valija del escándalo pertenece a uno de los siete pasajeros que iban junto con Guido Alejandro Antonini Wilson en el vuelo pagado por la estatal Enarsa, que aterrizó en el Aeroparque la madrugada del 4 de agosto pasado.

El dato que se guardan con extremo celo tanto el fiscal como el propio Antonini tiene ribetes inquietantes: todos los otros viajeros eran en aquel momento funcionarios de los gobiernos de la Argentina y de Venezuela.

"El señor Antonini no estaba al tanto de que los US$ 800.000 estaban en la valija, ya que la valija pertenecía a uno de los otros pasajeros", dice el tramo más impactante del dictamen que emitió ayer Mulvihill.

En esa lista de eventuales sospechosos figuran tres argentinos. De ellos, Exequiel Espinosa, presidente de Enarsa, es quien mejor posición conserva todavía en el Gobierno. Si bien la empresa que dirige fue la encargada de rentar el avión del escándalo, el entonces presidente Néstor Kirchner no lo responsabilizó por el caso. Y fue ratificado en el nuevo gobierno, pese a enfrentar denuncias de la oposición. Una de ellas, la que lo señala como receptor de aportes previsionales de una empresa del sector petrolero, pese a su responsabilidad como funcionario estatal.

El veredicto de Kirchner

Quien peor parado salió de la historia de la valija fue Claudio Uberti, ex mano derecha del ministro Julio De Vido. Era el jefe del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), pero su misión iba bastante más allá: se lo consideraba el embajador extraoficial de la Argentina en Venezuela. El presidente Hugo Chávez no se perdía oportunidad de mencionarlo en los actos públicos bilaterales y tenía fluida relación con los empresarios venezolanos en el país.

Kirchner le pidió la renuncia cuando el caso Antonini salió a la luz, pese a que dos días después del aterrizaje del avión estaba presente en la firma de convenios que los dos presidentes encabezaron en la Casa Rosada. Sin embargo, Uberti no ha enfrentado complicaciones judiciales por el escándalo.

Un caso curioso es el de Victoria Bereziuk, secretaria de Uberti en el momento de aquel vuelo. A ella se le atribuía especial poder en los movimientos de las comitivas negociadoras de la Argentina en Venezuela. Ahora sigue ligada al Estado, desde otra posición, con un perfil bajísimo (ver aparte).

El único pasajero que se quedó con Antonini cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) lo detuvo fue Daniel Uzcátegui Spetch, de 20 años, hijo del entonces vicepresidente de Pdvsa, Daniel Uzcátegui Matheus. Después de meses de silencio, LA NACION lo contactó hace dos semanas: dijo que la valija no era de él ni tampoco de Antonini. Añadió que ambos habían subido al avión por pedido de Uberti y Bereziuk. Poco se sabe de su vida. Sólo que su padre perdió el puesto debido a las repercusiones del "maletinazo".

Menos conocidos eran los restantes pasajeros del avión privado: Wilfredo Avila, Ruth Berréenes y Nelly Cardozo, todos funcionarios de segunda línea de Pdvsa, que venían a Buenos Aires para participar de la cumbre presidencial. Por lo que se supo de fuentes venezolanas, ninguno de ellos perdió su trabajo y siguen en la plantilla del gigante petrolero del Caribe.

[Fuente: La Nación, Bs As, Arg, 26ene08]

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