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18dic04


Enfrentamiento de bandas narcos por el control de Cancún.


Por estos días, Cancún no sólo es sinónimo de sol, playas y diversión. El principal balneario del Caribe mexicano y uno de los principales destinos turísticos de América Latina es el escenario de una pugna armada entre los principales carteles del narcotráfico que operan en México.

Este inquietante fenómeno, que amenaza la tranquilidad de la localidad ubicada en el estado de Quintana Roo y bautizada como el ‘paraíso mexicano’, fue revelado por recientes reportes elaborados por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y de la Procuraduría General de la República (PGR), ambas de México, y por la Agencia de Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA).

Según estos informes, cuatro organizaciones de narcotraficantes se disputan el control de Cancún: el cartel del Golfo (liderado por Osiel Cárdenas); el de Jalisco (cuyo jefe es Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán); de Tijuana (de la familia Arellano Félix) y de Sinaloa (encabezado por Ismael ‘El Mayo’ Zambada García).

El arresto de Cárdenas en 2003 actuó como detonante de la guerra por el control de este territorio que los ‘narcos’ consideran una zona clave de recepción y cruce de estupefacientes, y de lavado de dinero.

De hecho, el último informe de la DEA sobre el movimiento del narcotráfico en México determinó que los traficantes no sólo han establecido células de operación en Cancún, sino que también utilizan el balneario como inicio de una ruta de tráfico de éxtasis (metanfetaminas) hacia Estados Unidos y Europa.

Además, el reporte de la agencia estadounidense destaca que Cancún se han convertido en un creciente centro de consumo local de éxtasis y cocaína (denominado por los mexicanos ‘narcomenudeo’), principalmente entre estudiantes y los asiduos visitantes a establecimientos nocturnos, bares y discotecas.

La pugna por el control de esta atractiva ‘plaza’ para el tráfico ilegal de drogas ha desatado también una ‘guerra a muerte’ entre las bandas de narcos, las que a través de sicarios han dejado una estela de muerte en Cancún.

A fines de noviembre el paradisíaco balneario se vio convulsionado por doce ‘narcoejecuciones’, entre cuyas víctimas figuraban tres funcionarios de la Agencia Federal de Investigación (AFI). Asimismo, dos ‘madrinas’ (informantes de la policía) fueron asesinados, al tiempo que cuatro cadáveres calcinados y otros tres decapitados fueron hallados en ese período.

Hasta la fecha, al menos 20 personas han sido detenidas por su presunta vinculación con estos asesinatos, entre los cuales figuran varios agentes policiales.

Sin embargo, la lucha entre los carteles del narcotráfico, lejos de menguar, se intensificaría en los próximos meses, de acuerdo con las previsiones tanto de la DEA como de la PGR mexicana.

“En orden estricto de las políticas no escritas de los procesos de reorganización del narcotráfico, la ola de violencia entre bandas continuará al menos hasta mediados del año entrante, con incrementos en las ejecuciones de miembros de la alta jerarquía operativa por enfrentamientos y emboscadas”, detalló la DEA.

Redes de corrupción.

Pero esto es sólo una parte del problema, ya que los poderosos tentáculos de los carteles de la droga mexicanos alcanzan a las propias instituciones policiales de Cancún y al propio estado de Quintana Roo, según admite la propia Procuraduría General de la República mexicana.

En este ámbito, el reporte del organismo judicial mexicano indica que agentes de policía reciben altas sumas de dinero a cambio de otorgar libre paso a los cargamentos de cocaína, marihuana y heroína.

Asimismo, una investigación de la SIEDO en Cancún determinó que un grupo de policías y funcionarios judiciales, conocidos como ‘Los Cazadores’, cobraban sumas de dinero semanas a los dueños de unas 300 ‘narcotiendas’ que operan en el balneario. Incluso, la corrupción promovida por los carteles de la droga ha llegado a altas jerarquías.

En los últimos dos años la PGR ha cesado a sus jefes locales presuntamente por encubrir a narcotraficantes. El caso más reciente, ocurrido hace dos semanas, tuvo como protagonista a Miguel ángel Hernández Castrellón, quien fue detenido bajo la acusación de proteger el ‘narcomenudeo’ y por su eventual participación en las doce ejecuciones registradas en noviembre.

Según la SIEDO, existen poderosas razones, ‘marcadas en dólares’, que permiten a los grupos ‘narcos’ llegar a estas instancias.

“La estructura de las bandas que traficantes sustancias ilegales, basada en células independientes, ha permitido obtener grandes ganancias e incursionar en diferentes negocias como hoteles, constructoras y líneas aéreas, que les han permitido establecer alianzas con instituciones gubernamentales estatales y locales”, indicó en un informe la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada.

La protección policíaca al ‘narcomenudeo’ se refleja además en el aumento del consumo de drogas. Cada vez hay más personas arrestadas en Cancún por posesión de marihuana, crack y cocaína: 236 han sido detenidas en los últimos diez meses, según las estadísticas de la alcaldía.

Acusaciones cruzadas.

La gravedad de la situación ha llevado incluso a las autoridades municipales, estatales y federales a acusarse unas a otras sobre su responsabilidad en el alarmante grado de penetración de estos grupos criminales.

En un intento por frenar a los narcotraficantes que se disputan Cancún, el gobierno del Presidente Vicente Fox dio hace algunos días ‘luz verde’ a efectivos del Ejército, de la AFI y de la Policía Federal Preventiva (PFP) para desplegar una amplio dispositivo de seguridad en el área.

El jefe del operativo, el subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos, aseguró que la operación busca que Cancún recobre en forma inmediata la paz y tranquilidad perdida”.

Hace unos años, el cártel de Juárez estableció un férreo control sobre la localidad turística y toda la Península de Yucatán, hasta que las autoridades mexicanas lanzaron una operación llamada de “sellamiento”, la que debilitó la presencia de los ‘narcos’ en la zona.

Por ello, el subprocurador Vasconcellos señaló que “no podemos permitir que ningún grupo de delincuencia organizada vuelva a asentarse en el balneario, que ponga en riesgo la seguridad de todos los cancunenses, ni tampoco podemos permitir que nuestros hijos sean objeto o vayan a ser víctimas de la venta de drogas”.

[Fuente: La Nación, Santiago de Chile, 18dic04]

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