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06nov22


Crisis global autoinfligida: ¿hasta dónde subirán la tasa de interés los bancos centrales?


La secuencia de los acontecimientos políticos y económicos en lo que va del año impulsa a concluir que la actual crisis global es autoinfligida. La economía mundial estaba saliendo de la pandemia con un fuerte rebote luego de la debacle del 2020, y con perspectivas de continuar en un sendero de recuperación.

Pero el conflicto bélico en Ucrania y las sanciones económicas a Rusia cambiaron radicalmente el escenario. Los impactos se sucedieron de la siguiente manera a partir del comienzo de las hostilidades:

  • 1. Suba de los precios de las materias primas, en especial de alimentos y energía.

  • 2. Estos incrementos empezaron a elevar la tasa de inflación.

  • 3. El alza de los precios impulsó a los bancos centrales a emprender la estrategia ortodoxa conocida cuando sube la inflación: elevar la tasa de interés de referencia.

  • 4. El aumento de la tasa de interés encarece el costo financiero de las empresas, lo que agrega más presión sobre los precios.

  • 5. La suba de la tasa por parte de la Reserva Federal (banca central estadounidense) fortalece al dólar en relación a otras monedas, en especial el euro y la libra.

  • 6. El debilitamiento de estas monedas encarece las importaciones europeas, incluyendo las de petróleo y gas, sumando otro factor inflacionario.

  • 7. La suba de la tasa de interés pone en una situación financiera delicada a los deudores, tanto corporativos como hogares. Además de afectar el mercado de valores con caída de las cotizaciones, provocando un efecto riqueza negativo.

  • 8. El saldo de estos acontecimientos es una recesión global con más inflación y con el consiguiente debilitamiento del mercado laboral.

El interrogante frente a esta dinámica perniciosa de la economía mundial es hasta dónde subirá la tasa de interés EEUU, teniendo en cuenta las profundas perturbaciones que ha generado esta estrategia monetaria, la cual está apuntando como principal víctima a las economías europeas.

La Reserva Federal seguirá subiendo la tasa

La Reserva Federal --FED por sus siglas en inglés-- sigue el rumbo que había fijado en las anteriores reuniones de directorio. El último anuncio del banco central estadounidense fue un alza de la tasa de 75 puntos básicos, hasta el nivel de 3,00%-3,25%, la tercera subida consecutiva de este ritmo.

La entidad monetaria de este modo ha pisado el acelerador en su lucha contra la inflación por esta vía, con consecuencias locales (recesión) e internacionales (inflación).

En las reuniones de junio y julio emprendió dos alzas idénticas de 75 puntos, llevando los tipos de interés al rango del 2,25%-2,5%. Tras la última decisión de la Reserva Federal, las tasas alcanzaron máximos de enero de 2008.

Con este movimiento, Jerome Powell, titular de la FED, ha preferido cumplir sus promesas antes que asustar a los operadores con un incremento de 100 puntos.

Además, los miembros de la FED han corregido a la baja sus previsiones del crecimiento de la economía estadounidense y lo que era un claro avance ahora se ha convertido en un aumento muy leve. El PIB de EEUU, cuyas previsiones anteriores apuntaban a una mejora de entre el 1,4% al 2,0%, ahora se sitúa entre el 0,2% y el 0,3%.

Powell adelantó el rumbo de la Reserva Federal y, por lo tanto, lo que puede esperar el resto de las economías occidentales: "El restablecimiento de la estabilidad de precios llevará algún tiempo y requiere el uso de nuestras herramientas con fuerza para equilibrar mejor la demanda y la oferta. Es probable que la reducción de la inflación requiera un período sostenido de crecimiento por debajo de la tendencia". Para agregar que tasas más altas "traerán algo de dolor a los hogares y los negocios".

La propuesta recesiva del FMI

El documento del Fondo Monetario Internacional (FMI) La alta inflación pone a los bancos centrales en una situación difícil insiste con el sendero recesivo para atacar el alza de los precios, cuando el origen no ha sido monetario, sino consecuencia del doble impacto de los problemas en la cadena de suministro en la pospandemia y las alteraciones en los mercados internacionales por el conflicto bélico en Ucrania.

El FMI afirma que los costos de bajar la inflación "quizá resulten ser mucho más elevados si se materializan los riesgos alcistas y se consolida un alto nivel de inflación". En ese caso, propone que los bancos centrales tendrán que adoptar una posición más firme y tomar medidas de restricción monetaria mucho más duras para enfriar la economía, lo que probablemente derive en un fuerte aumento del desempleo.

Advierte que en un contexto de señales de liquidez ya escasa, una aceleración del aumento de las tasas podría traducirse en una mayor desvalorización de los activos de riesgo que afecte a las acciones, el crédito y los activos de mercados emergentes.

También puede suceder que el endurecimiento de las condiciones financieras sea desordenado, lo que pondría a prueba la resiliencia del sistema financiero y ejercería gran presión en particular sobre los mercados emergentes. El apoyo a la política de restricción monetaria, que hoy en día es fuerte frente a una inflación que registra máximos desde hace varias décadas, podría verse socavado por los crecientes costos económicos y de empleo.

Pese a estos costos, el Fondo insiste en que recobrar la estabilidad de precios tiene vital importancia y es condición necesaria para un crecimiento económico sostenido, al recordar que la elevada inflación de las décadas de 1960 y 1970 ha enseñado que la demora en aplicar una política restrictiva conlleva un endurecimiento posterior mucho más costoso para volver a anclar las expectativas de inflación y restablecer la credibilidad de las políticas.

Europa, víctima de la política exterior y monetaria de EEUU

El euro y la libra esterlina están padeciendo una persistente depreciación, lo que está agudizando problemas macroeconómicos de arrastre de estas económicas.

La libra lleva años deslizándose a la baja frente al dólar, pero la abrupta caída de un 5% en una sola jornada --el lunes 26 de septiembre--, ha desatado las alarmas de un país al borde de la recesión.

La divisa británica registró su mayor caída en un solo día desde marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia. Llegó a tocar el mínimo histórico de 1,0327 dólares, su nivel más bajo desde 1972. "Los costos inmediatos para los consumidores podrían ser significativos", explica Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión eToro.

Si la libra se mantiene en este nivel bajo frente al dólar, las importaciones de materias primas cotizadas en dólares, incluidos el petróleo y el gas, serán más costosas. Este efecto ya se puede notar no solo en Reino Unido, sino en cualquier economía que haya visto su divisa depreciarse.

Comprar un barril de petróleo en los mercados internacionales es ahora más caro dada la fortaleza del dólar. Y de ahí que los precios de la gasolina en los surtidores no hayan hecho más que aumentar.

Los bienes importados también podrían encarecerse considerablemente, lo que impulsará aún más la inflación, que ya se encuentra en su nivel más alto en décadas.

Otro impacto directo en el bolsillo de los hogares es que el alza de la tasa de interés hace que las hipotecas sean más costosas.

No sirve la política monetaria para salir de esta crisis

El economista griego y exministro de Finanzas de Grecia Yanis Varoufakis escribió el artículo Cómo Occidente envenenó su dinero en Project Syndicate, en el que observa el efecto dañino de la política monetaria de las bancas centrales de EEUU y de la Unión Europea.

Señala que algunos analistas esperan ahora que el dinero, con la suba constante de la tasa de interés, se está purificando en las llamas de la inflación. Pero aclara que la inflación no está sacando el veneno del sistema monetario occidental.

Después de más de una década de adicción al dinero envenenado --emisión de dólares y euros para salvar al sistema financiero--, "no se presenta ningún método de desintoxicación obvio". Y sentencia que la inflación actual no es la misma que estos países enfrentaron en la década del 70 y a principios de la del 80.

Varoufakis afirma que "el socialismo para los banqueros [por la millonaria asistencia financiera dada por los bancos centrales] y la austeridad para la mayoría del resto frustraron el dinamismo del capitalismo, sumergiéndolo en un estado de estancamiento".

Para concluir que "ahora que irrumpe el espectro de la inflación, ninguna política monetaria puede purificar el dinero y restablecer el equilibrio macroeconómico".

Hasta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha concluido en su reciente actualización sobre las perspectivas económicas que el mundo está pagando un alto precio por el conflicto bélico. "Junto con la política china de "COVID cero", la guerra ha llevado a la economía mundial a una senda de menor crecimiento y mayor inflación; una situación que no se veía desde la década de 1970".

En definitiva, la salida de la pospandemia que prometía un sendero de recuperación termina, con el estallido del conflicto bélico en Ucrania y las sanciones económicas a Rusia, en una crisis global autoprovocada por la política exterior y monetaria de Estados Unidos, con el acompañamiento subordinado de la Unión Europea.

[Fuente: Por Alfredo Zalat, Sputnik Mundo, Moscú, 06nov22]

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