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22ene23


¿Cómo podría Europa salvarse de su crisis energética?


Durante los últimos meses, los países europeos viven una crisis energética por los altos precios del gas y la electricidad, estos se dispararon debido a las sanciones impuestas contra Rusia. Los políticos tratan de resolver este problema aumentando importaciones del gas natural licuado (GNL) y buscando alternativas a los combustibles rusos.

A mediados de agosto de 2022, el gas en Europa cotizaba más de 200 euros por megavatio hora, frente a los 50 euros del año anterior.

Uniper, el mayor importador de gas de Alemania, declaró recientemente que desde mediados de junio se registran pérdidas diarias muy variables en función de los precios actuales del gas. A finales de verano, las pérdidas de Uniper habían alcanzado los 3.800 millones de euros.

Mientras que en Polonia, a pesar de los intentos del Gobierno de congelar los precios del gas, fue suprimido el costo preferencial del gas para las pequeñas y medianas empresas, incluidas las panaderías. Esto provocó un fuerte aumento de la inflación en ese país hasta alcanzar el 17,9%.

En tanto, pese a la necesidad de los energéticos rusos, EEUU y la Unión Europea impulsaron sanciones contra el gas y petróleo provenientes de Moscú, llegando incluso a cancelar la puesta en marcha del gaseoducto Nord Stream 2, el cual facilitaría la distribución de este energético a Europa e incluso permitiría a países como Alemania vender este producto. Otro obstáculo fueron los ataques contra Nord Stream 1, que la Fiscalía General de Rusia nombró como un caso de acto de terrorismo internacional.

¿Podría GNL resolver la crisis energética europea?

En un contexto de rechazo de las entregas de gas ruso debido a la operación militar especial en el territorio de Ucrania, el Gobierno alemán promueve activamente la construcción de terminales receptoras de importaciones de GNL. Está previsto que en 2026 estén en funcionamiento un total de 11 terminales de GNL, tres de ellas estacionarias.

Los expertos del Nuevo Instituto del Clima, con sede en la ciudad alemana de Colonia, en su reciente estudio llegaron a una conclusión sobre la transición a fuentes de energía renovables.

"11 terminales de GNL con una capacidad total de unos 73.000 millones de metros cúbicos al año podrían importar aproximadamente un 50% más de gas del que se compraba a Rusia antes. Si todas las terminales previstas entraran en funcionamiento, Alemania podría importar por tierra y mar casi dos tercios más de gas natural del que consume actualmente", subrayaron.

Agregaron que es construida con mucha más capacidad de la necesaria. Si todos los planes de GNL llegan a buen puerto, "podemos prever un problema de despilfarro de los bolsillos de los contribuyentes".

Sin embargo, el Ministro de Economía alemán, Robert Habeck, descarta que el problema exista e incleso señaló que la crisis energética aún no ha terminado y que se necesita una reserva.

Hace unas semanas, un análisis de Climate Action Tracker (CAT) concluía que construyen en todo el mundo muchas más infraestructuras de GNL de las que realmente se necesitan. Según estos datos, el exceso de oferta de GNL previsto podría alcanzar alrededor de 500 megatoneladas ya en 2030, lo que equivaldría a casi cinco veces el volumen de gas ruso importado por la UE en 2021.

Sin embargo, el proyecto de GNL del Gobierno causa mucho resentimiento sobre todo entre los ecologistas que en las recientes protestas del pueblo alemán de Lutzerath demostraron que están dispuestos a defender sus ideas frente a los policías con garrotes.

¿Hay algunas alternativas al gas ruso para los europeos?

Hace tiempo que Europa tiene interés por aumentar el envíos de combustible procedente del exterior, sobre todo cuando ya existe una infraestructura de gasoductos. A pesar de algunos intentos de políticos de la UE para aumentar los suministros del combustible desde otros países, estos tienen algunas dificultades.

La producción de gas de esquisto en EEUU parece una solución para los europeos, pero los analistas afirman que no es un remedio.

De hecho, las importaciones de GNL de EEUU a la Unión Europea (UE) ya se han disparado. Gran parte de ese combustible procede de la perforación de gas de esquisto.

Toda la razón por la que las exportaciones estadounidenses de GNL son posibles es la revolución del esquisto, aseguró Eli Rubin, analista de energía de la consultora EBW Analytics Group en Washington, citado por France 24.

"Si no fuera por eso, EEUU estaría importando GNL de forma bastante generalizada, compitiendo con los países europeos por el suministro de gas natural", subrayó.

Sin embargo, los expertos advierten de que aunque el GNL procedente del esquisto estadounidense puede ayudar a europeos en medio de su crisis energética, no rescatará por sí solo al continente.

"No creo que Europa reciba nunca tanto gas como GNL de EEUU como el que recibía de Rusia a través de gasoductos", afirmó la directora de la Iniciativa sobre Seguridad Energética y Clima de la Institución Brookings en Washington, Samantha Gross, citada por France 24.

En sus palabras, el problema es la capacidad de exportación, no la cantidad de gas que produce EEUU porque es un proceso complicado y costoso, que requiere licuación, transporte a las terminales de exportación, barcos para trasladar el combustible al país que lo compra y, una vez allí, un proceso de regasificación.

"EEUU tardará entre tres y cinco años en aumentar realmente la infraestructura para la exportación de GNL", prosiguió Rubin.

En julio pasado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajó a Bakú con el objetivo de firmar un acuerdo para duplicar las importaciones de gas del bloque desde Azerbaiyán a través de una red de gasoductos hasta Italia, denominada Corredor Meridional de Gas.

No obstante, varios expertos aseguran que estos envíos no son suficientes.

"Es probable que el aumento de las exportaciones de gas natural por el gasoducto desde Azerbaiyán y Argelia sea pequeño en comparación con el aumento de la capacidad mundial de GNL", afirmó Stephen Fryce, profesor independiente del Instituto Peterson, citado por France 24.

Mientras que Noruega, que es rica en gas, aumentó el suministro de combustible al resto de Europa gracias al gasoducto de Langeled. Sin embargo, los yacimientos de gas del mar del Norte "no están agotados, pero ya no son lo que eran", afirmó Samantha Gross .

Catar también se convirtió en parte de la lucha de Europa por encontrar nuevas fuentes de gas. No obstante, exporta actualmente más del 70% de su GNL a países asiáticos con contratos a largo plazo.

Por otro lado, el jefe del Comité de Energía del Bundestag alemán, Klaus Ernst, afirmó que Incluso con el acuerdo sobre el GNL de Catar, todavía no hay alternativas reales para reemplazar el suministro de combustibles de Rusia.

"El Gobierno alemán celebra su acuerdo de GNL con Catar y se jacta de grandes cifras. En realidad, estos dos millones de toneladas de GNL corresponden al 3% del consumo de gas alemán. ¡Todavía no hay alternativas reales al gas ruso!", escribió en su cuenta de Twitter.

Gross concluyó que el mayor problema para que Europa compre combustible es que no está claro si lo tendrán el tiempo suficiente.

"Se trata de contratos multimillonarios, y 10-15 años de uso del gas no es un periodo de amortización suficientemente largo", explicó.

[Fuente: Sputnik Mundo, Moscú, 22ene23]

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