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30abr15


Brufau cederá todo el poder a Imaz en la junta de Repsol y se quedará como presidente honorífico


Antonio Brufau, a sus 67 años, renovará como consejero y presidente de Repsol en la junta del 30 de abril, pero cederá todo su poder ejecutivo al consejero delegado, Josu Jon Imaz, que en sólo diez meses en el cargo se ha hecho fuerte en la compañía y está llevando las riendas de la compra de Talisman. El puesto de Brufau tendrá ahora un carácter honorífico e institucional y por ello se ha bajado el sueldo a la mitad.

Antonio Brufau comienza a armar su retiro dorado. El presidente de Repsol, que lleva más de diez años en el cargo y cumplirá 67 el próximo jueves, quiere proseguir con el proceso de traspaso de poder ejecutivo de la presidencia al consejero delegado, Josu Jon Imaz.

Ya en abril de 2014, cuando nombró 'número dos' a Imaz, prescindió de buena parte de sus responsabilidades ejecutivas en el cargo, pero mantuvo bajo su paraguas las estratégicas áreas jurídica y secretaría del consejo, financiera y la dirección general de Comunicación y Presidencia.

Han pasado poco más de diez meses y el consejero delegado se ha hecho fuerte en la compañía, gozando de la más absoluta confianza de Brufau, y ha tomado las riendas de la operación de integración de la petrolera canadiense Talisman.

Según las fuentes cercanas al accionariado de Repsol consultadas por Vozpópuli, el ejecutivo de Mollerusa considera que éste es el momento adecuado para echarse a un lado y aprovechar la reorganización estructural que se aplicará en la nueva compañía tras la absorción de Talisman para dar más poder a su 'número dos'.

Estas fuentes señalan que Imaz (51 años) asumirá algunas de estas áreas que, por ahora, reportan directamente a Brufau. Fuentes cercanas a la propia petrolera reconocen que se está trabajando en el diseño de este traspaso de poderes, pero que aún no se ha definido.

Será en la próxima junta de accionistas, que tendrá lugar el 30 de abril, cuando se escenificará este traspaso, que dejará la Presidencia de la petrolera como un cargo con un carácter eminentemente honorífico e institucional.

En la junta, Brufau renovará como consejero, por cuatro años más, y también como presidente, con el voto a favor de los accionistas de referencia, La Caixa (12%) y Sacyr (9,5%). Seguirá al frente del consejo de administración y del Comité de Dirección, pero previsiblemente, dejará la supervisión directa de, al menos, la dirección financiera de Miguel Martínez y la secretaría general de Luis Suárez de Lezo, para pasarán a reportar directamente al consejero delegado.

Y como sus funciones ejecutivas quedarán muy reducidas, el propio Brufau propondrá recortarse, de nuevo, su sueldo, que en 2015 será de 2,5 millones de euros. Esta cantidad es casi la mitad de lo que el ejecutivo ilerdense cobró en 2013 (4,9 millones de euros).

Ya el pasado año, el propio Brufau reconoció ante los medios de comunicación que se bajaba su retribución bruta porque su consejero delegado se iba a encargar de un buen número de funciones que hasta ese momento habían dependido directamente de él como presidente ejecutivo.

En 2015 proseguirá este proceso de recorte de la retribución bruta en línea con la pérdida de la mayoría de las funciones ejecutivas.

Tras más de diez años en el cargo, Brufau ha conseguido, hasta ahora, frenar en varias ocasiones los intentos de algunos accionistas de echarle de la presidencia. Ni la Sacyr de Luis del Rivero ni la Pemex de Emilio Lozoya han conseguido moverle del sillón presidencial, si bien es verdad que el accionista mexicano, ya fuera del capital del grupo, propuso en reiteradas ocasiones el nombramiento de un consejero delegado.

Brufau aguantó las andanadas de Lozoya, en un momento en el que su gestión estaba bajo el punto de mira del Gobierno Rajoy, que fue el que tuvo que solventarle la papeleta de la expropiación de YPF. La presidenta Kirchner negó a Brufau la entrada en Argentina y fue el propio Gobierno español, con el ministro de Industria, José Manuel Soria a la cabeza, y el entonces 'número dos' de Repsol, Nemesio Fernández Cuesta, los que consiguieron cerrar el acuerdo de indemnización.

Brufau salió muy tocado por haber mantenido una posición inflexible frente a Kirchner y la expropiación de YPF, pero poco a poco salió a flote. Fue entonces, camino de la junta de 2014 cuando se decantó por Imaz como consejero delegado, dejando en la cuneta a Fernández Cuesta, el eterno 'número dos' que nunca llegó a serlo.

Precisamente, el director general, sabedor de la pérdida de confianza de sus mayores en la casa, ha decidido estos días abandonar la compañía, tras más de 12 años en ella.

[Fuente: Por Baltasar Montaño, Vozpópuli, Madrid, 30abr15]

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