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30abr10


Desalojo exprés en la AECID: Exteriores borra 80 puestos de trabajo de un plumazo


Desalojo express, sin negociación, por sorpresa y sin excepciones. Un comunicado interno firmado por la directora de la AECID, Elena Madrazo, hacía saltar todas las alarmas en el interior de la Agencia Española de Cooperación Internacional el pasado miércoles 21 de abril. Claro y conciso, el texto anunciaba un drástico "replanteamiento de la política de personal", que ha supuesto, en la práctica, que 83 expertos en cooperación hayan abandonado en un plazo de tres días sus puestos de trabajo y sus despachos. Y eso, a pesar de que algunos venían desempeñando sus funciones desde hacía más de 10 años, pero siempre como autónomos y con contratos de servicios.

De la noche a la mañana los afectados desempeñan su trabajo desde casa como meros colaboradores que "trabajan para la agencia, pero no en la agencia", como ha explicado la secretaria general de AECID, Begoña Cristeto. La situación se había vuelto insostenible en los últimos meses por lo que, aprovechando el "actual contexto de austeridad y racionalización", Madrazo ha decidido cortar por lo sano y con una rapidez inaudita. No obstante, en manos de la Justicia se acumulan una treintena de demandas laborales contra la Agencia de otros tantos empleados y ex trabajadores. Siguen el ejemplo marcado por una asistente técnica que el pasado mes de noviembre logró ver reconocida por los tribunales que se habían vulnerado sus derechos cuando su contrato con la AECID fue rescindido.

La situación laboral interna, "dantesca", según explica uno de los afectados, hizo que la Agencia pidiese consejo a la Abogacía del Estado para encontrar una solución que ha llegado en forma de recortes. Y es que, las nuevas instrucciones dadas por Madrazo no dejan lugar a dudas en su empeño por "eludir el riesgo" de que otras personas ingresen en la función pública "como consecuencia del obligado cumplimiento de resoluciones judiciales":

Un decálogo "humillante"

En la práctica, la Agencia de Cooperación está inmersa en un profundo cambio de calado en el que se quiere eliminar toda huella que pueda evidenciar una situación de dependencia laboral con sus colaboradores. Algo que se ha hecho con excesivas prisas y siguiendo las instrucciones marcadas por un decálogo que quienes llevan años trabajando en la AECID consideran "humillante y denigrante". "En el plazo de tres días tienen que desaparecer sus puestos de trabajo y que parezca que nunca han existido", se quejaba la semana pasada uno de los afectados en un correo electrónico en el que comparaba su marcha con el desalojo del patio Maravillas de Madrid.

"Nos lo comunicaron el miércoles pasado, cuando en ese momento 4 de las personas afectadas estaban de viaje y nos dicen que para el viernes había que sacar todas las cosas y vaciar los despachos", explica otro de los afectados, que prefieren no desvelar su nombre. "La medida ha sido la de intentar tapar pruebas como correos electrónicos, tarjetas de visita, despachos, viajes… Y han elaborado un decálogo con cosas indignantes como que no podíamos ir siquiera a una cena de Navidad. Algunos llevamos años en la Agencia y nos hemos dejado mucho representando a la Agencia e incluso a España y esto es humillante", explican.

El citado decálogo prohíbe, por ejemplo, que los colaboradores adjudicatarios de un contrato tengan equipos informáticos, teléfonos móviles, conexiones a internet o despacho propio. En su lugar, el texto especifica que se habilitará "una sala o despacho colectivo con medios suficientes que podrán utilizarse con carácter esporádico para la entrega de sus servicios o para reportar al órgano de contratación". Un espacio en el que, se añade, no podrán estar "más tiempo del indispensable para la entrega de sus trabajos y para informar".

Ni a las cenas de Navidad

Las 80 personas desplazadas no podrán tampoco asistir a cursos de formación de la AECID, ni participar en actividades sindicales de la Agencia o en "reuniones, eventos o foros nacionales o internacionales en representación de la AECID". Tampoco, como se ha dicho, participar en "comidas o cenas colectivas como las de Navidad o verano". Se les prohíbe, además, tener cualquier "signo distintivo" como llaves, tarjetas de acceso, claves de seguridad, acceso a intranet, tarjetas de visita u otros elementos acreditativos como uniformes o chalecos.

"Hay gente que, por ejemplo, llegó el lunes y ya no podía acceder al correo con su contraseña personal", explican una de las afectadas. "Lo preocupante, sin embargo, no es nuestra situación laboral sino cómo afecta todo esto al trabajo diario de la Agencia, que tiene unos objetivos marcados en un Plan Director y que gestiona importantes recursos. ¿Cómo vamos a mantener el 0´5% en ayuda al desarrollo y hacerlo de una forma que no sea solo financiar proyectos, sino en la que se haga también un seguimiento de los mismos y una evaluación?".

Los trabajadores ponen de relieve también la dificultad de seguir desarrollando en las neuvas condiciones el mismo trabajo que hacían hasta ahora con sus contrapartes en otros países, en algunos casos con Ministerios de otros países o agencias de la ONU. "Yo llevo un programa y no he podido siquiera avisar a mis contactos de que ya no estoy allí. A la larga, me temo que solo podremos desarrollar un 30% de las actividades para las que nos han contratado.

Los presupuestos de la AECID se han multiplicado en los últimos años sin que ello haya ido acompañado de un incremento proporcional de la plantilla de la Agencia. No se convocaron oposiciones para suplir nuevos puestos y en ahora, en situación de crisis, la situación se ha vuelto una trampa para los asistentes externos. "En cinco años se ha doblado en las cantidades económicas destinadas a desarrollo. Si quieren que recursos se distribuyan de forma coherente necesitan técnicos y profesionales", explican.

[Fuente: El Confidencial, Madrid, 30abr10]

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