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22feb17


La reunión del 11-E entre Rajoy y Puigdemont deja de ser 'secreta' por el clima preelectoral en Cataluña


Tras varios días de continuos desmentidos sobre la existencia de contactos secretos -o discretos- entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña, este miércoles se ha publicado que sí ha habido una reunión reciente entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont precisando el lugar y la fecha: Moncloa, 11 de enero. Ni uno ni otro lo han desmentido, aunque ambos han negado avances en la relación porque la línea roja de la Constitución y la ley, por un lado, y el referéndum, por otro, siguen siendo obstáculos infranqueables. Pero, al menos, hay constancia de que algo se mueve. Y eso es gracias a una filtración que se atribuye a ERC.

Concretamente, habría sido el líder republicano y vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, quien ha desvelado el encuentro, para desacreditar al 'president' y su partido, PDCat antes Convergència, atribuyéndoles una negociación secreta con Madrid que Puigdemont se ha apresurado a desmentir. "Las negociaciones ni están ni se las espera", ha dicho pero no ha negado la reunión. Junqueras tiene todas las papeletas para convertirse en el próximo jefe del Ejecutivo catalán según las encuestas, pero la posible reaparición de Artur Mas liderando a los convergentes podría ser un inconveniente, sobre todo después de su proceso de victimización durante el juicio por el 9-N, del que ha salido reforzado como icono del independentismo.

Junqueras, además, tenía que cobrarse una cuenta pendiente. El 10 de enero, justo un día antes de que se vieran sus respectivos jefes de filas, el vicepresidente catalán se reunió con la vicepresidenta del Gobierno central, Soraya Sáenz de Santamaría, y esa cita trascendió a los medios por otra filtración, esta vez del entorno de Puigdemont. El líder republicano es, de hecho, el interlocutor del Ejecutivo de Rajoy a través de su relación con la vicepresidenta, con la que habla regularmente. Teniendo en cuenta que el 'president' tiene fecha de caducidad ya que no piensa presentarse a las elecciones, la intención es dejarle que se queme en el órdago secesionista (con convocatoria de referéndum incluida). En cuanto a Junqueras, una vez que le hayan encumbrado las urnas, apareceróa como el artífice de una nueva relación de Cataluña con el Estado.

De momento, todo sigue igual que estaba. Este miércoles, después de que La Vanguardia revelara la reunión del 11 de enero en Moncloa, Rajoy ha reiterado que su objetivo es dialogar sobre los problemas que afectan a los ciudadanos, pero no sobre cómo incumplir la ley. Puigdemont, por su parte, ha negado que haya una negociación en marcha durante la sesión de control del Parlament, para salir al paso de las críticas por la falta de claridad y para frenar en seco posibles suspicacias de sus aliados, ERC y la CUP, sobre una eventual rebaja de sus aspiraciones secesionistas. El 'president' aún tiene que sacar adelante sus presupuestos y para ello necesita el apoyo de republicanos y 'cuperos'.

Por ese motivo, y sin negar explícitamente que la cita se hubiera celebrado, el presidente de la Generalitat se ha dedicado a reconducir el tema al ámbito del referéndum. "Votar, votaremos", ha advertido y ha añadido: "No vamos de farol. Interés por escuchar esto no hay ninguno, ni propuesta de negociación ni ahora ni en el pasado, ni voluntad de diálogo ni ahora ni en el pasado, en ningún formato, de nada, lo digo con tristeza porque es una demostración de que el posicionamiento democrático del Estado es altamente preocupante, debería preocupar a los demócratas de aquí y a los de allí".

Rajoy: sí a hablar de otros problemas, no a "liquidar España"

Si Puigdemont enarbola constantemente la cuestión del referéndum, Rajoy hace lo mismo con la ley y la Constitución para insistir una y otra vez en que no se saltará la legalidad vigente para "liquidar España". Su postura es la de siempre, o eso es lo que ha enfatizado ante los periodistas en los pasillos del Congreso. Su mantra es que él solo quiere hablar con el Gobierno catalán de "los temas que afectan a la gente". En este sentido, ha dicho que le gustaría que Puigdemont se implicase en los acuerdos de la Conferencia de Presidentes porque se habla de asuntos como la financiación autonómica, la dependencia, el empleo o los problemas demográficos. "Yo quiero hablar también de los Presupuestos, de las inversiones y de las infraestructuras", ha destacado.

Es más, Rajoy ha indicado que quiere "intentar que todos" hagan un esfuerzo para recuperar la cohesión interna para que la Generalitat no esté "condicionada" por grupos extremistas (en alusión a la CUP) lo que, a su juicio, puede afectar al "modelo económico y social de Cataluña". Rajoy ha reiterado que quiere hablar de estos asuntos que preocupan a los ciudadanos, pero ha dejado claro una vez más que él no puede hablar de cómo se pone de acuerdo "con los señores independentistas" para saltarse la ley "conjuntamente".

En definitiva, ha recordado que como presidente del Gobierno tiene la "obligación básica" de "cumplir y hacer cumplir la ley", por lo que no puede autorizar un referéndum que va contra la soberanía nacional al impedir que una parte de los españoles puedan opinar sobre lo que quieren que sea su país. "Por tanto, es momento de volver a la sensatez, al sentido común y terminar con esto, que lleva ya cinco años y no ha conducido a nada positivo para los ciudadanos de Cataluña. Mi disposición es la mejor y yo efectivamente quiero hablar, pero quiero hablar de los problemas reales y no de liquidar España ni la ley", ha concluido.

Críticas y reproches por la opacidad y las mentiras

El caso es que las críticas por el oscurantismo con el que se está llevando a cabo todo el proceso ha sido objeto de no pocas críticas, especialmente en el Parlament. La líder de la oposición catalana, Inés Arrimadas, ha afeado a Puigdemont su actitud: "Ni dicen la verdad sobre las reuniones que tienen ni dan explicaciones sobre temas incómodos ni afrontan los problemas de los catalanes; no se esconda y no oculte información sobre lo que hace o deja de hacer". En esa misma línea, el líder de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, le ha señalado que "no es ninguna vergüenza que hable con el señor Rajoy, es su deber. ¿Por qué explican una cosa a la opinión pública y hacen otra?". Y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, que el martes adelantaba la existencia de reuniones 'secretas', también ha lamentado que no se informe públicamente de estos asuntos y ha considerado que es bueno que haya reuniones. "Más debería haber y con más resultados", ha dicho.

No les falta razón a los portavoces. Solo unas horas después de haberse visto con Rajoy, el 12 de enero, Puigdemont dijo en Catalunya Ràdio que era "perfectamente posible" que ambos se reunieran antes de que finalizara el mes. Incluso explicó que estaban hablando "de cuándo y en qué formato" debía producirse este encuentro, que situó en una fecha "no muy lejana".

Pero lo que de verdad disparó el cruce de informaciones y desmentidos fue lo que el domingo pasado dijo el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, al canal 3/24: "Las conversaciones y encuentros se producen y, a veces, son públicos, pero no siempre". El Govern salió inmediatamente a desmentirlo a través de la portavoz, Neus Munté, y del propio 'president' que hizo esta declaración a los periodistas durante una visita a Narbona: "Créame, nos gustaría que hubiera una negociación en el formato que fuera. No ha habido reuniones ni privadas ni oficiales". Además, aseguró que la supuesta propuesta del Ejecutivo central para resolver el conflicto es "como el espíritu santo: todo el mundo habla de ella pero nadie la ha visto".

El lunes, el líder del PPC, Xavier García Albiol, también le llevó la contraria a su compañero de partido: "El Gobierno de España no está manteniendo reuniones secretas con nadie". Más enigmático se mostró Rajoy, que compareció en una rueda de prensa con François Hollande tras la cumbre hispano-francesa de Málaga: "Si hubiera reuniones discretas o secretas no las iba a contar yo porque dejarían de ser discretas o secretas".

El martes, nuevamente se dispararon las especulaciones con otra declaración de Iceta, quien en un desayuno informativo aseguró que le "consta" que ha habido contactos "al máximo nivel". Unas horas después, Munté comparecía en la rueda de prensa posterior al Consell Executiu y hacía esta tajante afirmación: "No ha habido reuniones secretas". Este miércoles, La Vanguardia ha publicado la noticia del encuentro celebrado en enero y del que no se ha sabido nada hasta ahora.

La información de La Vanguardia y los anteriores desmentidos

Según publica La Vanguardia, Rajoy y Puigdemont se reunieron el pasado 11 de enero en La Moncloa, donde mantuvieron una conversación cordial, sin que hubiera acercamiento alguno sobre cómo resolver el conflicto político en Cataluña. En el almuerzo que mantuvieron ambos en Madrid, a instancias de Rajoy, según publica el diario, Puigdemont reiteró su voluntad de convocar un referéndum e insistió en que podían negociarse las condiciones de la consulta (fecha, pregunta…) y el presidente del Gobierno volvió a manifestar su negativa a permitirlo.

Rajoy quería convencer a Puigdemont para que asistiera a la conferencia de presidentes autonómicos, que se reunió el 17 de enero, y el presidente del Govern dijo que acudiría si podía intervenir para explicar su posición sobre el conflicto catalán. Rajoy no lo consideró oportuno y el presidente catalán no acudió.

El almuerzo en la Moncloa se produjo un día después de que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría se reuniera en Barcelona con el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. Tanto uno como otro fueron informados del encuentro posterior por parte de Rajoy y Puigdemont, respectivamente. Ambas partes decidieron mantener discreción en torno a su encuentro, aunque se convirtió en un asunto controvertido tras las declaraciones del delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Milló, el pasado domingo, de que había contactos "a todos los niveles" que a veces no se hacen públicos.

Este lunes, Rajoy fue preguntado en varias ocasiones por las declaraciones de Millo, pero esquivó las cuestiones. En una entrevista en Telecinco, se le preguntó expresamente si hay conversaciones discretas para buscar una solución al problema catalán: "No, y si las hubiera, discretas o secretas, no las iba a contar yo, porque entonces dejarían de ser discretas o secretas", respondió.

[Fuente: Por Pilar Gassent, República de las ideas, Madrid, 22feb17]

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