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01may18


"Clama al cielo ver a UGT y a CCOO tras los independentistas, es una traición"


En su juventud, no conoció otra cosa que la lucha clandestina contra el franquismo y, sin embargo, el cartel que algunos le quieren colocar ahora es el de 'último fascista de la democracia'. Se llama Francisco Frutos Gras y nació el 6 de septiembre de 1939, cuando aún humeaban las trincheras de la Guerra Civil, en una deprimida comarca agrícola de Barcelona, el Maresme, en el seno de una humilde familia de agricultores. Empezó a trabajar el campo con sus padres y de esas raíces, que son raíces de rabia social de los niños yunteros de Miguel Hernández, nació el sindicalista que a los 25 años se fue a trabajar a una empresa textil de Blanes, en Girona.

Se afilió a Comisiones Obreras y al Partido Comunista y, desde aquellos años de clandestinidad, llegó a la secretaría general del PCE, desde 1998 hasta 2009. Estaba en el segundo plano hasta el mitin del 29 de octubre del año pasado, cuando se subió a una tarima y proclamó aquello de 'catalans, jo sóc un botifler', contrapunto simbólico de aquel otro 'ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí'. De Tarradellas a Frutos, de la lucha contra el franquismo hasta la lucha contra el independentismo; esas dos frases delimitan el tiempo transcurrido en Cataluña. Aquellos que trajeron la democracia tras una pancarta que pedía 'Libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía' son considerados ahora 'botiflers', traidores, por oponerse a esta nueva reacción que ha puesto en jaque la democracia española.

PREGUNTA. ¿Qué ha cambiado de la situación política desde aquel mitin de octubre contra la deriva independentista?

RESPUESTA. Lo más importante es que, aunque los independentistas no han sido derrotados, han fracasado en todos sus planteamientos. Ha quedado al descubierto que todo era un tinglado monumental de cuatro arribistas, costeado con dinero público, y seguido por una buena parte de la sociedad catalana. Pero nada más; en Cataluña, todo sigue estancado en un barrizal. Mire, la pregunta que más me repito, que no consigo contestarme, que me deja perplejo, es cómo hay tanta gente que se deja engañar en Cataluña… Se han dejado lavar el cerebro de tal forma que ya no son capaces de distinguir nada de la realidad. ¿Cómo es posible eso, y en Cataluña, con el proceso histórico que hemos vivido desde el franquismo? Si hay quien dice que RTVE y los medios públicos españoles están manipulados, TV3 y Catalunya Ràdio son agentes directos de Goebbels. La sociedad se ha roto, familias, amigos, compañeros de trabajo… Han creado un enfrentamiento que ya veremos si es reparable.

P. Un enfrentamiento que llega a la persecución, pintadas de 'botifler', niños de guardias civiles 'señalados' en el colegio... Usted vivió la clandestinidad en el franquismo, ¿ahora cómo digiere este ambiente de represión?

R. Me rebelo contra esos que van diciendo que España sigue siendo franquista, que hay que hacer una nueva Transición porque aquella fue un fracaso, que nos vendimos al franquismo. Yo denuncio esa actitud, que la defienden hoy incluso muchos de izquierda, o que antes eran de izquierdas. Yo denuncio eso: en España no hay franquismo; España es un país capitalista y neoliberal, como los de su alrededor, con una democracia asentada y una descentralización autonómica de las más avanzadas del mundo. ¿Hay cosas que deberían estar mejor, que habría que cambiarlas? Por supuesto, pero como en cualquier democracia, con acuerdos, entendimiento, y dentro de la ley, de la Constitución. En fin, que los golpistas están donde están.

P. Los golpistas, dice usted. Cada ve que se establecen comparaciones históricas o se ponen adjetivos, el independentismo destaca su carácter pacífico…

R. López Tena, el creador del 'España nos roba', ha sido quien ha comparado la ley de transitoriedad y la posterior del referéndum con la ley habilitante que le dio pleno poder a Hitler. El hecho jurídico es el mismo, las épocas históricas son diferentes. Me hace gracia cuando dicen eso de que no hay violencia… Es verdad, no han sacado los tanques a la calle, como hizo Tejero, porque la Generalitat no los tenía, no sé si esperaba tenerlos, pero la violencia larvada existe, se percibe, y tiene una repercusión directa sobre la gente. La expresión más clara de esa violencia larvada es el miedo a hablar; también eso ocurría en el franquismo.

P. En el último número de 'Mundo Obrero', dice Julio Anguita que en "España no estamos en democracia, estamos en una no-dictadura formal".

R. Lo que diga Julio Anguita no me interesa nada, permítame que se lo diga así.

P. Vaya, pensé que pese a las diferencias que pudieran existir, Anguita conservaba su carácter de referente moral.

R. Le he escuchado ya tantos sermones, desde que nos anunció el sorpaso por primera vez, que no me impresiona… Luego con Podemos, y siempre fracasos. Sus palabras tienen tan poco peso moral y político…

P. Bien, volvamos por donde íbamos…

R. ...La izquierda en España está atravesando un momento muy difícil, y eso que el PP está casi destrozado. Uno de los problemas de España es que aquí o nos pasamos o no llegamos. A la que se organiza una protesta en una plaza por una cuestión que puede ser menor, ya hay algunos que creen que se trata de la revolución que está llegando. Y, sin embargo, ante cosas importantes, que merecerían una gran movilización, no ocurre nada. Deberíamos ser más prácticos, buscar avances reales, por pequeños que sean, para ir creando conciencia y compromiso. Aquí hay mucho revolucionario y republicano de salón. Y se lo digo yo que, como todo el mundo, habré tenido mis pecados en eso.

P. ¿Es por ese desnorte por el que la izquierda, que es internacionalista, respalda en España los movimientos nacionalistas?

R. Tras el franquismo, nosotros defendíamos el derecho de autodeterminación de los pueblos. Lo defendíamos y eso no tiene ningún sentido, porque en España no hay colonias. Por tanto, en ese sentido, se nos podría considerar corresponsables, pero la verdad es que aquello no tenía nada que ver con esto, se pedía 'libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía'. En la actualidad, el residuo que queda del PCE y los de Podemos defienden el derecho de autodeterminación como los loros, que lorean. No entienden nada de lo que está ocurriendo en el mundo, en España; están estancados. Por no saber, no saben ni citar a Lenin. En fin, que lo esencial es que con los problemas que tenemos, se desvirtúa la lucha y nos ponemos a hablar del sexo de Cataluña. Y eso se contagia a otros territorios, como si el objetivo fuera volver al feudalismo. La foto de la izquierda con la burguesía catalana lo dice todo. Alucinante.

P. ¿Sabe lo que pasa? Que cuando la izquierda no da respuestas a los problemas, el voto obrero se va al populismo. Eso se ha visto en varios países europeos.

R. Efectivamente, eso ocurrió, por ejemplo, en Francia con Le Pen, que se llevó el voto del Partido Socialista y del Partido Comunista. Afortunadamente, en España todavía no ha ocurrido. Ya veremos… En Barcelona, ese voto se ha ido a Ciudadanos, que no es extrema derecha pero sí está a la derecha del PP, y se ha llevado el voto de los grandes barrios obreros.

P. ¿Por qué no cuajó Miquel Iceta? Quiero decir, que Iceta no defiende el independentismo…

R. Porque no se puede estar bailando la yenka, a un lado y al otro, delante y detrás… Ha reconducido las cosas, he de reconocerlo, pero le falta aún más contundencia. Por ejemplo, aún sigue defendiendo la inmersión lingüística, no como se proyectó, que yo también la defendía, sino como se ha implantado. La idea era que al salir de la escuela, todos supieran leer y escribir perfectamente en catalán y en castellano. Pero eso no es lo que ha ocurrido: la inmersión lingüística se ha convertido en la liquidación del castellano.

P. ¿Hay presos políticos en España?

R. No, en España hay gente que ha estado en política que ahora está en la cárcel, a la espera de juicio, porque ha cometido actos contra las leyes. A mí me hace gracia lo que dice el tribunal de Alemania… Cuando se plantea la independencia allí, como ocurrió en Baviera, el Constitucional alemán lo prohibió y punto. Como decimos en Cataluña, lo prohibió y 's'ha acabat el broquil'. En Italia ocurrió más o menos lo mismo, como en Francia. Aquí parece como si todo el mundo pudiera hacer lo que le da la gana. ¿Por qué pasa? Pues también en esto creo que algo tendrá que ver la degradación progresiva de la izquierda en el plano ideológico e intelectual. Cuando la izquierda desaparece como una conciencia crítica, cuando ves a dirigentes jóvenes con pancartas de 'no al franquismo', pues aparecen estos fenómenos cada vez más incontrolados.

P. UGT y CCOO en Cataluña tienen una crisis de militancia y, en contra de las direcciones nacionales, han comenzado a pegarse al independentismo. ¿Qué cree que pasará?

R. En esto, las direcciones nacionales de UGT y CCOO hablan con la boca pequeña. Mire, cuando yo veo a las direcciones de los sindicatos en Cataluña detrás de los independentistas, es que clama al cielo. Oiga, que para los que hemos estado creando esos sindicatos en los años más duros, en la clandestinidad de la dictadura, es muy doloroso verlos ahora en manos de cuatro aventureros. Pero vamos, si creen que si con eso van a recuperar militancia, se equivocan. Cada vez se irán más. Sé que hay movimientos internos en UGT y CCOO que se oponen a toda esa deriva, pero lo que tienen que hacer es echarlos y buscar dirigentes más adecuados. Y a nivel nacional, tiene que haber un pronunciamiento claro, una actitud firme, sin equívocos, de defensa de la unidad y la igualdad de los trabajadores de toda España.

P. Estaba pensando en lo que decía antes, por las manifestaciones de este Primero de Mayo: la estampa de una manifestación en Barcelona con la izquierda y los sindicatos detrás de la burguesía catalana independentista. Si se lo llegan a decir a usted en el franquismo…

R. Pues qué quiere que le diga, cualquier persona de izquierda que reflexione sobre eso se tira por el suelo… Para mí es una traición completa a todo lo que he defendido, a todo por lo que he luchado en la dictadura jugándomela siempre, cuando me mandaban a la cárcel o perdía el puesto de trabajo. Una traición completa, sí… En fin, que este año iré a la manifestación del Primero de Mayo, pero a la de Madrid.

P. Le pregunté al principio qué había cambiado de la situación política en Cataluña tras aquel mitin de octubre. Y de su vida, ¿qué ha cambiado?

R. Hace poco, me invitaron a una conferencia en Granada, en el Foro para la Concordia Civil, y me dijeron, gente a la que yo no conocía, que era una verdadera pena que Izquierda Unida y el PCE hubieran desaparecido de la escena política en España y que hayan sido sustituidos por populismos. Es verdad, eso es lo que ha pasado. Yo fui a aquel mitin de octubre, en Barcelona, a título personal, no como exdirigente de nada, y, sin embargo, dijeron eso de "este señor no nos representa". Pues mira, hacía tiempo que a quien había dejado de representar ese grupúsculo es a mí. En 1963 me afilié al Partido Comunista, el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), federado entonces con el PCE. Estaba haciendo la mili y un compañero universitario me puso en contacto con la dirección del partido en la clandestinidad. Me afilié de inmediato y en 1964 ya participé en un encuentro de militantes comunistas en el norte de Francia. Después de tantos años, 55 años, en enero pasado ordené en el banco que dejaran de pagar la cuota de militante en el Partido Comunista. Bueno, de lo que queda de él…

[Fuente: Por Javier Caraballo, El Confidencial, Madrid, 01may18]

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