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18may20


El secreto a voces de Rusia: 3 claves para entender la baja mortalidad del COVID-19 en el país


A día de hoy Rusia ocupa el segundo lugar del mundo en número de casos de COVID-19. No obstante, el índice de letalidad de esta enfermedad está muy por debajo de la media global. Mientras los políticos y medios acusan a Moscú de ocultar las cifras reales, los especialistas señalan las claves del éxito ruso.

Para el 18 de mayo, el país más grande del mundo cuenta con más de 281.000 casos de coronavirus detectados y solo 2.722 fallecidos, lo que representa un índice de letalidad de tan solo el 0,9%. Esto contrasta enormemente con las tasas registradas en otros de los países más afectados: el Reino Unido e Italia (14%), España (11,9%), Brasil (6,6%) o EEUU (6%).

La abismal diferencia provocó una ola de especulaciones en algunos países y en los medios mainstream sobre las causas de esta tendencia. Y mientras algunos lo explicaban apuntando a que se estaba tergiversando el número de fallecidos --algo que Rusia ha rechazado numerosas veces--, las claves del éxito parecen ser evidentes para los especialistas y estar al alcance de todos, solo basta con escuchar.

Clave 1: cerrar fronteras pronto para ganar más tiempo

Rusia tuvo la suerte de que el coronavirus penetrase en el país más tarde que en otros Estados de Europa o Norteamérica. A finales de enero, cuando la enfermedad ya había golpeado a China pero aún no se había convertido en pandemia, las autoridades rusas cerraron su larga frontera con su vecino y limitaron los viajes aéreos y ferroviarios mucho antes que el resto de naciones.

El virus acabó penetrando por primera vez en Rusia desde China, pero dichos casos fueron aislados y no llegaron a extender la enfermedad por el territorio. Los casos que sí lo hicieron fueron los de rusos que entraron provenientes de Italia. Para ese momento, las autoridades federales y regionales habilitaron miles de camas adicionales y nuevos establecimientos epidemiológicos. También adquirieron cientos de aparatos de ventilación, tan imprescindibles para tratar los casos más graves.

La representante de la Organización Mundial de la Salud, Melita Vujnovic, comentó más tarde que el país prácticamente había "adelantado a la infección al estar preparada" y que se encontraba "un paso por delante de la epidemia".

"Las medidas que Rusia ha estado utilizando desde el primer día que la OMS recibió una notificación de China de que había un nuevo virus son maravillosas, porque no es solo una medida, sino un conjunto, y se está ampliando", dijo Vujnovic en una conferencia de prensa en Moscú.

Estas medidas se pusieron en marcha mucho antes de que en Rusia se registrasen casos masivos de contagio, lo que permitió al país ganar tiempo ante la enfermedad. De esta manera, las autoridades sanitarias del país no solo evitaron estar desprovistas de los medios necesarios y sumar miles de fallecidos por falta de atención --como sucedió en gran medida en Irán, Italia o España--, sino que además se prepararon para enfrentar la inminente llegada de la enfermedad.

Esto último contrasta enormemente con la respuesta inicial que adoptaron Suecia, Reino Unido o EEUU. Las autoridades de estos países al principio decidieron no aplicar fuertes medidas restrictivas, aunque posteriormente se vieron forzadas a ceder, pero el tiempo ya estaba perdido.

Como resultado, mientras en Moscú --la ciudad rusa más afectada-- cerca del 30% de las camas estaban libres para recibir pacientes con COVID-19, en Nueva York --el análogo epidemiológico en EEUU-- la pandemia sobrecargó el sistema sanitario y las morgues de la metrópolis.

Clave 2: aislar a los grupos poblacionales más vulnerables

Vujnovic destacó como una de las claves del éxito del país la estrategia de aislamiento del grupo más vulnerable ante el coronavirus: las personas mayores.

"Entre los enfermos, su tasa es solo del 20%. Esto es un índice muy bueno", dijo la delegada en su entrevista con RT. Agregó que la atención médica en Rusia es sistémica y que los pacientes infectados reciben todo el tratamiento necesario.

Un ejemplo de esta estrategia se puede ver en la capital rusa. Ya desde finales de marzo el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, decretó el estado de autoaislamiento para las personas más vulnerables.

"La naturaleza del coronavirus representa una amenaza para la vida y la salud de los ancianos y las personas con enfermedades crónicas, con baja inmunidad. Por lo tanto, nuestra tarea principal es protegerlos", explicó Sobianin en su comunicado a los moscovitas.

Los resultados de esta estrategia se observan en el bajo índice de casos positivos entre personas mayores de 65 años: solo el 15,7% de los infectados para finales de abril en Moscú. Entre los menores de 18 años ese índice alcanza el 7,5% y el restante 76,8% se dispersa entre la población de adulta entre 18 y 65 años.

En contraste, EEUU duplica esa tasa: el 31% de los estadounidenses contagiados son mayores de 65 años. Eso tiene repercusiones catastróficas en las cifras de fallecidos. El increíble número de decesos en la ciudad de Nueva York se compone en gran parte de personas mayores de 65 años: 8.037 de 11.370 para el 12 de mayo, lo que representa el 70% de todos los decesos.

El éxito de esta estrategia lo destacó la exministra de Sanidad y actual vice primera ministra rusa, Tatiana Gólikova, alagando el trabajo de los epidemiólogos y virólogos del país.

"Cuando esta pandemia llegó a nosotros, hablamos sobre el hecho de que necesitamos proteger a la generación mayor de 65 años tanto como sea posible. Y tomamos estas medidas muy rápidamente y debo destacar que logramos contener la propagación en esta categoría de edad", concluyó.

Clave 3: pruebas masivas y detección temprana

A diferencia de otros países del mundo, donde las pruebas de detección de coronavirus se aplican a un grupo poblacional reducido, Rusia realiza tests masivos a la mayor cantidad de población posible, incluso en las personas que no muestran síntomas. Varias regiones del país incluso decretaron que las grandes empresas deben abastecer de test a sus trabajadores, sin mencionar las pruebas diarias de los trabajadores médicos.

Para el 18 de mayo, en Rusia se realizaron 7,1 millones de pruebas. Solo en la capital rusa, unas 25.000 personas reciben diariamente las pruebas para detectar COVID-19 en laboratorios federales, municipales y privados. Esto explica en parte la cantidad de casos positivos detectados en el país: poco más de 290.000, lo que ubica a Rusia en el segundo lugar del mundo en casos detectados, solo por detrás de EEUU.

No obstante, la lista de grupos poblacionales sujetos a las pruebas obligatorias en Rusia es mucho más amplia que en otros países del mundo. De acuerdo con la decisión de Anna Popova, médico jefe sanitario de Rusia, los siguientes están sujetos a pruebas:

  • ciudadanos que regresaron al territorio del país con signos de enfermedad respiratoria;
  • ciudadanos que hayan contactado con pacientes con COVID-2019;
  • ciudadanos diagnosticados con neumonía;
  • personas mayores de 65 años con síntomas de una enfermedad respiratoria;
  • trabajadores médicos que corren el riesgo de infectarse con COVID-2019 en sus lugares de trabajo

ciudadanos que no tengan la posibilidad de salir de su ubicación permanente (bases militares, cuerpo de cadetes, internados, instituciones del servicio penitenciario, etc.) y el personal de dichas organizaciones, si se manifiestan síntomas de una enfermedad respiratoria.

A modo de comparación, en EEUU funciona un sistema de prioridades: los pacientes hospitalizados y todos los trabajadores médicos se someten a pruebas de forma prioritaria; en segundo lugar, están los pacientes mayores de 65 años o pacientes de instituciones de atención médicas con síntomas; el resto de las personas no se clasifica como prioritario en EEUU a no ser que acudan por atención médica con síntomas evidentes.

Esta estrategia permite a las autoridades rusas detectar los nuevos casos lo más temprano posible y hospitalizar a los pacientes antes de que lleguen a un estado crítico.

"El uso de sistemas de prueba altamente efectivos y muy específicos permite la detección y el aislamiento oportunos de pacientes con formas leves de la enfermedad, así como de los portadores asintomáticos, lo que reduce significativamente el nivel de circulación del virus entre la población y ciertos grupos de riesgo", compartió el académico Vasili Akimkin, director del Instituto Central de Investigación de Epidemiología del Servicio Federal de Supervisión de Protección de los Derechos del Consumidor.

Según el especialista, las formas leves y el curso asintomático de la enfermedad representan un total de 70-80% de los casos, el 50% de los cuales son detectados de forma temprana.

"El diagnóstico precoz permite controlar el curso de la enfermedad, prevenir el desarrollo de afecciones graves y garantizar una baja tasa de mortalidad por COVID-19 en nuestro país", conluyó Akimkin.

[Fuente: Sputnik News, Moscú, 18may20]

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