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09abr18


Los ayuntamientos alemanes se plantean vender los datos de sus ciudadanos para financiarse


La crisis de la protección de datos está a punto de avanzar un significativo escalón, si es que no lo ha hecho ya: la participación en el mercado de los datos de las entidades públicas. La Federación Alemana de Pueblos y Municipios (DStGB) está recomendando a los ayuntamientos que pongan a la venta los datos de sus ciudadanos para aumentar así su nivel de ingresos. Propone concretamente un modelo con concisiones públicas para el uso de los datos como medio de financiación de los ayuntamientos.

La Federación Alemana de Pueblos y Municipios representa los intereses de las municipalidades ante las autoridades alemanas y europeas y está organizada de forma federal. Es independiente de los partidos y funciona sin subvenciones estatales. La pertenencia a esta asociación es voluntaria y su domicilio social está registrado en Berlín. El CEI de la DStGB, Gerd Landsberg, es quien hace esta sugerencia a los ayuntamientos en una entrevista que publica hoy el diario Rheinische Post y en la que pretende abrir los ojos a los responsables de los municipios sobre una frase que recientemente ha pronunciado, por cierto, la canciller alemana Angela Merkel: «Los datos son el petróleo del siglo XXI».

Landsberg llama la atención sobre la gran cantidad de datos de que disponen los ayuntamientos. Se refiere a «valiosos tesoros» y apunta que «pueden proporcionar importantes ingresos». Sugiere por su parte que esos ingresos repercutirían beneficiosamente en los ciudadanos, en forma de financiación para proyectos municipales, sin mencionar el socavamiento de la esfera privada, que alcanzaría cuotas jamás vistas.

«El objetivo es la mejora de la financiación de los ayuntamientos», dice, y la propuesta «un inteligente modelo de concesiones que permita a empresas privadas trabajar con los datos que atesoran los ayuntamientos pagando por ello».

¿Es legal que las administraciones públicas trafiquen con los datos de los ciudadanos? «El rápido avance de las tecnologías y las nuevas posibilidades que ofrecen van por delante de la legislación, por lo que muchas de las prácticas evidentemente abusivas se aprovechan de vacíos legales que todavía tenemos en nuestras redes normativas», advierte Yannick Haan, autor del libro «La sociedad del cambio digital», señalando que el Estado es seguramente la mayor base de datos personales.

«Detrás de las denominadas ciudades inteligentes hay una recopilación masiva de datos ante la que los ciudadanos están completamente indefensos», dice, desaconsejando el uso de wifi pública y la descarga de aplicaciones para el acceso a servicios. «Deberíamos tener bastante más cuidado con cuáles son las condiciones de protección de los datos que estamos entregando cuando instalamos alguna de estas aplicaciones, ver qué tipo de medidas se toman en términos de respeto de la Ley de Protección de Datos en la Ciudad, quién tiene acceso a esos datos, para qué se usan esos datos. Pero cuando se descargan las aplicaciones del gobierno de la ciudad solo suele existir la opción de aceptar, y muchas veces piden acceso a la localización, acceso a los archivos del teléfono, acceso a la información de la conexión, a la red, los contactos, y en ninguna parte está específicamente explicitado al ciudadano cuál es la razón por la cual el Gobierno pide esos datos», alerta.

Lo cierto es que Alemania cuenta ya con escandalosos precedentes, como la venta de datos por parte de Deutsche Post, la privatizada empresa de correos de Alemania, hoy filial de Deutsche Bank y que durante la última campaña electoral alquiló su base de datos al partido de Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y al Partido Liberal (FDP). Deutsche Post declaró tras destaparse esta práctica que la operación había sido supervisada por las autoridades de protección de datos, sin que ese hubiera infringido la ley en ningún momento. Los partidos justificaron que los datos habían sido utilizados solamente «de forma anónima». En ese caso se trató de información que afectaba a más de 20 millones de edificios, unos 34 millones de familias, y englobaba compras enviadas por correo, correo bancario, condiciones de los edificios, además de sexo, edad y propiedad de vehículo. Y no era la priemra vez que Deutsche Post se beneficiaba de la venta de los datos de los ciudadanos, ajenos por completo a estas operaciones. Anteriormente había realizado ventas o alquileres al catastro y a las autoridades de tráfico.

«Los datos son un elemento muy valioso, permiten a las empresas que trabajan con ellos saber de nosotros mucho más de lo que incluso nosotros sabemos de nosotros mismos», subraya Haan, «si se bajan por ejemplo los datos que tiene Google sobre uno, va a descubrir que Google recuerda cosas que uno ya no recuerda. Y son usados a menudo para el marketing y la dirección de mensajes con fines comerciales, también para el marketing y la dirección específica de mensajes con fines electorales, o más peligroso aún para la selección de personal o predicción de comportamientos».

[Fuente: Por Rosalía Sánchez, ABC, Madrid, 09abr18]

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