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DERECHOS


oct98


Etnocidio, delito de lesa humanidad.


"Una reflexión pertinente". Así se titula el artículo que publicó en Santiago de Chile el Sr. Rodolfo Martin Villa, Presidente de Endesa España, en la página editorial de El Mercurio, del día Domingo 25 de octubre de 1998. En el realiza una defensa de la impunidad del general Pinochet, en nombre de la democracia y el Estado de Derecho. Que descaro !!!

Veamos algunas citas de la prosa del etnocida del Alto Bío Bío:

"Creo que las empresas que hemos invertido en Chile lo hemos hecho atraídas, entre otros factores, por su estabilidad democrática y por la convicción de que Chile constituye un impecable Estado de Derecho. En este sentido, las declaraciones de las autoridades chilenas al respecto han contribuido a mantenernos instalados en la más completa tranquilidad".

La impertinencia de Martin Villa resulta mas sorprendente aun cuando es su propio país la Audiencia Nacional y la inmensa mayoría de la sociedad, en nombre de la justicia universal aprueba el proceso que lleva adelante el juez Baltazar Garzón contra quien quebró el Estado de Derecho en Chile y violó sistemáticamente los derechos humanos, no solo de chilenos sino de cientos de ciudadanos de diversas nacionalidades. Un juicio que no es posible de llevar a cabo en Chile gracias a "la impecable democracia" chilena, y la ley de amnistía, los pactos secretos de la transición, "entre otros factores" que impiden la justicia y amparan la impunidad. Y ahí estaba el exdictador instalado, como Martin Villa, en la más completa tranquilidad.

Justamente, esa impune tranquilidad, amparada por las declaraciones de autoridades chilenas, constituye buena parte de los "otros factores" que mueven a empresas transnacionales como Endesa-España a hacer negocios en Chile. Y el quiebre de esa impune tranquilidad, y la creciente vigilancia de derechos que traspasa fronteras pone nerviosos a Martin Villa y sus amigos chilenos.

"Es lógico -dice Martin Villa, impune- que aunque extranjeros, como buenos vecinos de Chile nos sintamos conmovidos por lo que pueda conmover a los chilenos y preocupados por las cuestiones que a ellos les puedan preocupar, porque la convivencia acaba por provocar una cierta comunidad de sentimientos y sensibilidades".

Que emocionante tanta convivencia, incluso pretende convencernos de que los españoles "cancelaron definitivamente el pasado" para reconstruir su democracia ¿qué piensan de eso sus compatriotas? "Olvidar, olvidar" nos aconsejan Pinochet y Martin Villa, pero la memoria colectiva de los pueblos es terca. Son otros los sentimientos e intereses colectivos, muy distintos a los que tienen los socios chilenos de Endesa, esa espúrea clase empresarial de chilenos que han convivido los gerentes de Endesa España desde que arribaron a Chile.

¿Quiénes son esos socios y "amigos"? Baste ver la demanda interpuesta por el Consejo de Defensa del Estado (CDE) para ver la nómina de cómplices del "negocio del siglo": los grupos económicos que se formaron a la sombra del general. Los mismos que se apoderaron de la empresa eléctrica estatal chilena un mes antes de que el vitalicio dictador entregara el mando. Los mismos que hoy están preocupados y conmovidos cuando la impunidad parece precaria en un mundo globalizado.

Los socios de Endesa España, los que hoy claman por patriotismo y dignidad son los mismos que no trepidaron en vender junto con las acciones de Endesa el 80 % de las aguas de Chile, y el control absoluto del sistema eléctrico del país. Los mismos que al ser descubiertos en el "robo del siglo" contrataron como abogado al líder neonazi chileno Pablo Rodriguez, fundador del grupo Patria y Libertad, el mismo que organizó las acciones terroristas contra el gobierno de salvador Allende. Los mismos que ya desnudados como ladrones no han vacilado en montar acciones gansteriles de secuestro contra quienes denunciaron el sucio negocio de Martin Villa y José Yurazeck.

Sin duda, estamos conmovidos con Endesa España y sus andanzas por América Latina. Y conmueve a indignación leer tanto descaro de su Presidente a toda página en el principal periódico de la derecha chilena. ¿Se ha preocupado Martin Villa por la opinión de la inmensa mayoría de chilenos, aquellos que, como indican todas las encuestas, repudian la impunidad y celebran la detención aleccionadora del general? ¿Se conmueve Martin Villa por los desaparecidos, torturados, exiliados de la dictadura?

Lastima que el juicio a las dictaduras sea solo por violación de derechos humanos civiles y políticos. Nos preguntamos, si los derechos humanos son indivisibles ¿por qué no incluir en el proceso español la violación de los derechos económicos, sociales y culturales de los pueblos, y su máxima expresión: el etnocidio?

Si la Audiencia nacional de España acepta las acciones legales contra un dictador por la violación de los derechos humanos de ciudadanos españoles en territorio extranjero, pues permítase a los indígenas pehuenches encauzar en España al Señor Rodolfo Martin Villa por violar los derechos culturales, sociales y económicos de un pueblo indígena en su propio territorio. Pues de eso se trata el Proyecto de la Central Hidroeléctrica Ralco: un etnocidio, un delito de lesa humanidad.

Además el Proyecto Hidroeléctrico Ralco es una descarada transgresión del Estado de Derecho chileno, que se cometerá contra los derechos a la tierra indígena, de no mediar una activa vigilancia y denuncia internacional. Transgresiones y delitos posibles en el Chile de la impunidad, lo que es sustantiva de esos innombrables "otros factores" que permiten a etnocidas como Endesa España mantenerse instalados en la más completa tranquilidad.

Y cuando la impunidad comienza a ser cada vez más precaria en algunas regiones del mundo ¿será el momento de escribir en El Mercurio pidiendo inmunidad para el genocida, antes de que llegue la hora de los etnocidas? Si alguien creyó que seria imposible ver algún día a Pinochet detenido, ahora ya no es inimaginable ver un buen día a Martin Villa declarando como el general "Yo no entre a este país como bandido". Y que nadie le crea.

El derecho internacional marcha hacia la universalidad de las normas y la justicia, y el caso Pinochet es ejemplar. Tomen nota los dictadores y los neoliberales que tanto celebraban la integración mundial. Hoy es el turno de los dictadores políticos, pero ya avanza la lucha contra los dictadores económicos que violan impunemente desde sus escritorios transnacionales los derechos de los pueblos.

Colectivo Antumapu
Octubre, 1998.

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