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20ene22


La líder de Feministas al Congreso: "Irene Montero es una frustración como ministra"


Pilar Aguilar Carrasco (Jaén, 1946) es una ensayista, profesora, escritora y crítica de cine y televisión que desde este martes preside oficialmente el partido Feministas al Congreso (FAC), una nueva formación que nace para "defender los derechos de las mujeres" ante "la falta de representación política". También ante el "descontento" que sus integrantes reconocen sentir por algunas de las políticas llevadas a cabo por el Ministerio de Igualdad dirigido por Irene Montero. "¿Qué ha hecho por mejorar la vida de las mujeres en estos dos años?", se pregunta Aguilar en esta entrevista con Vozpópuli. "Es una frustración como ministra de Igualdad", considera.

Nacida en la localidad jienense de Siles, Aguilar asegura que escapó al destino que "aquel patriarcado fascista" le tenía reservado en su pueblo gracias a que el médico fue incapaz de diagnosticar la enfermedad que le aquejaba. Sus padres la enviaron, primero, a Madrid, a casa de una tía. Allí aprendió a leer. Pero en la capital tampoco encontraron remedio a su dolencia y se mudó a Francia con otro tío.

"Sabía, por las películas que había visto en mi pueblo, que había otros mundos pero en Francia comprendí que esos otros mundos estaban en éste y que, por lo tanto, era posible ponerse en marcha para alcanzarlos. El camino pasaba por los estudios. A ello me puse. Pero el fascismo era incompatible con el saber y la inteligencia, de modo que, mientras cursaba Filología Francesa en Sevilla, me hice militante antifranquista. Pasé por detenciones y cárcel. Terminé en el exilio", cuenta la presidenta de FAC en su autobiografía.

Durante el exilio estudió Ciencias de la Educación e hice la Maestría en Sociología de la Educación en la Universidad René Descartes de París. Volvió a España con la amnistía del 76 y después puso rumbo, de nuevo, a París, donde estudió Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales en la Universidad Denis Diderot. "Descubrí el feminismo cuya filosofía y forma de vida ya me han acompañado siempre", explica.

¿Cuándo y por qué surge la idea de crear un nuevo partido feminista?

Durante mucho tiempo hemos esperado a que un Gobierno, que se presentaba como el Gobierno más progresista y feminista de la historia, tomase medidas concretas para mejora la vida de las mujeres, pero no ha sido así. Hemos pasado por muchos estados, desde la incredulidad al desencanto e, incluso, la cólera. Le hemos interpelado en numerosas ocasiones, pero no nos han hecho caso, así que hemos decidido crear nuestro partido y tomar nuestro propio destino.

¿Entiendo entonces que las integrantes de FAC eran militantes del PSOE o de Unidas Podemos?

No. La mayoría no militábamos en ningún partido. De las cinco integrantes que componen la Comisión Ejecutiva solo una, Puri Liétor, era militante activa en Unidas Podemos. Pero abandonó la formación y ahora es la secretaria general de Feministas al Congreso. No sé lo que votábamos unas y otras, pero supongo que a uno de los partidos de la actual coalición.

Ha llovido mucho desde que, a principios de los 80, se constituyese el Partido Feminista de España de Lidia Falcón. ¿Qué les diferencia de este?

Es delicado que yo me meta en esto porque para decir lo que nos diferencia, tendría que remarcar lo que no nos gusta de esa otra formación. Compartimos el fondo de la cuestión y jamás nos enfrentaremos a ningún otro partido feminista, pero quizás queremos una fuerza política más ligada a las necesidades reales de las mujeres. Queremos que participen muchas mujeres y que lo hagan de forma activa y no queremos que esté centrado en una personalidad relevante. Queremos que Feministas al Congreso sea un partido dinámico.

División entre feministas

De los primeros 8-M a los últimos ha habido una división palpable, ¿se ha desvirtuado el movimiento feminista? ¿Hay algún responsable?

Hay una división. Pero yo no diría que es una división del movimiento feminista. Lo que ha sucedido es que mucha gente que se ha autodenominado feminista después no lo ha sido. A partir de las luchas contra la 'ley Gallardón' sobre el aborto, todo el mundo se apuntó al carro del feminismo. Hasta Esperanza Aguirre. Pero cuando eres feminista tienes unos objetivos básicos como el rechazo frontal a la prostitución o a los vientres de alquiler.

Ahora, tenemos un Gobierno que se autodenomina feminista y yo no puedo prohibir que lo haga, pero el feminismo supone defender los derechos de las mujeres, que constituyen la mitad de la población, y no lo están haciendo. Esta semana, un estudio de Cáritas y Fundación Foessa ha revelado que la exclusión social en los hogares encabezados por mujeres ha pasado del 18% en 2018 al 26% en 2021, un incremento que multiplica por 2,5 el registrado durante el mismo periodo en el caso de los hombres. No solo no se está avanzando, sino que se está retrocediendo.

Ha mencionado a Esperanza Aguirre. ¿Se puede ser feminista y de derechas o usted no lo concibe?

No se puede. El feminismo en su esencia es una ideología radical y en su base es radicalmente incompatible con el sistema capitalista, patriarcal y con la explotación salvaje del planeta y los recursos. Ahora bien, una mujer de derechas puede defender objetivos concretos que son feministas. Por ejemplo, una mujer de derechas puede estar a favor o en contra del aborto, pero como proyecto global de sociedad el feminismo y la derecha son incompatibles.

¿Y cuál es su proyecto? ¿Cuáles son las principales medidas de su programa?

Acabamos de lanzar el partido y el programa hay q detallarlo mucho más. Queremos hacerlo con militantes y no militantes que también conocen las reivindicaciones. Queremos dar voz a las mujeres con discapacidad y traducirlo en medidas concretas. Queremos atacar tocas las raíces de la feminización de la pobreza como el paro, los bajos salarios y mejorar condiciones laborales familias monoparentales. Queremos atajar el problema de la comercialización del cuerpo, la prostitución, los vientres de alquiler...

¿Qué expectativas tienen de cara a las elecciones?

Aún es muy pronto. Estamos creando agrupaciones territoriales en barrios, pueblos y distintos sectores. Queremos convencer a las mujeres de que somos el partido que va a luchar por defender sus derechos y eso lleva un tiempo. No vamos a trabajar a golpe de pancarta o frase llamativa. Somos conscientes de que muchas mujeres están muy hartas de las situaciones de desigualdad que viven. Desde amas de casa hasta jóvenes que van de hipermodernas y luego se dan de bruces contra la realidad. Hay mucho malestar y queremos dar soluciones feministas.

Han reconocido estar desencantadas con las políticas de igualdad de PSOE y Podemos, ¿apoyarían una investidura de Pedro Sánchez?

No lo sabemos. Todo depende de lo que pactemos. Puedes llegar al Congreso y no representación suficiente para formar un grupo parlamentario propio. Si logramos ser decisivas, el apoyo a la investidura dependerá de las medidas concretas que estén dispuestos a sacar adelante. Debe haber un compromiso público y, si hace falta, por escrito. Por ejemplo, el de apoyar una ley para acabar con la prostitución.

El PSOE hace cosas con las que una feminista no puede estar de acuerdo como votar a favor del nombramiento de la maltesa Roberta Metsola como presidenta del Parlamento Europeo cuando es abiertamente antiabortista. Nos toman el pelo.

¿Apoyarían una investidura de Pablo Casado? ¿Y de Abascal? ¿Cuáles son sus líneas rojas?

Nos parece increíble. Nos acusan de favorecer a la derecha por manifestar nuestra posición en contra de leyes como la llamada 'ley Trans'. Pero, como he explicado, hay una fractura radical entre la ideología de derechas y la feminista. Ni se me plantea la posibilidad.

¿Qué nota le ponen a Irene Montero como ministra de Igualdad?

Ha sido y es una frustración, un desencanto y ha llevado a la cólera a muchas mujeres feministas que le brindaron su apoyo. Yo pensé que era una chica joven sin trayectoria feminista, pero dispuesta a aprender. Dos años mas tarde, ¿qué ha hecho Irene Montero por mejorar la vida de las mujeres? No ha hecho nada.

El Ministerio de Igualdad debería llamarse el Ministerio de Diversidad, pero solo de una diversidad concreta. No atiende a las cuestiones relativas a la maternidad, a la coeducación, al empleo, al acceso de las mujeres a los puestos de dirección en lo audiovisual... Solo dedica sus esfuerzos al asunto 'trans' y lo demás lo soluciona con tres tuits. Ya está bien. Tiene una serie de responsabilidades como ministra y no se puede hacer política solo con Twitter.

¿Por qué están en contra de la 'ley Trans'?

Para empezar, no sabemos qué es exactamente el concepto 'trans'. Existen personas transexuales y respetamos sus derechos como no podía ser de otra manera, pero bajo la 'ley Trans' viene a decir que el sexo no existe. Viene a decir que es algo así como una lotería, que lo que importa es el alma y no que es una cuestión biológica. Pero el sexo existe e implica opresión en muchos sentidos y esta es la base de la lucha de las feministas. Luchamos por una sociedad en la que un niño y una niña tengan el mismo abanico de posibilidades para hacer lo que quieran. Nos ha costado sangre, sudor y lágrimas que esto se entienda. No nos pueden dejar sin esa base a nivel de investigación, jurídico...

¿Se consideran 'tránsfobas' por rechazar los postulados de la 'ley Trans'? Hay quienes les acusan de ello...

Las personas transexuales no tienen nada que ver con el rollo 'trans' que abraza Irene Montero. Nosotras no odiamos a nadie. Es realmente sospechoso que una minoría, mucho más minoritaria que otros colectivos como las mujeres inmigrantes, las gitanas o las mujeres con discapacidad, tenga tal eco a nivel institucional y en los medios.

Creo sinceramente que existe una campaña a nivel global que, bajo la capa de lo moderno, está impregnando a toda la sociedad. Y detrás hay un enorme negocio orquestado, entre otros agentes, por las clínicas de reasignación de sexo y por algunos grandes empresarios. Están sacando mucho dinero con el tema de las hormonas y con las teorías de que el cuerpo humano es manipulable. El Ministerio de Igualdad está metido en ese bucle y no se para a pensar en las consecuencias de lo que están haciendo.

Sí observo con asombro como personas como Samantha Hudson y Elizabeth Duval acaparan todos los titulares y captan la atención de las instituciones cuando hay jóvenes con el mismo o más talento. ¿Es Elisabeth Duval la que mejor escribe de su generación? ¿Sufre o está discriminada Samantha Hudson? No lo creo.

[Fuente: Por Marina Alías, Vozpópuli, Madrid, 20ene22]

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