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08may16


La angustia de Izquierda Unida por no desaparecer


Las negociaciones entre Podemos e Izquierda Unida ha ocupado todo el interés informativo del fin de semana en un momento "dulce" para el partido que lidera Alberto Garzón, el político más valorado de entre los cuatro nacionales que se disputan el poder y que ha conseguido durante estos meses de bloqueo político que Unidad Popular-Izquierda Unida haya subido dos puntos, algo que le garantiza grupo parlamentario propio en las próximas elecciones, según adelanta el primer barómetro electoral del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) que augura que si pacta con Podemos se puede producir el llamado "sorpasso", desplazando del liderazgo de la oposición al PSOE por algo más de un punto.

Por eso, el "momento dulce" en el que se encuentra Izquierda Unida y el mal momento en el que se encuentra Podemos, al que el CIS le atribuye una bajada de tres puntos, respecto a las elecciones de Diciembre, han dado el último impulso al acuerdo y a que Izquierda Unida (con cerca de un millón de votantes el 20D) haya elevado sus pretensiones de colocar en las listas al mayor número de candidatos posibles, consiguiendo por el momento, por parte del principal negociador, Pablo Echenique, que uno de cada seis puestos sea para la formación roja cuando, según Garzón ese millón de votos (frente a los 3,1 de Podemos, sin las confluencias) les debería corresponder uno de cada cuatro.

Resuelto en principio este problema, aunque la clave sigue estando en qué listas van esos puestos de salidas, el otro, que era por dónde se presentaba Alberto Garzón, propuesto por Podemos como número 1 de Málaga y colocado, al fin, de número cinco por Madrid, ante la insistencia de Pablo Iglesias de dejar el numero 3 a Iñigo Errejón, ya que de lo contrario, después de las últimas tensiones que ha habido entre los dos, dentro de las luchas internas que se ha producido en Podemos, sería interpretado como una descalificación de uno de los hombres claves del partido, y de los pocos que ha sido reticente a un acuerdo con Izquierda Unida ya que según él, no está demostrado que se pueda sumar automáticamente los votos.

Sin embargo, uno de los elementos que más pesa en la negociación es la enorme deuda que tiene Izquierda Unida y que de crecer más puede conducir al partido al colapso. Esa deuda que según algunas fuentes se eleva a 16 millones, ha influido decisivamente en las conversaciones, hasta el punto que se ha cedido en la batalla de los puestos en las listas por dejar resuelto ese problema que tiene angustiados a sus dirigentes. El Tribunal de Cuentas cifra esa deuda en 14 millones de euros, a la que habría que sumar los dos millones de la campaña electoral del 20D. El hecho de aliarse con Podemos y conseguir el ansiado "sorpasso" ante el PSOE aparte de un triunfo de las tesis de Julio Anguita, aliado de Pablo Iglesias, sanearía sus cuentas, gracias a las mayores subvenciones que recibiría la coalición de ambos partidos.

Al final, lo que más ha influido ha sido precisamente el factor económico, como ocurrió en 1978 en la fusión del PSP (Partido Socialista Popular) de Enrique Tierno Galván, con el PSOE. José Manuel Otero Novas, ministro del Gobierno de Adolfo Suarez, cuenta en su libro "Lo que yo viví" que aparte del tema económico, existieron numerosas sugerencias de Washington para que dejaran morir al PSP para que todo el socialismo se unificara en un solo partido, que impidiera a los comunistas españoles convertirse en un movimiento tan poderosos como en Italia. A Otero, que en esa época despachaba a diario con Suárez, Fernando Morán le había pedido 30 millones de pesetas para sobrevivir. Suárez aprobó la ayuda, pero poco después Otero recibió la petición de un consejero político de la embajada de EEUU de que dejaran "morir" al PSP. La ayuda se anuló y el PSP desapareció en mayo de 1978.

Por eso, todo el intento de Izquierda Unida es precisamente no desparecer, una verdadera angustia con la que sus principales dirigentes llevan conviviendo desde hace años, y por eso, entre sus peticiones está el que el nombre del partido aparezca en las papeletas y aparezca en todos los documentos."Nuestras siglas deben estar en la marca, en los carteles y en la papeleta electoral", ha insistido Alberto Garzón que tendrá que volver a someter a la consulta de los militantes el acuerdo final que se alcance este lunes como plazo máximo.

[Fuente: Por José Oneto, República de las ideas, Madrid, 08may16]

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