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08jun04


Los republicanos españoles, los grandes olvidados en la conmemoración del desembarco de Normandía.


El Con Lupa de ayer, dedicado a glosar la posición aislacionista de España mientras, apenas a varios cientos de kilómetros, el llamado mundo libre celebraba el 60 aniversario del desembarco aliado en las playas de Normandía, ha merecido numerosos comentarios de lectores poniendo de relieve un error casi imperdonable: el olvido del papel que en la epopeya de la liberación de Francia y la derrota del nazismo jugaron miles de republicanos españoles, los grandes -y tristes- olvidados de los fastos del domingo.

"Nadie recordó ni representó a los miles de republicanos españoles que lucharon contra los nazis", dice Manuel. "Muchos de ellos lo hicieron en Normandía y más tarde entraron en París, en las unidades mecanizadas del General Leqlerc. Desgraciadamente, los republicanos españoles siguen siendo los grandes olvidados y apátridas de la libertad. Eso ocurre con un sedicente gobierno de progreso, que se apresta a remozar la Monarquía. Cosas veredes".

"Ayer domingo, la Europa y la América de nuestro mundo europeo y occidental estaban reunidas incluso con el enemigo alemán, mientras España dormía la siesta con el Roland Garros como fondo", afirma, por su parte, Antonio. "La ausencia de representantes gubernamentales y la marginación del tema en la prensa es una actitud de desprecio hacia todos estos españoles republicanos", puntualiza José Ramón.

En efecto, el final de la guerra de España arrojó al exilio a alrededor de 500.000 españoles, la mayor parte de los cuales desembocó en campos instalados en las playas del sureste francés. Francia intentó descongestionar dichos campos, estimulando la repatriación y la emigración a terceros países, pero, dadas las dificultades y la cercanía de la guerra con Alemania, optó por aprovecharlos en labores relacionadas con la Defensa nacional: surgieron así los decretos de 12 de abril de 1939, 27 de mayo del mismo año y 13 de enero de 1940, que obligaban a los hombres de entre 20 y 48 años de edad a prestaciones relacionadas con el servicio militar.

Tres grandes grupos componen el encuadramiento de los exiliados republicanos: las Compañías de Trabajadores Extranjeros, la Legión Extranjera y, una vez estallada la guerra, los Batallones de Marcha.

A finales de 1940, se estima que 55.000 republicanos españoles prestan servicio en las Compañías de Trabajadores Extranjeros, alrededor de 40.000 trabajan en la industria y la agricultura y otros 6.000 se reparten en la Legión Extranjera y los Batallones de Marcha.

Después de la ocupación de Francia, Alemania, a través de la organización Todt, utilizó a miles de republicanos españoles, más de 30.000, para fortalecer las defensas militares, fundamentalmente el Muro del Atlántico.

A partir del desembarco aliado en el Norte de África, otoño de 1942, la deserción de republicanos internados en los grupos de trabajo alimentó su presencia en todos los frentes, con la esperanza de contribuir a la derrota de Alemania y facilitar la vuelta de la República a España. Así, muchos de ellos participaron en las llamadas fuerzas francesas del Interior, bajo la obediencia del general De Gaulle, líder de la Francia Libre.

Fueron miles los españoles que combatieron junto a los franceses en las campañas de Narvik (Noruega), en el Norte de África y en la división del general Leclerc, que desembarcó en Normandía y entró victoriosa en París con tanques bautizados con nombres tan expresivos como Guernica, Belchite, Ebro, Madrid…

Todos estos hombres, patriotas y defensores de la libertad, han sido olvidados en Normandía. Olvidados por las potencias vencedoras, pero olvidados también por el Gobierno español, de izquierdas, para más señas, curioso Gobierno del PSOE que, cuando gobierna la derecha, se apresura a montar homenajes varios a los milicianos supervivientes de nuestra Guerra Civil, pero que cuando gobierna ella se olvida del asunto. Cosas de España.

Sirvan estas humildes líneas como homenaje para tantos miles de españoles que dieron su vida por la libertad de todos, que entraron en París triunfantes y festivamente españoles, que se batieron en la resistencia francesa y fueron masacrados en los campos de exterminio nazi. Y lo fueron por ser precisamente españoles y republicanos, palabra ésta que, increíblemente, sigue maldita en España.

[Fuente: Jesús Cacho, El Confidencial, Madrid, Esp, 08jun04]

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