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15mar04

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Es necesaria una política exterior concordante con el derecho internacional de los derechos humanos y el sistema de las Naciones Unidas.


Las movilizaciones producidas durante el sábado 13 de marzo en todo el territorio del Estado español, muchas de las cuales terminaron bien entrada la madrugada, han tenido como consecuencia la movilización de votantes que permanecen normalmente en la abstención.

En España existe una bolsa de abstención muy alta y que está analizada en sus perfiles sociológicos desde hace años.

La mayoría son abstencionistas progresistas que, por las razones que fueren, no se ven representados en los partidos políticos existentes.

De allí salieron los más de tres millones de votantes que, no sólo pusieron término al Gobierno de José María Aznar, sino también a un tipo de gobernantes que podemos denominar "de la transición".

Las movilizaciones se produjeron porque era evidente que estaban en peligro las libertades civiles y que se pretendía imponer un modelo neo franquista que tenía como eje lo que nosotros denominamos un "estado de excepción global" y que, en España, se reflejaba en una recreación del discurso de las dos Españas y del mito del separatismo como el mayor peligro de seguridad nacional.

La tarde noche del sábado fue muy larga y no fue recogida por la prensa, y es muy difícil hacerse una idea de los cientos de miles de personas que se movilizaron frente a las sedes del Partido Popular en toda España.

La iniciativa había partido de Catalunya y se había extendido por medio de "radio macuto", pero esta vez utilizando los teléfonos móviles e internet.

Sólo pondremos tres ejemplos.

Por un lado, lo ocurrido en la Villa de Vallecas (barrio de Madrid afectado por los atentados) donde miles de personas se manifestaron y terminaron en un homenaje a las víctimas de la Masacre de Madrid en el Pozo del Tío Raimundo ya entrada la madrugada.

Las decenas de miles que se hicieron presente ante la Sede central del Partido Popular en la calle Génova de Madrid, que continuaron después en la Puerta del Sol y que terminaron de madrugada en Atocha, donde rindieron homenaje a los muertos en la Masacre.

Y, por último los manifestante en Catalunya que mantuvieron durante horas y de idéntica forma la manifestación en Barcelona.

Los autores, en gran parte, son los millones de jóvenes que componen la España surgida de la democracia y que, en su gran mayoría, tienen estudios suficientes para superar el analfabetismo real o funcional de la España que Aznar pretendió manipular.

Son los mismos jóvenes que enfrentaron la ley universitaria y que consiguieron las mayores movilizaciones de la democracia, sin el apoyo de los aparatos clásicos de movilización en España e incluso, en algunos casos, en contra de ellos.

Lo que provocó estas movilizaciones está claro, fue la evidente manipulación del discurso, y no sólo de la información, por parte de una serie de dirigentes de la derecha nacionalista española, representada en el Ministro del Interior, en el candidato Rajoy y en el propio Aznar, que pretendieron emular la manipulación del discurso de la que ha hecho gala el presidente Bush en su política post 11 de septiembre.

Aquí se quiso imponer en setenta y dos horas ese mismo discurso, pero soportado en la hoy evidente mentira de que los atentados eran responsabilidad del secesionismo vasco y se enmarcan en la teoría de la seguridad nacional.

Richard Perle o Paul Wolfovitz no lo hubieran hecho mejor.

Todo esto contó con el soporte de unos medios de comunicación, que, como el diario El País, El Mundo, Televisión Española y otros, se han convertido en complementarios al discurso del poder y han perdido toda credibilidad como fuentes de información democrática.

Ellos se hicieron eco de las llamadas del Presidente de Gobierno, José María Aznar, quien mintiendo en forma deliberada decía tener pruebas de que ETA era la responsable.

El problema es que estos medios sabían que era mentira y por más que ahora la "defensora del lector" del diario El País trate de justificarlo, esto no basta.

Como muestra del tipo de pensamiento cínico que representa al periodismo actual, reproducimos a continuación un párrafo del artículo publicado en el diario "El Espectador", de Colombia, por Miguel Ángel Bastenier, subdirector de El País y quien es parte del apoyo estratégico que este periódico ha brindado a Pacho Santos como Vicepresidente de la República de Colombia. Bastenier defiende a un estado narcotraficante y mafioso, sólo comparable a la Birmania del Triángulo de Oro de los años 70.

He aquí su clarividente comentario, parte de un largo artículo del cual éste es su último párrafo:

"Y, de otro lado, si es Al Qaida, hay quien argumenta que es el PP quien sale perjudicado, porque el elector va a castigar al Gobierno que ha metido a España en operaciones como la guerra de Iraq, razón por la cual los islamistas enloquecidos el jueves 'castigaron' a Madrid. A mi este razonamiento me parece, sin embargo, algo rebuscado; y no porque no haya alguna lógica en él mismo, sino porque el elector no hace raíces cuadradas geopolíticas para votar. Necesita estímulos más directos y no argumentos en séptima derivada..."

Pues bien, este periodista, que detenta un gran poder en España, se cuenta entre aquéllos a quienes Moncloa puede llamar y mentirle.

La cuestión de fondo es que el nuevo Gobierno resultante de las elecciones del 14 de marzo, debe gobernar sabiendo que esto ha sido así y, por lo tanto, que esta movilización del voto sólo se puede mantener si se recrea el tejido social y se favorece un discurso de libertades civiles y de derechos humanos que favorezca el crecimiento de una verdadera sociedad civil estructurada en el respeto al derecho internacional y a la defensa de las libertades, y si se dejan de lado las doctrinas de intervencionismo militar o de estado de excepción que no son sólo patrimonio del Gobierno Aznar, sino que también son parte de la historia de los gobiernos anteriores del partido socialista.

No en vano, la doctrina que permite que la OTAN esté presente en Afganistán y que ha provocado la primera simulación de guerra nuclear por parte de Rusia desde la caída del muro de Berlín, se conoce por doctrina Solana, aquel Solana que en su juventud militó en el Pozo del Tío Raimundo y era objetor de conciencia.

Creo que por primera vez desde el conflicto provocado por la Marcha Verde en los albores de la transición democrática española, la política exterior marcará claramente si Rodríguez Zapatero ha entendido el dilema y es capaz de resolverlo.

El primer paso tiene que ser la retirada de las tropas españolas de Iraq, el restablecimiento de la política de defensa de la legalidad internacional en el marco de las Naciones Unidas y la promesa de que el 16 de marzo de 2003, fecha de la reunión de Blair, Bush y Aznar en las islas Azores, no puede reemplazar al derecho internacional.

La vuelta a una política europea a la que nunca se tendría que haber renunciado, pero poniendo el énfasis en que la seguridad no se consigue con más presupuesto militar, se consigue con la defensa del estado de derecho e impidiendo que el estado de excepción global o doctrina Bush sea el que marque la agenda del Parlamento Europeo.

En el plano económico, por ejemplo, un estado que defienda las libertades no puede permitir que sea el fundador de Patria y Libertad quien represente los intereses de la empresa hidroeléctrica Endesa en América Latina.

Tendrá que exigir responsabilidades por los miles de millones de euros que se han dilapidado en inversiones ficticias en esa región y que han ayudado a sostener gobiernos como el de Menem, el de Fujimori o la intervención en el asesoramiento económico al Gobierno de De la Rúa, que llevó a la escandalosa suspensión de pagos de Argentina, y en la que participaron directamente Carlos Solchaga y Felipe González.

Cambiar de signo el apoyo que, ahora mismo, el Ministerio de Exteriores español otorga al narco estado colombiano con la venta de armamento táctico que sólo tiene sentido en una apuesta por el aumento de la tensión entre Colombia y Venezuela, u organizando sus agendas en Europa y seminarios, como uno reciente celebrado en Barcelona, que no tienen otra finalidad que ofrecer la posibilidad al Gobierno colombiano de afirmar que no es verdad que ningún país europeo les recibe. (Basta decir que el próximo seminario está planificado para el mes de abril en Barcelona y lo preside el belicista Javier Solana, apoyo incondicional del guerrerista Uribe Vélez).

Y el otro dilema es cómo se representa en su Gobierno la juventud que ha dado lugar a esta movilización social; qué políticas concretas se dan para este sector social que, en este momento, representa la mayoría del electorado español y que ha estado fuera de la agenda política y de la política concreta de los partidos desde la transición.

Y, por último, están las políticas concretas que se adopten para permitir la creación de un tejido social que represente a esta España plural, democrática, de libertades civiles, de ética republicana, y de derechos humanos, que no esté marcada por la cooptación o por las políticas a corto plazo.

De cómo se resuelvan estas variables dependerá que los millones de votantes que se han movilizado se consoliden como votos permanentes de ciudadanos y ciudadanas y no como votos de protesta.

Están también, por supuesto, las políticas económicas y sociales; no lo desconocemos, pero creemos que como organismo de derechos humanos y libertades civiles tenemos la obligación de marcar aquéllos aspectos que son condición necesaria para que el crecimiento económico no esté basado en la insolidaridad social, en el aumento de la exclusión, en la especulación financiera y en la corrupción de los gobiernos de aquéllos países donde España tiene una gran responsabilidad por ser el primer inversor extranjero.

Todas estas cosas han estado en juego en setenta y dos horas y, cuanto menos, la movilización de cientos de miles de personas y los millones de votantes que salieron de la abstención han sido un NO rotundo a lo que hasta ahora era el eje principal de la política exterior española.

Ahora hay que trabajar para esto no haya sido un sueño de una noche de terror donde sentimos que las víctimas humildes de la Masacre de Madrid eran instrumentadas a favor de políticas neo franquistas de estado de excepción.

El estado de derecho, las libertades civiles y los derechos humanos se lo merecen.

Equipo Nizkor
Bruselas, Madrid y San Francisco, 15 de marzo de 2004.

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