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29Aug08

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Occidente debe dejar de practicar bullying sobre Rusia.


En 1993 integré una misión de investigación de la Transnational Foundation for Peace and Future Research (TFF) en Georgia, Osetia del Sur y Abjazia. Que el 7 de agosto se desencadenaría la guerra era predecible, aunque no el momento exacto.

Uno podía ver esto fácilmente mirando un período de tiempo más amplio, retrocediendo unos 20 años.

Echemos también un vistazo a cuan exitoso fue Occidente con la disolución de la terrible Unión Soviética, supervisada por el liderazgo de un hombre a quien todos debiéramos estar aún agradecidos, Mijail Sergueievich Gorbachov.

En 1989 Gorbachov se retiró de Afganistán y liberó a Sajarov. No hubo reacción de Occidente. Toda su filosofía del cambio priva a Occidente de su preciado enemigo.

Gorbachov sugiere entonces una estructura de seguridad completamente nueva, una “Casa Europea” con la OSCE y las Naciones Unidas en el epicentro. Occidente, triunfalista, lo ignora.

Gorbachov pide apoyo económico a Occidente para su estrategia de perestroika y glasnot, para crear lo que habría sido una sociedad abierta y democrática. El G7 decide ignorarlo y apuesta por Yeltsin, un populista desprovisto de la misma visión o carisma.

Occidente, como es comprensible, quiere reunificar Alemania, pero por razones históricas esto supone una gran amenaza a ojos de los rusos. No obstante, a Rusia se le promete que la OTAN no se ampliará.

El Pacto de Varsovia es disuelto, pero a pesar de las promesas, la OTAN permanece y se expande rápidamente. Además, mantiene su derecho al uso preventivo de armas nucleares.

La administración Clinton inicia un enorme programa de expansión militar estadounidense en 1992, construyendo bases, colocando asesores e infiltrando ministerios con “asesores” y personas de firmas mercenarias de Europa del Este, incluida Yugoslavia, y de alrededor de Rusia. Las protestas de Rusia sobre estas prácticas en los países que se encuentran en su frontera son ignoradas.

Los serbios son encasillados en el papel de los únicos y perennes chicos malos durante las guerras yugoslavas de los 90 -como los rusos de Yugoslavia- expansionistas y peligrosos de cara a actores más pequeños y supuestamente democráticos y amantes de la libertad, como la Croacia de Franco Tudjman, la Bosnia de Alija Izetbegovic y el Kosovo de Agim Ceku.

El bombardeo por parte de la OTAN de Serbia y Kosovo viola todo derecho internacional, se produce sin mediar un mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y deja detrás un país completamente destruido. Los argumentos rusos para llegar a una solución negociada son ignorados.

Ahora estamos asistiendo a la imposición de la Defensa de Misiles Balísticos (BMD), que no es en absoluto un sistema de defensa, sino que permite al territorio de los Estados Unidos protegerse contra las represalias que pudieran producirse si Estados Unidos lanzara un ataque nuclear contra otro país. Rusia cree que esto es una mala idea, tan mala como lo sería a ojos de los norteamericanos un sistema similar establecido por los rusos a lo largo de la frontera con México.

Como muestra de respeto hacia la democracia, se ha llegado al acuerdo con Polonia a pesar de que el 90% de la población se opone a que un sistema BMD se sitúe en su territorio. La preocupación rusa sobre este sistema es continuamente ignorada. Se supone que el sistema protegería a los Estados Unidos frente a actores malintencionados como Teherán; pero cuando Moscú ofreció colocar este sistema BMD en su territorio, más cercano a Irán, los Estados Unidos declinaron la oferta, confirmando así el temor de Rusia de que este sistema en realidad está dirigido contra ella.

Después, este año, los Estados Unidos y la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea deciden que Kosovo será un estado independiente. Todos los argumentos sustanciales rusos en favor de un compromiso negociado y las predicciones de que esa secesión estimularía procesos de secesión en otros lugares, son ignorados.

Cada vez más Rusia es vista como la gran nueva amenaza de la que la OTAN nos protegerá, a pesar de que este país tiene un gasto militar que apenas llega al 5% del de la OTAN, el 7% del de los Estados Unidos, y el 13% del de la Unión Europea.

La estrategia y los intereses de los Estados Unidos

¿Dónde queda Georgia en todo esto?

Ya en 1993, visitando las oficinas de Estados Unidos en Tblisi, se me dijo que este estado caucásico era el centro de la estrategia y los intereses estadounidenses en la región. Entre tanto, oficiales georgianos me dijeron que estaban a la espera de que Georgia fuera seleccionada para albergar las grandes conducciones de gas y petróleo, con lo que después se convertiría en una potencia regional con la que habría que contar.

Desde entonces, los Estados Unidos han implementado una serie de programas integrales de entrenamiento y equipamiento organizados por el Pentágono, las Fuerzas Especiales y los Marinos de los Estados Unidos, con lo que se Georgia pasó a ser en 2004 miembro del Partenariado para la Paz de la OTAN. Uno también podría mencionar de pasada que en las discusiones sobre la defensa de Georgia no se suele hablar de la considerable ayuda militar de Israel a Georgia ni del hecho de que su ministro de defensa, Davit Kezerashvili, es un ex israelí estrechamente relacionado con la industria de defensa de ese país.

A pesar de la profunda pobreza de Georgia, el gasto militar de este país es importante. A finales de junio, el Gobierno georgiano aumentó el presupuesto del Ministerio de Defensa de 513 millones de Laris (US$315 millones) en 442 millones de Laris ($US260 millones), según el Institute for War and Peace Reporting.

Según el International Peace Research Institute de Estocolmo, en la actualidad Georgia tiene la tasa más alta del mundo en crecimiento medio en gasto militar. A algunos expertos independientes les preocupa que este gasto no sea totalmente justificado, mientras otros dicen que podría socavar los procesos de paz con los territorios separatistas de Abjazia y Osetia del Sur.

El presupuesto militar de Georgia se ha multiplicado por 50 en el periodo que va de 2002 (US$18 millones) a 2008 (US$900 millones), llegando casi al 9% del producto interior bruto del país.

Georgia, un socio muy leal de los Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo, es además la tercera fuerza de ocupación en Irak, está presente también en Afganistán y ha estado en Kosovo. Sería ingenuo pensar que el presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, no ha obtenido luz verde de Washington para su ataque contra Osetia del Sur.

Cuestiones históricas

Esta región es tan compleja como la antigua Yugoslavia, con una historia que no tiene nada que envidiarle en traumas, rencillas étnicas, minorías dentro de minorías, crisis económicas y constitucionales y corrupción. El futuro será gris para todos si una vez más en el Cáucaso se desencadenaran guerras similares a las sucedidas en los Balcanes en la década de los 90, arrastrando a Rusia y Europa. Gris, eso es, a no ser que alguien piense en lugar de meramente reaccionar y justificar su propia participación en este lamentable juego de militarismo y política de poder.

Para hablar de esta crisis es necesario tener en cuenta primero la historia, al menos un poco. Después, un poco de empatía hacia actores que no son los Estados Unidos o la Unión Europea. Ha de reconocerse también que las acciones de Occidente no son siempre inocentes en lo que hace a sus consecuencias. Debemos entender que la militarización y sus efectos psicopolíticos son completamente contraproducentes.

Además, ayudaría que los medios occidentales dejaran de reciclar los estereotipos de la Guerra Fría, esto es, una Rusia siempre agresiva, y de diseminar solamente, al estilo Pravda, lo que las élites militaristas occidentales dicen.

El arte de leer y hacer buenas preguntas debe volver a impregnar el periodismo internacional y su cobertura de la política exterior, liberando así a la profesión de cualquier complicidad en una guerra futura en la región, una guerra que sin duda sería mayor que lo que hemos visto hasta ahora.

Por encima de todo, debemos recordar que las negociaciones son, con mucho, superior a las amenazas y el empleo del miedo.

Los rusos han dicho ahora: hasta aquí, pero no más lejos. Sería sabio de parte de Occidente que escuchara esta advertencia. No redunda en el mejor de su interés continuar practicando bullying contra Rusia y humillándola.

[Fuente: Jan Oberg, Euobserver, Comment, Brussels, 29ago08. Jan Oberg es Director de la Transnational Foundation for Peace and Future Research en Lund, Suecia. Traducción del ingl´s al español del Equipo Nizkor]

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The Question of South Ossetia
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