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25sep12


Carta abierta al presidente Otto Pérez


Sr. Otto Pérez Molina
Presidente de la República de Guatemala
Misión de Guatemala ante las Naciones Unidas

Distinguido Sr. Presidente Pérez Molina:

Nos dirigimos a Usted, en nombre del Comité Ejecutivo y las y los integrantes de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG), para agradecer, en primer término, la invitación que ha hecho a la comunidad guatemalteca del área del consulado de Nueva York para reunirse con Usted con motivo de su visita a las Naciones Unidas y la aceptación del intercambio de opiniones que hemos solicitado, y en segundo lugar, para expresar, por escrito una serie de preocupaciones que tenemos con relación a los acontecimientos en Guatemala, por un lado, y los intereses de las y los guatemaltecos en el extranjero, por el otro.

Han transcurrido más de ocho meses desde el inicio de su gobierno y las causas de desasosiego para nuestra población, tan evidentes durante el proceso electoral, lejos de disminuir han aumentado. La violencia y la inseguridad ciudadana continúan sumiendo a la población en el temor y el 20% de disminución de los crímenes violentos que Usted ha ofrecido para su primer año ni se ha producido ni resulta suficiente. El femicidio y los ataques contra los jóvenes siguen llenando las páginas de nuestros periódicos, así como los linchamientos como expresión de frustración ante la falta de justicia.

Aun peor, la militarización de zonas de conflicto social y la actuación de las fuerzas de seguridad en las mismas solamente han venido a crear mayor incertidumbre, temor y polarización. Desde la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera se llegó a la conclusión de que la militarización del país había sido causa principal de las graves violaciones de los derechos humanos, incluido el genocidio en zonas del altiplano en los años ochenta. Se aceptó con esa firma que las fuerzas armadas tendrían como única función la defensa del territorio nacional de amenazas, tanto militares como del crimen organizado, incluidos el narcotráfico y el saqueo de nuestra riqueza arqueológica. Bases militares en zonas indígenas no tienen sentido y resultan ser una provocación y una amenaza.

Nos preocupa, particularmente, los ataques contra el movimiento social, ante la indiferencia de las autoridades de gobierno. En lo que va de su gobierno pasan de diez los dirigentes sociales que han sido blancos de ataques, la mayoría de ellos mortales. No se puede permitir que los grupos de poder económico y político, que siempre han utilizado la violencia para sojuzgar a los sectores contestatarios, vuelvan a derramar la sangre de los que luchan, abierta y democráticamente, por cambiar la situación, como ocurrió a raudales durante el conflicto armado interno. Es Usted responsable, Sr. Presidente, de hacer llegar un mensaje claro y contundente a estos grupos de poder para que el "Nunca Más" del REMHI se haga realidad.

Nosotros pensamos que el autoritarismo debe ser desterrado para siempre de nuestro país, aun si el Presidente y muchos de sus asesores y colaboradores tienen origen militar. Lamentamos que el gobierno se haga de oídos sordos ante los reclamos de los estudiantes de secundaria, particularmente del magisterio, y las exigencias de la juventud por encontrar soluciones a la falta de trabajo y oportunidades. Los nuevos planes de estudio para el nivel secundario, que son importaciones de los modelos neoliberales que ya han fracasado en otras partes, como en los propios Estados Unidos y Chile, no pueden aumentar innecesariamente los años de estudio, recargando a los padres de familia y los propios estudiantes con el peso financiero de sostenerlos. Eso ha llevado a endeudamientos injustos en otros países, sin que se haya traducido en un aumento de la calidad académica. Hay más de una fórmula para mejorar los estudios secundarios en nuestro país; pero debe encontrarse la más adecuada en consenso con profesores, estudiantes y padres de familia. El cambio propuesto por los tecnócratas y por quienes favorecen el lucro en la educación solamente profundizará la crisis social y económica de nuestra sociedad. La represión del movimiento estudiantil es injustificable y las mesas de diálogo real son indispensables. Todas y todos sabemos de las tácticas de infiltración de los gobiernos, desde Canadá hasta Chile, para provocar y/o realizar actos de vandalismo. Este tipo de acciones siempre se ha constituido con el tiempo en una especie de "boomerang". Hay que pararlas ya.

Después de 500 años de dominación impuesta con base a la "doctrina del descubrimiento" y cuando las autoridades de gobierno se disponen a fomentar el turismo y las ventas en base al Baktún 13, resulta imperdonable que todavía se siga recurriendo a la represión de los pueblos indígenas de Guatemala. Luego de la firma del Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas y de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, que recoge con plena validez el Convenio 169 de la OIT, es ya la hora de que el gobierno, las grandes empresas mineras y de electricidad, los terratenientes, los jueces y los militares se den cuenta de que los pueblos indígenas tienen el derecho de decir "NO" a sus proyectos y de reclamar la devolución de sus tierras y recursos mal habidos. Solamente después de lograr consenso libre, previo e informado de los pueblos indígenas se pueden iniciar proyectos extraños en sus tierras y territorios. Y aun estamos a la espera del catastro nacional mandatado por los Acuerdos de Paz, para saber a ciencia cierta la extensión real de la tierra robada a las comunidades indígenas a lo largo de la historia. Queremos su compromiso, Sr. Presidente, de que los conflictos de tierras no se resolverán ni con balas ni con resoluciones amañadas de los tribunales.

En nuestra condición de migrantes, también nos sentimos marginados y discriminados por su gobierno. Ha dado Usted la gran batalla por la despenalización de la droga, sin haber consultado al país si ésta es la fórmula que la población prefiere, mientras que ignora tomar acciones decididas para proteger a las y los guatemaltecos indocumentados en los Estados Unidos. Se queja el gobierno de que 59,000 connacionales han sido devueltos al país en lo que va de este año, deportados desde los Estados Unidos y México, sin hacer mayor cosa por insistir en una respuesta a la petición del TPS al gobierno de los Estados Unidos o medidas sustitutivas que garanticen que a las y los guatemaltecos que no han delinquido se les permita continuar en este país.

Aún hay más. Serios problemas se nos han acarreado con el paro de la emisión de pasaportes, no existe atención o apoyo para los migrantes que retornan y se afirma que el fondo para la repatriación de connacionales muertos en otros países está prácticamente vacío. En las reformas constitucionales que con tanto bombo y platillo el Poder Ejecutivo ha trasladado al Congreso se ignoran los derechos y los intereses de los migrantes, comenzando con las mismas excusas de siempre para retrasar el ejercicio pleno del derecho a elegir y ser electos, pese al dictamen de la Corte de Constitucionalidad al respecto. Sabemos por la experiencia de los dos gobiernos anteriores, que las promesas de dar atención a los migrantes guatemaltecos se quedan en palabras; pero queremos, por lo menos, saber a qué se compromete en materia de migrantes este gobierno. Puede ser nada o mucho; pero el compromiso debe quedar explícito y ser inmediato.

Finalmente, Sr. Presidente, poca autoridad moral tendremos frente a los gobiernos de México y Estados Unidos, al pedir tratamiento humano y respeto de la dignidad de nuestros connacionales en sus territorios, si en nuestro país se irrespetan los derechos humanos y la condición humana de los cientos de miles de nacionales de otros países que pasan por el territorio o desean quedarse en el mismo, particularmente los centroamericanos, acogidos por nuestra Constitución. El concepto del Ministerio de Gobernación debe de cambiar, dejando de ser un ente represor para ser el que propicie la paz social al interior del país.

Confiamos en que dé Usted algunas respuestas inmediatas; pero más importante, que abra un espacio de reflexión nacional que permita enfrentar la tendencia actual de Guatemala de convertirse en un estado fallido. En ese espacio de reflexión ofrecemos participar en representación de muchos migrantes en diversas partes del mundo, ya que creemos firmemente en el diálogo constructivo.

Atentamente,

Comité Ejecutivo
Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala -RPDG-
Nueva York, 25 de septiembre de 2012


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