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21sep05


Testimonio ante la persecución, terror y tortura en Honduras.


Yo, Juan Almendares, en mi condición de médico y ciudadano hondureño y en calidad de Director Ejecutivo del CPTRT (Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura y sus Familiares) y presidente del Movimiento Madre Tierra (Miembro de Amigos de la Tierra Internacional y Oil Watch) presento la siguiente:

DECLARACIÓN

ante la Fiscalía de los Derechos Humanos, el Comisionado Nacional Para la Defensa de los Derechos Humanos, Amnistía Internacional; American Watch, Amigos de la Tierra Internacional y Grupo Centro América No está en Venta , RCT, IRCT, de Dinamarca.

Por nuestra actividad constante en defensa de los Derechos Humanos y nuestra lucha contra la Tortura y la defensa del Medio Ambiente y la Justicia Ambiental hemos sido objeto de tortura, intimidación, persecución, amenazas a muerte y atentados en muchas ocasiones. Procederé a presentar la siguiente declaración y denuncia acerca de los hechos más recientes.

El 12 de mayo del 2003, nuestras oficinas del CPTRT, ubicadas en El Barrio San Rafael de Tegucigalpa, fueron asaltadas. Como resultado de esa acción hubo en nuestra sede una destrucción parcial, robo de documentos y daños considerables en el sistema de computadoras. Inmediatamente responsabilizamos al aparato de Seguridad del Estado sin que hubiera respuesta alguna de su parte para negarla y mucho menos para investigar y dirimir responsabilidades.

En Diciembre del 2003, fue robado un archivo completo de nuestras oficinas del CPTRT. Este fue el único objeto del robo. Era el archivo principal de mis documentos personales, de los artículos que escribo sobre temas de defensa de la ciudadanía y los sectores indefensos de nuestra sociedad. Había además otros documentos valiosos en materia de Derechos Humanos y Tortura en Honduras que competen al objetivo principal de nuestra organización.

En abril del 2004, en la comunidad de Las Limas del Departamento de La Paz, donde el CPTRT desarrollaba un trabajo con las comunidades indígenas y campesinas, el auto de nuestra institución fue interceptado por cuatro sujetos fuertemente armados con metralletas y cubiertos con máscaras pasamontañas. Cuatro miembros de nuestra organización fueron llevados a una finca, fueron objeto de intimidación y después soltados. Posteriormente a este hecho recibieron continuadas amenazas por la vía telefónica.

En mayo del 2004, cuando caminaba en el centro de la ciudad de Tegucigalpa un hombre alto, de tez blanca, con botas y vestido de civil, me abordó para decirme literalmente: “la próxima vez te pondremos una bomba para matarte”. Inmediatamente salió corriendo.

El 26 de octubre del 2004, nuestra sede del CPTRT ubicadas en la Col. La Reforma, a pocos metros de una posta policial y a unos 500 metros del Ministerio de Seguridad, fue objeto nuevamente de robo de documentación. En esta ocasión los perpetradores dejaron símbolos de amenazas a muerte contra mi persona pintarrajeadas en las paredes y mis documentos personales fueron una vez más sustraídos de la oficina. Responsabilizamos a miembros del aparato de Seguridad del Estado y tampoco hubo respuesta alguna, ni siquiera para las investigaciones de rigor.

En los últimos tres meses de este año 2005 he sido objeto de intervención de mis teléfonos privados, de llamadas frecuentes a media noche y a las dos de la madrugada y una motocicleta, que identifico por el tipo de ruido que produce, ronda durante las noches por mi casa.

El lunes 12 de septiembre del 2005, a las 4:45 p.m. cuando bajaba de mi auto, a diez metros de la clínica donde presto un servicio humanitario, dos sujetos que se conducían en una motocicleta roja, corpulentos, con una edad aproximada de 30 a 35 años y con un corte de pelo estilo militar me interceptaron de manera intempestiva. El que iba manejando la motocicleta, en forma rápida, colocó sobre mi sien izquierda una escuadra 9 milímetros (arma que con frecuencia usa la policía o los militares) y en tono amenazante y empujando la pistola contra mi cabeza me dijo literalmente: “celular” y “entregue el aparato” y rápidamente desaparecieron. La presencia de la motocicleta ocurrió en forma súbita lo cual significa que estaba a corta distancia y que por un sistema de comunicación fueron avisados de mi llegada.

El lunes 19 de septiembre del 2005, según consta en el informe elaborado por la empresa de Seguridad INTERSEG SA, que ha contratado el CPTRT, a las cinco y cincuenta y seis minutos de la mañana sonó la alarma del Centro como indicativo de que alguien había penetrado en el edificio. En el informe de la administradora del CPTRT se me notifica que “el día lunes 19 de septiembre del presente, al momento que ingresé a mi oficina, en el área de administración, a las 8:20 de la mañana, me di cuenta de que el marco de la puerta de estaba dañado, casi desclavado, lo cual denotaba que había sido forzado como queriendo abrir la puerta…” Consideramos que este nuevo asalto a nuestro Centro es con el propósito de obtener información de las computadoras que se encuentran en esta oficina.

El 19 de septiembre 2005, en horas de la noche miembros de mi familia recibieron llamadas telefónicas con voces extrañas, moduladas de manera que produjeran miedo, preguntando dónde poder ubicarme. Apenas en los últimos dos días el asecho y acoso embozados se han intensificado con el propósito de generar temor, alteración y desfases de mi vida y actividades cotidianas, y producir terror e inseguridad en mi familia y los miembros integrantes de nuestra Organización.

Se considera insólito que estas amenazas y ataques se sucedan en contra de quienes tenemos como único fin el cumplimiento de nuestras obligaciones ciudadanas. De quienes, como el que suscribe, no porta más arma que su pensamiento e ideas y que antepone sus acciones a favor de los sectores más vulnerables de la sociedad a sus intereses personales. Es mucho más denigrante e incomprensible ese cuadro de comportamientos por cuanto se hace aparecer como simples actos delincuenciales; no obstante, los dirigentes de organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, Ambientales y Populares sabemos que esa es otra argucia para enmascarar la forma en que actúan los aparatos represivos del Estado de Honduras. En atención a todo lo anterior, ratifico que cualquier atentado en contra de mi vida o de alguno de mis familiares o de los miembros de nuestras organizaciones, son responsabilidad directa de los tres poderes del Estado: del presidente de la República, del presidente del Congreso Nacional, de la presidenta de la Corte Suprema de Justicia y del Ministerio de Seguridad.

Tegucigalpa, 21 de septiembre de dos mil cinco.

ANEXO

A continuación presento la lista preliminar de las personas que están siendo objeto de persecución, terror, tortura y asesinato en Honduras, desde luego esta lista será completada en el futuro.

Miembros del Movimiento Madre Tierra y de la organización indígena lenca de Honduras (MILH) de la comunidades del Departamento de Lempira y la Paz.

  • Cándido Martínez
  • Fausto Hernández
  • Pedro Sánchez
  • Ramón Reyes

Miembros del Movimiento Madre Tierra del Municipio Santa Elena La Paz.

  • Eduardo Jerónimo Gómez
  • Marcos Martínez
  • Martín Gómez
  • Tesla Marina Ventura

Miembros del Movimiento indígena Lenca COPINH.

  • Berta Isabel Cáceres
  • Celso Sánchez
  • Jorge Ramos
  • Marcelino Martínez
  • Salvador Zúñiga
  • Tiburcio Bejarano

Zona recuperada Nahuaterique.

  • Eleuterio Gómez Benítez
  • Ermelindo Vásquez
  • José Claros
  • Santiago Nolasco

AMENAZADOS A MUERTE Y PERSEGUIDOS.

Lucha por la reservacion del bosque en Olancho y organizadores de la Marcha por la Vida.

  • Padre Andrés Tamayo
  • Carlos Artica
  • David Murillo
  • Efraín Paguada
  • Enrique Sánchez
  • Eulalio Almendares
  • Héctor Almendares
  • Macario Zelaya
  • Milton Lanza
  • Noe Lanza
  • Ramón Martínez
  • René Gradis
  • Rogelio Granados
  • Rogelio Medina
  • Rosalío Artica
  • Rosendo García
  • Triminio Maldonado
  • Víctor Ochoan Granados

Amenazada a Muerte.

  • Abogada Aída Romero Fiscal de los derechos Humanos del Ministerio Público

  • Maria Luisa Borjas y familia Comisionada de la Policía que fue destituida por sus denuncias sobre el involucramiento de policías y militares en el asesinato de niños y jóvenes.

  • Tortura y persecución al señor Segundo Turcios, detuvieron y encarcelaron al señor Wenceslao Santos 02 de agosto del 2005, allanan la casa y amenazan a muerte a la señora Antonia Caballero (agosto 03, 2005) en la comunidad de Gualaco, Olancho.

Persecución contra dirigentes del Bloque Popular.

  • Juan Barahona
  • Carlos H. Reyes,

Persecución contra Federación de estudiantes de secundaria.

  • Enrique Alvarado Instituto Técnico Honduras
  • Johan Cálix de la Organización FUR de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
  • Manuel Medina Instituto Técnico Honduras
  • Miguel Enrique Flores del Instituto Central Vicente Cáceres

Persecución de sindicalistas y dirigentes ambientalistas y sociales.

  • Asesinato de Dirigente de transporte entre ellos Aníbal Urquía.

  • Asesinato de Carlos Arturo Reyes, dirigente ambientalista de la zona de Olancho y participante en la Marcha por la Vida.

  • Asesinato y persecución de varios dirigentes de la Central de Trabajadores del Campo.

  • El 24 de Mayo de 2005, asesinaron al dirigente campesino de la CNTC, Edickson Lemus en la Ciudad de Progreso, Yoro

  • El lunes 10 de junio de 2005, fue saqueada la Vía Campesina en donde robaron información relacionada con las estructuras organizativas y los planteamientos de lucha de los movimientos campesinos, para lo cual se llevaron todos los CPU.

  • El lunes 11 de julio rompieron a patadas la puerta de la casa del dirigente campesino Daniel Yánez Martínez en El Progreso, Yoro.

Asesinato de los guardaespaldas:

  • Glenda Isolina Sánchez, Juan Antonio Licona de la Direccion de Investigación Criminal Napoleón Nazar quien denuncio que elementos policiales estaban involucrados en dicho crimen; así como otros asesinatos que todavía no esta aclarada la causa.

  • Sara Francisca Sauceda, madre de Darwin Sauceda, joven que fue asesinado, continúa siendo hostigada. El 15 de septiembre a las 8:00 p.m. al salir de su trabajo fue perseguida por un carro rojo con llamaradas de fuego en negro, sin placa, el 16 de septiembre le ocurrió lo mismo y el 19 de septiembre un carro color blanco vidrios polarizados, sin placa la persiguió nuevamente.
Tegucigalpa, 21 de septiembre de dos mil cinco.

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