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09mar10


En el paraíso del opio


A vista de pájaro, el contraste entre la zona bañada por el río Helmand y la que no lo está impresiona. Las tierras irrigadas son de un verde intenso, mientras el resto, puro desierto. Así es la provincia de Helmand, el paraíso del opio en el sur de Afganistán.

En este pedazo de tierra sólo fértil en el cauce del río, crece más de la mitad de la adormidera que ha convertido Afganistán en el primer productor de opio del mundo. El 90% de esa droga proviene del país asiático.

El año pasado se cultivaron 123.000 hectáreas, 69.833 de las cuales en Helmand. También ahí es donde se dice que se juega la verdadera batalla en la guerra de las tropas internacionales contra los talibán.

La capital de Helmand, Lashkar Gah, sin embargo, no parece para nada anclada en el pasado sino todo lo contrario, al menos aparentemente. De hecho, antes de la guerra se la conocía con el nombre de Pequeña América, pues fue construida en los años 50, siguiendo el modelo estadounidense de grandes avenidas, como centro de operaciones de ingenieros de ese país que trabajaban en la construcción de una obra gigantesca de canales para aprovechar el agua del río.

Parte de esos canales aún se conservan, así como la presa de Kajaki, situada a 95 kilómetros al noreste de Lashkar Gah y también edificada entonces por Estados Unidos. De esta manera, esta provincia se convirtió en una zona agrícola especialmente rica, cosa que lo continúa siendo aunque sea para la plantación de opio.

En los últimos meses, además, Helmand ha tomado un nuevo impulso. En diciembre se asfaltó finalmente la pista de aterrizaje del aeropuerto de Lashkar Gah, hasta entonces de tierra. Y casualidades de la vida, desde hace diez días la compañía aérea afgana Pamir Airways vuela diariamente desde Kabul hasta la capital de Helmand, justo cuando faltan poco más de dos semanas para que empiece la recogida de la cosecha de opio.

La frecuencia de autocares entre ambas ciudades también ha aumentado. Ahora cada día tres vehículos hacen el trayecto Kabul-Lashkar Gah (en invierno, sólo uno) por el módico precio de 400 afganis, poco más de seis euros. Cada año gente de todas partes de Afganistán e incluso de Pakistán se traslada a Helmand para trabajar como temporeros en la recogida del opio.

También en esa provincia del sur de Afganistán, tropas estadounidenses, británicas y afganas han llevado a cabo en las últimas semanas la operación militar más importante en el país asiático desde la caída del régimen talibán en 2001. Más de 15.000 militares han participado. Bautizada con el nombre de Moshtarak (juntos), la operación tenía como objetivo limpiar de talibán la zona de Marjah -situada a tan sólo 40 kilómetros de Lashkar Gah y principal centro de operaciones de los insurgentes en los últimos dos años-, así como convencer a la población local de que vale la pena ponerse del lado del Gobierno afgano.

El pasado 26 de febrero fuerzas afganas y extranjeras izaron la bandera negra, roja y verde de Afganistán en Marjah, como prueba de que ahora el territorio está bajo control del ejecutivo de Hamid Karzai. ¿La operación ha sido realmente un éxito? ¿Servirá para cambiar la situación en Helmand como las tropas internacionales han asegurado en los medios de comunicación? ¿Hay alguna alternativa al opio? ¿Qué se está haciendo para frenar su producción? ¿Es posible poner fin al narcotráfico?

Éstas y otras preguntas son las que voy intentar contestar en los próximos días con crónicas en la edición impresa y digital de El Mundo. Ayer aterricé en Lashkar Gah. Mis contactos locales en la zona lo primero que hicieron fue tomarme una fotografía. "Es bueno tener un retrato por si te secuestran", justificaron.

[Fuente: El Mundo, Madrid, 09mar10]

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