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01jul03


General Ivan Paulós:
"Si yo veo una abeja en el piso, alargo el paso para no pisarla"


Si para algo sirvió la Comisión para la Paz fue para poner en la palestra pública el tema de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura, desde el momento en que constituye un reconocimiento oficial de que en esos años en Uruguay se practicó el Terrorismo de Estado. También concurren a este manejo público de los terribles acontecimientos que vivió el país en ese tiempo, circunstancias tales como el juicio que se le sigue al ex canciller de la dictadura, Juan Carlos Blanco, por el asesinato de la maestra Elena Quinteros. Es así que ahora, luego de ignorarlo olímpicamente durante años, el tema es tratado hasta por los históricamente obsecuentes informativos televisivos.

Pero además, luego de años de silencio, los violadores mismos de los derechos humanos están saliendo a la prensa a justificar sus procederes. El ex dictador Juan María Bordaberry (Partido Colorado, 1973-76) ha publicado un libro reivindicando su actuación, su ministro Juan Carlos Blanco amenaza con otro, y los periódicos de derecha publican sistemáticamente reportajes a las figuras emblemáticas del terrorismo de Estado. Ante el avance de la verdad, los dictadores y sus cómplices civiles cierran filas y dan su versión de los hechos. La lectura de tales textos muchas veces produce en el lector decente un asco visceral, pero es necesaria para comprender como funcionan sus procesos mentales. A tal efecto, incluimos hoy en nuestro servicio de noticias un reportaje publicado por el diario "El País" de Montevideo al General (r) Iván Paulós, un torturador y asesino que sin embargo es incapaz de pisar una abeja...

"General (R) Iván Paulós: '¿Para quién ganamos esta guerra?'

Considerado un "halcón" del "Proceso Cívico Militar", el General (r) Iván Paulós es un referente para las Fuerzas Armadas. Fue director del Instituto Militar de Estudios Superiores y gobernó la inteligencia militar del régimen hasta su retiro en 1981. Fue el candidato más votado de toda la historia del Centro Militar, institución que presidió entre 1985 y 1991. Este es el resumen de una larga entrevista especial.

--Muchos le reprochan a los militares haberse quedado más de la cuenta.

--Es mentira. He escuchado por ahí que en 1973 estaba liquidada la subversión. Pero esa misma gente olvida que en 1975 y 1976 el Partido Comunista generó un aparato que contaba con armas sofisticadas. Tenían yates, armas AR 15, aviones, de todo. Eran más de 700 hombres entrenados en Cuba.

--¿Una vez desarticulado había razón para que las Fuerzas Armadas permanecieran en el poder?

--En 1977 había otro movimiento bautizado como "La Guacha", formado por gente que había huido al exterior, mayormente a Chile y Argentina. Era una amenaza latente y nosotros lo sabíamos.

--Pero la pregunta es si hacía falta un gobierno militar para enfrentar estas organizaciones.

--No hay ninguna subversión armada marxista en el mundo que haya sido vencida por una democracia ortodoxa. Para vencerla siempre hubo que apartarse de la democracia. Esta guerra revolucionaria fue puesta en práctica aprovechando los beneficios y las libertades que da la democracia. Aunque bendita sea la democracia.

--¿Usted es una persona que cree en la democracia?

--Yo soy un artiguista y creo que la democracia es el mejor sistema. Los militares somos como sacerdotes de una religión llamada patriotismo. Lo que pasa es que uno ve por ahí un aflojamiento del principio de autoridad legítima. La contraparte de la autoridad legítima es la responsabilidad. Tenemos que aprender de las abejas y las hormigas que existían 200 millones de años antes que nosotros. El secreto es división de funciones y orden interno.

--¿Qué siente respecto al revisionismo de estos días?

--Dígame usted una guerra que no haya tenido desaparecidos, ni sufrimientos. Eso es nada con respecto a lo que se logró para el bienestar de todos. Me duele que haya muerto gente. Si yo veo una abeja en el piso, alargo el paso para no pisarla. Yo no reivindico la tortura, pero nos estábamos jugando la vida. La nuestra y las de nuestras familias. "Muy lindo tu pibe, pero va a llegar sin orejas", me decían por teléfono.

--¿Siente que 30 años después el conflicto aún no terminó?

--Hay una ley reafirmada por un plebiscito. Pero no hay duda que hay gente deseosa de revancha. Uno derrota al enemigo no solo cuando lo vence militarmente o cuando ocupa el territorio. Lo vence cuando le quita la voluntad de pelear. Y es evidente que existen quienes quieren desgastar a las Fuerzas Armadas en una guerra psicopolítica en la que estamos de manos atadas. Los profesores de secundaria les dicen hoy a sus alumnos que los tupamaros se formaron para salvar al país de un Golpe de Estado. ¿Usted cómo concibe eso?

--Cree que no es un juego limpio.

--¿Usted sabe de quién era la sangre que le salvó la vida a Sendic? Era nuestra sangre, la única sangre que estaba disponible. Cuando se habla de Derechos Humanos, quién recuerda al practicante que le dio la inyección de pentotal al peón Pascasio Báez. Esa persona (dice el nombre) se recibió de médico y ejerció hasta hace poco en el Hospital de Clínicas. ¿Quien recuerda a este asesino? ¿Qué ética médica le han aplicado? ¿Quién le ha hecho un escrache en su casa?

--¿A usted le han hecho escraches?

--No, de ninguna manera. ¿Por qué habrían de hacerme un escrache? Nunca me llevé un peso de más a mi casa. En mis años como presidente de AFE solo cobraba mi sueldo en el Ejército. Y eso que AFE tuvo su récord de carga en 1977. Cuando estaba a cargo de los bancos me trajeron un cheque con ocho meses de sueldo y lo rechacé. Y eso que tuve que comprarme un traje en cuotas.

--¿Qué recuerdo le trae el 27 de junio de 1973?

--Dígame, señor periodista: ¿por qué no sacan un suplemento recordando los 30 años de la declaración del Estado de Guerra que fue en abril? Se recuerda esto porque afectó políticamente a grandes intereses. Y se desprecia el triunfo fundamental de la guerra.

--¿Usted está queriendo decir que los medios mienten?

--¿Sabe qué pasa? Los mismos terroristas de ayer ahora son aplaudidos por mucha gente. El aviador que tiró la bomba en Hiroshima mató viejos, jóvenes, embarazadas y aún así era un héroe en Estados Unidos. Pero si hubiera sido uruguayo sería un asesino. Esto es lo que sentimos los soldados: ¿para quién ganamos la guerra?

--¿Qué querría decir usted a favor del gobierno militar?

--Que fue un gobierno honesto e hizo obras sin las cuales no se podría pensar este país de hoy. ¿Qué sería del Uruguay sin Salto Grande, la obra de ingeniería más grande la historia? ¿Quién firmó el Tratado de aguas y límites territoriales con Argentina? ¿Quién construyó los puentes internacionales? ¿Qué sería del Uruguay sin los accesos a Montevideo? Dígame usted qué obras públicas de significación para la gente se han hecho en los últimos 18 años. ¿La Torre de Antel y el edificio anexo del Palacio Legislativo? ¡Por favor! Cuando escucho que los directores de un banco gestionado por el Estado se fijan sueldos de 30 mil dólares me indigno. Cuando me entero que un barrendero gana los mismo que tres paracaidistas me indigno. Cuando me entero que uno que sirve el café en el Banco Central gana lo mismo que un General del Ejército me indigno.

[Fuente: Comcosur al Día, Montevideo, Uruguay, 01jul03]

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Este documento ha sido publicado el 11ago03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights