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22feb16

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Declaración formulada por la delegación rusa en la reunión extraordinaria de la Comisión Consultiva de Cielos Abiertos


Naciones Unidas
Consejo de Seguridad

S/2016/162

Distr. general
22 de febrero de 2016
Español
Original: inglés

Carta de fecha 19 de febrero de 2016 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el Encargado de Negocios Interino de la Misión Permanente de la Federación de Rusia ante las Naciones Unidas

Tengo el honor de transmitirle por la presente la declaración formulada por la delegación de la Federación de Rusia en la reunión extraordinaria de la Comisión Consultiva de Cielos Abiertos, celebrada el 19 de febrero de 2016 en relación con las violaciones del Tratado de Cielos Abiertos por parte de Turquía (véase el anexo).

Le agradecería que tuviera a bien hacer distribuir la presente carta y su anexo como documento del Consejo de Seguridad.

(Firmado) Petr Iliichev
Encargado de Negocios Interino


Anexo de la carta de fecha 19 de febrero de 2016 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el Encargado de Negocios Interino de la Misión Permanente de la Federación de Rusia ante las Naciones Unidas

[Original: ruso]

Declaración formulada por la delegación de la Federación de Rusia en la reunión extraordinaria de la Comisión Consultiva de Cielos Abiertos, celebrada el 19 de febrero de 2016

La Federación de Rusia solicitó la convocación de esta reunión extraordinaria, guiada por el interés de lograr la aplicación fiel y cabal del Tratado sobre la base de la apertura y la transparencia en las actividades militares.

Últimamente, nuestra delegación ya ha tenido que hacer referencia en varias ocasiones a las violaciones cometidas por Georgia, los Estados Unidos de América, el Canadá y Noruega del derecho de todo Estado parte a realizar vuelos de observación sobre el territorio de otro Estado parte. Hoy, la Federación de Rusia se ve obligada a señalar a la atención de la comunidad de Cielos Abiertos otra grave violación del Tratado de Cielos Abiertos cometida por la República de Turquía.

El 26 de enero de 2016, la Federación de Rusia envió a todos los Estados partes una notificación sobre su intención de realizar un vuelo de observación sobre el territorio de Turquía del 1 al 5 de febrero de 2016.

El 27 de enero de 2016, Turquía acusó recibo de la notificación y expresó su disposición a aceptar el vuelo de observación y las solicitudes pertinentes de la Federación de Rusia. Además, Turquía no hizo mención de ninguna restricción o condición previa.

Durante una reunión informativa celebrada después de la llegada de la misión al punto de entrada, la parte observada anunció que una parte del territorio turco a lo largo de la frontera sirio-turca era espacio aéreo peligroso.

Ese espacio aéreo peligroso no había sido señalado por la parte observada, de conformidad con el anexo 1 del Tratado, ni se había publicado en las reglas nacionales de control de tráfico aéreo y los procedimientos y directrices sobre seguridad de los vuelos, de conformidad con lo dispuesto en el artículo VI, sección I, párrafo 14 b) del Tratado.

A solicitud de Turquía, la misión de la Federación de Rusia ajustó el perfil de altitud del vuelo de observación. Su itinerario incluía la observación de las zonas adyacentes a la frontera con la República Árabe Siria (a lo largo de 770 km, de 20 a 60 km de distancia de la frontera) y de los aeródromos en los que se concentran las aeronaves de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) (véanse los apéndices 1 y 2).

Sin embargo, incluso después de efectuar este ajuste en el plan de la misión, la autorización para el vuelo de observación fue denegada por la parte turca, citando instrucciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía. Esto demuestra que, desde el principio, Turquía no tenía intención de cumplir lo dispuesto en el artículo 3, sección 1, párrafo 2, del Tratado, en que se estipula que cada Estado parte estará obligado a aceptar vuelos de observación sobre su territorio con arreglo a las disposiciones del Tratado.

En consecuencia, la afirmación contenida en la declaración del representante oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía en el sentido de que el vuelo no se había realizado porque "no se pudo llegar a un acuerdo respecto del plan de la misión", no se ajusta a la realidad. Esperamos que hoy la distinguida delegación de Turquía no recurra a ese falso argumento.

Ponemos de relieve que esta medida sin precedentes adoptada por Turquía es contraria a uno de los objetivos fundamentales del Tratado: promover una mayor apertura y transparencia mediante medidas de fomento de la confianza, cuya importancia, por cierto, es uno de los temas de reflexión preferidos de la OTAN. Además, la parte turca ha violado el principio fundamental del Tratado de Cielos Abiertos, que es permitir que se realicen vuelos de observación sobre cualquier zona de todo el territorio de la parte observada, incluidas las zonas designadas en fuentes oficiales por la parte observada como espacio aéreo peligroso.

De conformidad con el Tratado, Ankara no tenía ningún derecho a denegarnos llevar a cabo una misión de observación sobre su territorio. Por consiguiente, su denegación demuestra que está tratando de ocultar alguna actividad que al parecer está teniendo lugar en las zonas sobre las cuales la aeronave rusa debía haber realizado el vuelo.

Además, el cierre del espacio aéreo se efectuó a solicitud del Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía, lo que hace pensar también que se trata de una medida políticamente motivada.

Quisiéramos también señalar a la atención de los Estados partes el hecho de que esta no es de ninguna manera la primera vez que Ankara viola sus obligaciones internacionales.

Por ejemplo, las posiciones del sistema de misiles antiaéreos "Patriot" en la región meridional de Turquía han permanecido cerradas a la observación desde febrero de 2013. Se aducía que la razón era el régimen automático del sistema de misiles y la posibilidad de que fuera activado accidentalmente por una aeronave de observación de Cielos Abiertos.

En 2014, un grupo de escolta de Turquía declaró que no era posible garantizar la seguridad de los vuelos en algunas zonas del espacio aéreo del país, debido al intenso tráfico de las fuerzas aéreas de combate como parte de las operaciones de lucha contra el terrorismo.

A nuestra solicitud de 5 de octubre de 2015 para realizar un vuelo de observación sobre el territorio de Turquía del 12 al 16 de octubre de 2015 se respondió de manera escueta lo siguiente: "Los vuelos de observación que la Federación de Rusia ha previsto realizar en Turquía como parte de las operaciones de seguridad deberán aplazarse con carácter obligatorio". Decidimos ser flexibles y aplazar el vuelo.

En diciembre de 2015, la parte turca cerró una parte considerable de su territorio a lo largo de la frontera con la República Árabe Siria a las aeronaves de observación rusas, con el pretexto de que se estaban realizando operaciones militares, nuevamente sin documentar las restricciones, como establece el Tratado.

En consecuencia, las violaciones sistemáticas de las disposiciones del Tratado y las medidas no constructivas de la parte turca han sentado un precedente, en que a la parte observadora se le deniega la posibilidad de supervisar las actividades militares de uno de los Estados partes. Ocultar las actividades militares y hacer caso omiso de los compromisos contraídos se convierten así en una política nacional.

Algunos colegas de los países de la OTAN no tienen ningún problema en acusar a la Federación de Rusia de "aplicar selectivamente" el Tratado. A ese respecto, recordamos que, en 2014, durante la fase aguda del conflicto en el sudeste de Ucrania, la Federación de Rusia dio a los Estados partes acceso irrestricto para verificar que no había "una concentración excesiva de fuerzas armadas rusas y equipo militar" en las zonas aledañas a la frontera con Ucrania (véase el apéndice 3).

Creemos que las medidas de Turquía deben ser no solo un motivo de preocupación para la comunidad de Cielos Abiertos, sino también de alarma respecto de la integridad y la viabilidad del Tratado como una medida eficaz de fomento de la confianza y la seguridad.

La parte rusa se reserva el derecho a responder de forma correspondiente al incumplimiento por parte de Turquía de las disposiciones del Tratado de Cielos Abiertos.

Contamos con que otros Estados partes en el Tratado den una respuesta, incluida una evaluación objetiva de las acciones de Turquía. No hacerlo solo significaría que se están aplicando "dobles raseros" en la aplicación del Tratado.


Apéndice 1


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Apéndice 2


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Apéndice 3


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