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18jul13


La extinción de los cristianos sirios


Desde que los rebeldes sirios y ciertos grupos yihadistas se hicieron con el control de una docena de barrios en Alepo, la vida de los cristianos de esta ciudad milenaria se ha vuelto imposible. La mayoría han huido a localidades que están bajo control del régimen de Bachar al-Asad y los pocos que quedan apenas se atreven a salir de sus casas. Muchos de los dueños de las fábricas de Sheij Nayar, el cinturón industrial de Alepo, eran cristianos que se vieron obligados a cerrar sus factorías cuando grupos yihadistas como el Frente al Nusra o Ahrar Al Shams les obligaron a pagar una especie de impuesto revolucionario a cambio de protección.

"Un día llegó a nuestra fábrica un grupo de 15 rebeldes armados y le pidieron al capataz usar las naves para colocar baterías antiaéreas. El hombre llamó a mi padre para que viniera. Tras discutir con ellos, mi padre se negó porque el régimen terminaría bombardeándola", cuenta Río, un cristiano de 23 años, que utiliza un nombre falso por razones de seguridad.

Al final, su padre tuvo que pagar al Ejército de Liberación sirio (ELS) unos 50.000 dólares, aunque al principio le exigieron hasta 200.000 por proteger la fábrica. Esa no fue la única vez que los rebeldes le obligaron a desembolsar una importante suma de dinero: al mes siguiente le visitaron cinco hombres armados que le exigieron otros 15.000 dólares más. "Mi padre les dijo que ya había pagado la vez anterior y ellos le amenazaron con un arma y la muerte si se negaba", denuncia este cristiano de Alepo, antes de agregar que "no hay revolución, son simplemente bandas criminales".

Río vive en el barrio de Al Azizia, una zona fronteriza entre los barrios que sigue bajo el control de las fuerzas del régimen y aquellos que han sido liberados. Los puestos de control que han instalado los rebeldes en los alrededores también se han convertido en puntos peligrosos. "Una día iba conduciendo y me pararon unos rebeldes. Uno de ellos se dirigió a mí en lengua extranjera, creo que hablaba farsi, y vestía con un salwar kameez (traje típico de Afganistán y Pakistán). El tipo no sabía leer árabe y tiró mi identificación al suelo. Después, me obligaron a bajar del coche y me lo robaron", denuncia.

"Quieren una policía moral al estilo de Arabia Saudí"

Hasta hace un año, Alepo era una ciudad tranquila dentro del avispero sirio, pero desde que llegaron los combatientes de Liwa al Tauhid y el Frente al Nusra (la principal milicia salafista en Alepo), la ciudad "se está islamizando", asegura este cristiano. Cuenta que en los barrios de Harare, Al Shaar, Saif al Daula y Tariq Al Bab (todos ellos bajo control rebelde) se implanta, poco a poco, la ley islámica. "Quieren hacer de Alepo un estado islámico. En las mezquitas, los sheij (los clérigos musulmanes) han prohibido a las mujeres conducir y les obligan a llevar el hijab (pañuelo musulmán). Y ahora dicen que van a crear una policía moral al estilo de Arabia Saudí", advierte.

"Los cristianos somos gente de paz y no queremos tomar las armas", puntualiza Río, aunque reconoce que si la situación continúa de esta forma "no sabemos qué va a pasar con nosotros". En su barrio, Al Azizia, se ha creado una especie de policía vecinal que ha levantado retenes en las entradas y salidas del vecindario. La integran 40 voluntarios, a los que el régimen de Al Asad les ha entregado un arma, y se dedican a patrullar o a inspeccionar los vehículos en los puestos de control.

Río no se declara partidario de Bachar Al Asad, pero considera que el Ejército de Liberación sirio (ELS) está formado por "combatientes islamistas pagados por Arabia Saudita y Qatar". Pone como ejemplo un reciente atentado con una ambulancia bomba en un suburbio cristiano de Siryan al Jadida que mató a varios soldados del régimen en un puesto de control. "Prestar servicio en el Ejército es una obligación para todos los sirios varones, pero luchar con el ELS es una elección. Muchos han decidido unirse a los rebeldes porque en Siria no hay trabajo", puntualiza.

"Los países europeos católicos no nos ayudan"

"En Alepo vivimos medio millón cristianos y nadie nos ayuda", denuncia, en referencia a los países europeos católicos que no prestan ningún tipo de ayuda humanitaria a los cristianos sirios. "Necesitamos medicinas, necesitamos comida. Nosotros no queremos marcharnos de Alepo, no tenemos a dónde ir". Prácticamente toda la provincia está bajo el control de ELS y los cristianos tampoco están seguros en los campamentos de refugiados del sur de Turquía, porque "están llenos de radicales salafistas", se lamenta.

Río también denuncia que bandas criminales "están secuestrando a los cristianos y piden rescates de entre 20.000 y 100.000 dólares". Hace diez días raptaron a su amigo Antonie. "Venía en autobús desde Seraqib (Idlib) a Alepo. Su padre recibió una llamada de unos desconocidos que le dijeron que tenían a su hijo. No hemos vuelto a saber nada de él".

[Fuente: Por Ethel Bonet, Alepo, El Confidencial, Madrid, 18jul13]

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