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12feb16


El riesgo de criar cuervos


Criar cuervos ha sido considerada una práctica peligrosa por la naturaleza carroñera de esta ave que, vaya a saber por qué, empieza por los ojos a devorar restos pútridos.

Estados Unidos crió al Estado Islámico (ISIS o Deash) y al verlo convertido en cuervo de la peor calaña, ahora le teme, una admisión dramática del director de Inteligencia estadounidense, James Clapper, en su informe al Congreso.

"El Estado Islámico (EI) se ha convertido en la principal amenaza terrorista mundial pese a los avances militares en su contra, y el mayor peligro para Estados Unidos estriba en ataques de yihadistas radicados aquí", los denominados homegrown violent extremists (HVS o extremistas domésticos violentos), dijo el jefe de la inteligencia a los legisladores.

No significa, por supuesto, que la Casa Blanca ordenara por decreto la creación del EI, sino que este surge como consecuencia directa de la política de organizar, financiar y estimular grupos contrarios al gobierno iraquí en la época de Saddam Hussein y posterior, empleada por Estados Unidos y el Reino Unido en Irak con toda su secuela de terror y destrucción.

Lo indiscutible es que con la guerra de Irak surge Al Qaeda, desconocida o inexistente hasta entonces, y de sus entrañas sale como un Alien el Estado Islámico, una suma de grupos extremistas dispersos pero ahora vertebrados en un califato terrorista.

La brutalidad del EI en Irak ha sido terrible. Cientos de miles de familias huyeron del país por la violencia y en solo unos meses más de cinco millones de iraquíes se convirtieron en refugiados, dos millones y medio de ellos en la martirizada Siria.

Irak, un país pacífico donde convivían chiíes y suníes incluso en núcleos familiares híbridos y sin grandes tensiones sectarias, fue convertido en un infierno en el que atizan el fuego los líderes de las doctrinas más extremistas y desvirtuadas del Islam, incluido el wahabismo, y centrifugan todo atisbo de oposición política para engrosar las filas del Daesh.

Ese mismo panorama de angustia fue trasladado a Siria donde al menos desde 2011 servicios secretos occidentales y unidades especiales de Estados Unidos recomendaban a qué grupos de la oposición apoyar y armar, mientras la batalla contra el EI era más mediática que real porque era visto como un arma contra Irán.

Lo más penoso es que Europa Occidental, Estados Unidos y algunos aliados del Oriente Medio daban apoyo logístico, militar o de inteligencia a grupos "rebeldes", entre ellos al-Nusra, a sabiendas de que eran yihadistas o estaban en camino de serlo.

Cuando en agosto de 2011 se proclamó el "Estado Islámico" de Irak y Siria en varias áreas suníes del país, algunas de ellas cercanas a la frontera de Turquía donde operaban los servicios secretos turcos, nadie se sorprendió porque detrás de ese avance estaba el objetivo de Estados Unidos de derrocar al gobierno de Bashar al- Assad.

En esa misma línea se inscribe la gestión de Washington con Arabia Saudita y Turquía para financiar y apoyar a los "rebeldes" en Siria cuando ya no era ningún secreto que formaban parte del Estado Islámico. Tales antecedentes explican la actitud de Turquía al derribar un avión militar ruso que generó un nuevo conflicto aún no resuelto.

Gracias a la tibia ofensiva de Estados Unidos y Europa contra el EI, los extremistas pudieron ampliar su control en Irak y avanzar en Siria sobre las ruinas de sus ciudades y los huesos de miles de muertos cristianos, kurdos y de otras etnias y religiones.

En 2015 el califato controlaba 300 mil kilómetros cuadrados sumando las partes de Irak y Siria, con una población de ocho millones de habitantes y sus reservas en divisas eran de varios miles de millones de dólares sacados en buena parte del petróleo robado a Siria y vendido a Turquía.

Argumentando la crisis en Siria, Washington, los aliados árabes y la OTAN tenían decidida una invasión similar a la realizada en 2011 contra Libia cuyo objetivo era el derrocamiento de Assad.

Pero los frenó la participación militar rusa solicitada por Damasco, a la cual se debe en gran medida el retroceso del EI y el avance del Ejército sirio en las zonas ocupadas, en especial Alepo, que ha obligado a los extremistas a huir hacia la frontera turca después de más de tres años de control sobre la estratégica ciudad y su entorno.

Estados Unidos busca ahora iniciar conversaciones de paz para poner fin a la crisis siria e incluso resalta que la postura de Arabia Saudita y Turquía no es constructiva para Washington, que ha presionado a ambos países para que disminuyan el flujo de armas hacia los "rebeldes", aunque el presidente Vladimir Putin se les había adelantado al convocar a negociar a "opositores" marginados del Daesh.

No es descabellado asegurar que las fuerzas más capaces de vencer al Estado Islámico a corto plazo son Rusia, Siria e Irán, aunque al parecer Estados Unidos, Israel, Turquía, los sauditas y la OTAN prefieren asumir cualquier riesgo antes que verlos vencidos por Damasco y Moscú.

Y es allí donde comienza a aletear de nuevo el cuervo sobre las cabezas de quienes lo criaron a pesar de las inquietudes de Clapper en su mensaje al Congreso y la necesidad, ahora más real, de combatir al Estado Islámico. Siria sigue siendo para Estados Unidos el ojo de la tormenta en su torbellino geopolítico.

Pero, cuidado, ¿quién le preparará al carroñero su alimento cuando sus polluelos clamen por ayuda, y sigan errantes porque no hay nada de comer, como le advirtió Jehová a Job? Sin lugar a dudas, ese es el gran riesgo de criar cuervos, y Washington lo sabe.

[Fuente: Por Luis Manuel Arce Isaac, Prensa Latina, La Habana, 12feb16]

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