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19dic17


Armas europeas para el Estado Islámico


Estados Unidos y Arabia Saudí compraron armas en países europeos con destino a los grupos rebeldes sirios que acabaron en manos del Estado Islámico (EI) en Siria y en Irak apenas dos o tres meses después de que salieran de las fábricas.

Esta es la conclusión del último informe de Conflict Armament Research (CAR), un instituto financiado por la Unión Europea que ha estado siguiendo la pista de las armas del Estado Islámico a partir de las que han sido recuperadas en Irak y Siria entre el 2014 y el 2017 y a pesar de que en muchos casos se trató de borrar todo indicio de su procedencia. CAR ha examinado más de 40.000 piezas, entre fusiles, ametralladoras, lanzagranadas, cohetes y -las más sofisticadas- proyectiles guiados anticarro. En dos investigaciones anteriores, el instituto reveló cómo el EI fabricaba granadas de mortero en Mosul y de dónde obtenía los componentes para elaborar explosivos.

Así, por ejemplo, Bulgaria vendió cohetes y tubos lanzacohetes al ejército de EE.UU. a través de una firma estadounidense y con el preceptivo certificado según el cual no podían ser reexportados. En menos de dos meses pasaban por las manos del llamado Ejército de la Victoria en Siria y acababan en poder del Estado Islámico en Irak. Lo mismo ocurrió con armas fabricadas en Rumanía.

El informe de CAR es consistente con el elaborado en el 2016 conjuntamente por la Red Balcánica de Periodismo de Investigación (BIRN) y el Proyecto de Información sobre el Crimen Organizado y la Corrupción (OCCRP), que señala la implicación de ocho países en el tráfico de armas, cinco de ellos miembros de la Unión Europea.

Croacia, Bulgaria y Rumanía como principales suministradores, pero también la República Checa, Eslovaquia, Serbia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro, obtuvieron en conjunto, entre el 2012 y el 2016, unos beneficios de 1,2 millardos de euros en la venta de armas a Arabia Saudí, Jordania, los Emiratos y Turquía, países todos ellos implicados en la guerra siria. Antes del 2011 -año del inicio de la guerra- el comercio de armas entre estos dos bloques era prácticamente inexistente. Arabia Saudí corrió con el grueso del gasto: 829 millones de euros.

En el 2013, y a iniciativa de Francia y Gran Bretaña, la UE levantó el embargo de armas a Siria. Pero el proceso de compra y transferencia de armas a terceros era, de todas formas, contrario a la Posición Común de la UE sobre exportación de armamento, que data del 2008, y al Tratado sobre el Comercio de Armas de Naciones Unidas, del 2014. También contravenía las cláusulas del certificado de último usuario (EUC) que el comprador estadounidense expedía al vendedor europeo.

Países miembros de la UE produjeron un tercio de los cohetes anticarro de 40 milímetros incautados al Estado Islámico en la región y casi el 70% de los de 73 mms. El 41% de estos estaban fabricados en Bulgaria y el 28%, en Rumanía. En muchos casos, sin embargo, este armamento había sido vendido legal y directamente al Gobierno de Irak, siendo capturado por los yihadistas. Contra la muy extendida versión de que el Estado Islámico se abasteció del material de guerra estadounidense que poseían las fuerzas armadas iraquíes, este sólo representa el 2% del total, según la investigación de CAR. Así, por ejemplo, la munición hallada en la región es de origen ruso y chino, y responde a suministros de Rusia en Siria y de China en Irak a través de Irán.

De hecho, el grueso del material -"numerosos sistemas de armas", dice CAR- en poder del Estado Islámico procedía de los envíos de EE.UU. y Arabia Saudí a los rebeldes sirios, que los recibían a través de las fronteras de Jordania y Turquía, y lo mismo podían permanecer en Siria que reaparecer en Irak.

Todo comenzó, según la investigación de BIRN, en el invierno del 2012, cuando docenas de aviones de carga volaron desde Zágreb (Croacia) hasta Jordania con armas viejas (de la época de la antigua Yugoslavia) compradas por Arabia Saudí. Croacia había hecho una oferta a través de Estados Unidos, revelaba en febrero del 2013 The New York Times. La UE mantenía un embargo de armas pero Croacia no era todavía miembro de la Unión (ingresó en julio del 2013), y además reconocía a la Coalición Nacional Siria, la oposición política en el exilio.

Robert S. Ford, embajador de EE.UU. en Damasco entre el 2011 y el 2014, reconoció a BIRN que el tránsito estaba organizado por la CIA, en Turquía y sobre todo en Jordania, dado el interés de Washington en apoyar a los rebeldes moderados del sur de Siria. Sin embargo, parte de un lote de armas anticarro procedente de Croacia fue a parar al Frente Al Nusra, la rama siria de Al Qaeda.

Otra de las preocupaciones de EE.UU. era que las armas que llegaban al norte de Siria desde Turquía beneficiaran a grupos islamistas próximos a los Hermanos Musulmanes y apoyados por Qatar, que en un primer momento había sido el principal proveedor de los rebeldes. Pero esto cambió en la primavera del 2013: Qatar cedió a Arabia Saudí el apoyo a la insurgencia y a partir de marzo el flujo de armas desde este país fue continuo.

El Congreso estadounidense, que había suspendido el envío de armas tras el saqueo de un almacén del Ejército Libre Sirio (ELS) por milicias islamistas, optó por volver a aprobar el suministro. Ante el decaimiento del ELS y la pujanza de Al Nusra y el Estado Islámico, decidió apoyar al conglomerado de milicias llamado Frente Islámico.

Desde Serbia, Bulgaria, Eslovaquia y República Checa hubo un flujo de vuelos hacia aeropuertos y bases militares de Arabia Saudí, Jordania y los Emiratos, operados por compañías de transporte de Bielorrusia, Georgia y Jordania. Desde Arabia Saudí, una compañía moldava realizó vuelos a Turquía.

Los centros de mando militar montados en Turquía y Jordania para apoyar a los rebeldes sirios se ocupaban de la distribución de las armas. Sin embargo, señala CAR en el informe, "EE.UU. pudo no jugar un papel en la logística de la entrega de armas por parte de los países del Golfo". Este aspecto es dudoso, porque se supone que Washington sólo suministraba armamento a las milicias específicamente "aprobadas". Según dijo a BIRN el embajador Ford, Arabia Saudí y Turquía entregaron armas a milicias no aprobadas por EE.UU.

A pesar de esta supuesta falta de control, entre el 2014 y el 2016 Washington gastó al menos 25 millones de euros en compras de armas a Bulgaria y otros 11 millones en compras a Serbia. En diciembre del 2015 facilitó 4.700 toneladas de armas, que fueron enviadas por barco desde Bulgaria y Rumanía. Y con la reciente ofensiva contra el Estado Islámico para expulsarlo de Raqqa se habría gastado 700 millones desde septiembre del 2015. La base aérea de Ramstein, en Alemania, también habría servido para el tránsito de armas de países del este europeo hacia Siria.

Las dos investigaciones, de CAR y BIRN, muestran cómo la Europa del Este, protagonista de la última ampliación de la OTAN en la primera mitad del decenio, ha sido instrumental para los intereses de Estados Unidos. Desde el punto de vista práctico, recurrir a las armas de estos países era la mejor opción por cuestiones de compatibilidad con el armamento de origen ruso o soviético ya existente en Siria.

Se cree que el Estado Islámico se habría ido apoderando de estas armas, bien derrotando a las milicias rivales, bien a consecuencia del juego cambiante de alianzas, deserciones y compra de voluntades que fueron produciendo a lo largo de seis años de guerra en Siria. Pero cómo fue el proceso y qué ocurrió realmente para que los yihadistas de apoderaran de armas nuevas en muy poco tiempo todavía no ha sido explicado.

[Fuente: Por Félix Flores, La Vanguardia, Barcelona, 19dic17]

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