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04mar18


Siria, Irán y EEUU, unidos en una inusual 'alianza' en Afrín


Ankara ha anunciado el inicio de la segunda etapa de la Operación Rama de Olivo en la cual espera arrebatar finalmente la ciudad de Afrín a las milicias kurdas. Ante esta situación, el mundo ha sido testigo de algo inédito: una alianza circunstancial entre Irán, Siria y EEUU frente a Turquía.

Durante los más de 40 días de operación, el tablero geoestratégico de la región ha sufrido cambios sustanciales, indica un análisis de la agencia rusa EurAsia Daily. Fuerzas del Ejército turco y del Ejército Libre Sirio –fracción insurgente apoyada por Ankara– se han acercado a la ciudad de Afrín desde cuatro direcciones. No obstante, la localidad aún permanece en manos de las Unidades de Protección Popular (YPG), las milicias kurdas apoyadas, a su vez, por EEUU.

Desde el 20 de febrero, un tercer actor ha entrado en juego: las Fuerzas de Defensa Nacional de Siria y sus milicias chiíes, apoyadas y entrenadas por Irán, que tienen como misión frenar el avance turco sobra la región. Estas unidades no han entrado en combate directo con las fuerzas proturcas, pero las tensiones van en incremento a la vez que se aproxima el asedio sobre Afrín.

Armisticio sin paz

El 24 de febrero de 2018 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó de forma unánime la resolución 2401 que llama a todas las partes del conflicto en Siria a establecer un alto al fuego de al menos 30 días. Las únicas organizaciones excluidas de la tregua son los grupos terroristas Daesh, Al Qaeda, Al Nusra y sus derivaciones.

De esta manera, el armisticio también se expande sobre la región siria de Afrín, ocupada por fuerzas turcas, kurdas y sirias. No obstante, Ankara reaccionó a la resolución obligatoria para todos los países miembros de la ONU alegando que Turquía no está implicada en el conflicto interno sirio y por lo tanto sus operaciones bélicas en ese país tienen el único objetivo de defender sus fronteras, una forma de justificar sus operaciones recogida en el artículo 51 de la carta de las Naciones Unidas. Según las autoridades de Ankara, la República de Turquía está siendo atacada desde la región de Afrín, por lo que tiene todo el derecho de tomar las acciones necesarias para defender la seguridad de sus ciudadanos.

Estos argumentos no fueron muy bien recibidos ni siquiera por los aliados de Turquía en la OTAN. Estados Unidos, que apoya las agrupaciones kurdas en el norte de Siria, criticó la Operación Rama de Olivo desde sus primeros días. Después de aprobada la resolución 2401, el rol de 'sermoneador' de Turquía lo tomó el presidente francés, Emmanuel Macron. En una conversación con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, Macron le aclaró que el armisticio aprobado por la ONU también afecta a Afrín, al tiempo que le resaltó que de seguir con su política actual, Turquía no tendrá posibilidades de ingresar en la Unión Europea.

En Ankara las amonestaciones de París provocaron una reacción inversa y Turquía no hizo más que intensificar sus avances sobre Afrín. No obstante, para huir del cliché de 'opresora de los kurdos', Ankara decidió jugar una carta que desde hace tiempo tenía bajo su manga.

Los Halcones Kurdos entran en juego

La brigada Halcones Kurdos es una unidad de la División Hamza afiliada al Ejército Libre Sirio (ELS). El mero nombre de esta formación es parte de una campaña de comunicación y propaganda de Ankara, que presenta así al mundo una alternativa al grupo insurgente Halcones de la libertad del Kurdistán –considerados por Turquía como terroristas– que son una escisión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Los Halcones Kurdos están integrados por unos 400 combatientes kurdos de Azaz y otros 200 árabes que colaborarán con los militares turcos en su ofensiva contra Afrín. Este reducido número de combatientes probablemente no pueda suponer un apoyo decisivo en el campo de batalla, pero esta unidad ayudará a Ankara a disipar la imagen que tiene ante la comunidad internacional de 'opresor de los kurdos'. Esta es también la alternativa turca a las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), una alianza kurdo-árabe patrocinada en Siria por EEUU y constituida principalmente por las Unidades de Protección Popular (YPG) kurdas, a las que Turquía también cataloga como terroristas.

La División Hamza, en la cual está integrada la brigada Halcones Kurdos, es una unidad proturca creada en 2013 en la gobernación siria de Hasaka, que hoy día está bajo un control casi total de los kurdos antiturcos. Está comandada por Saif Abu Bakr, un teniente que desertó del Ejército sirio a inicios del conflicto. En su primera etapa, esta agrupación fue apoyada por EEUU, que hasta el año 2015 le proporcionó armamento –incluidos los sistemas antitanques BGM-71 TOW–.

Una de las principales tareas que cumplen los Halcones Kurdos dentro de la División Hamza es establecer contactos con los kurdos en el norte de Siria y en general combatir la imagen de 'genocidio' con la que parte de la población local asocia a los turcos. La cúpula militar y política de Turquía tiene una larga experiencia en el uso de grupos kurdos proturcos para apaciguar a los kurdos antiturcos del sureste de su propio país. Se trata de los llamados 'guardias rurales'. Armados y pagados por las autoridades de Ankara, estos kurdos cooperan con las fuerzas de seguridad turcas y ofrecen a la región una estabilidad plausible.

La inusual alianza circunstancial entre Siria, Irán y EEUU

A comienzos de la Operación Rama de Olivo, Turquía expresó el ambicioso objetivo de tomar rápidamente la ciudad de Afrín, ubicada justo en el centro del enclave del mismo nombre. Los cálculos de los estrategas turcos se basaban en dos elementos principales.

En primer lugar, Ankara esperaba que la operación militar diera paso a un éxodo masivo de la población del enclave, después de lo cual las milicias locales perderían la motivación para seguir combatiendo y entregarían la ciudad. Esto no se cumplió y los combatientes kurdos han mantenido el frente de batalla a toda costa, sabiendo que tienen que defender a sus seres queridos que permanecen en la retaguardia.

En segundo lugar, los militares turcos contaban con el aislamiento de Afrín del resto del mundo al tener en cuenta que el enclave está rodeado por territorios no aliados como son los propios turcos desde el norte, este y oeste, y los sirios en el sur. No obstante, para los altos oficiales turcos supuso una auténtica sorpresa la posición de Damasco, que apoyó a las YPG proestadounidenses facilitándoles provisiones y ofreciéndoles un corredor entre Afrín y Manbij por el cual pudieran suministrar refuerzos al enclave. Irán, por su parte, aprobó el envío a Afrín de grupos chiíes pertenecientes a la Fuerza de Defensa Nacional para que también participasen en la contención del avance turco.

Esta situación coloca a Siria e Irán en una inusual alianza con EEUU, que también apoya a las YPG, y cuyo único objetivo es detener el avance turco sobre las posiciones kurdas. Algo similar sucedió en Irak, cuando Teherán patrocinó a las fuerzas chiíes que combatían contra Daesh en tierra mientras EEUU realizaba ataques contra el grupo terrorista desde el aire. Ahora, la situación parece repetirse, solo que con Turquía como contrincante común, concluyen los periodistas de EurAsia Daily.

[Fuente: Sputnik News, Moscú, 04mar18]

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