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20sep18


Por qué Putin no dejó que Siria acabara con el último brote de 'peste terrorista'


La operación en Idlib, controlada por grupos armados opuestos a Bashar Asad, ha sido cancelada. Los presidentes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, llegaron a un acuerdo que supone la creación de una zona desmilitarizada en esta provincia siria. El analista militar Taimour Dwidar comentó a Sputnik los puntos clave del pacto.

El mayor problema con Idlib sigue presente. Una parte considerable del área es un enclave terrorista controlado por Tahrir al Sham, heredero del Frente al Nusra —grupo terrorista proscrito en Rusia y otros países—.

Tras la firma del determinante acuerdo entre Putin y Erdogan, Ankara propuso a los integrantes de esta agrupación armada entregar las armas. Los yihadistas, no obstante, se negaron a hacerlo.

"Ahora la tarea de acabar con los grupos terroristas que se encuentran en Idlib recae sobre los hombros de Turquía. Considero que los turcos, en cooperación con los militares rusos, estabilizarán la situación en la zona", dijo Dwidar.

Este enfoque salvará muchas vidas, si bien la operación puede prolongarse en el tiempo.

Cabeza fría

Entretanto, la introducción de la zona desmilitarizada beneficia a ambas partes, indicó el experto. Las tropas gubernamentales y las fuerzas rebeldes —moderadas— se retirarán de la línea de separación, mientras que los denominados puestos de observación de Rusia y Turquía seguirán en su lugar.

La zona desmilitarizada tendrá un ancho de entre 15 y 20 kilómetros, suficiente para separar a las partes y evitar que "se irriten mutuamente y obstruyan la lucha antiterrorista".

Para Moscú sería mucho más provechoso dar luz verde a la operación de las tropas gubernamentales sirias en Idlib, según algunos analistas.

En situaciones como esta, no obstante, nunca se puede estar 100% seguro de quién saldrá victorioso en una confrontación a gran escala, planteó Taimour Dwidar.

Idlib es una provincia que cuenta con una concentración enorme de individuos armados. Según varias fuentes, su número puede alcanzar los 100.000. De estos, cerca de 10.000 son miembros del Frente al Nusra, un grupo terrorista que logró hacerse con las riendas de una gran cantidad de pequeñas agrupaciones armadas, dando inicio así a Tahrir al Sham.

A pesar de que la provincia de Idlib sigue siendo un enclave terrorista, no es razonable "meterse en un enredo como este".

"Hay que actuar con prudencia, y esto es precisamente lo que están haciendo Moscú y Ankara al llegar a un acuerdo. Se puede sacar músculo, pero siempre es mejor tomar decisiones racionales. Hay que tener en mente que todos los habitantes de Idlib, casi tres millones de personas, son virtualmente presos", señaló.

Dwidar no excluyó que los terroristas prohíban a los civiles salir de la zona por los corredores humanitarios organizados por Rusia y los usen como escudos humanos.

Entendimiento mutuo

"Ahora todos hablan de algunas concesiones mutuas entre Rusia y Turquía porque suponen que hay discrepancias entre los dos. Por mi parte, no veo ninguna discrepancia, ya que Moscú y Ankara comparten un objetivo: erradicar la amenaza terrorista", destacó.

De ninguna manera se puede hablar de confrontación, ni de que Rusia y Turquía tengan puntos de vista opuestos en cuanto al problema sirio.

Más bien el contrario, Moscú y Ankara se muestran dispuestos a cumplir con la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. En otras palabras, pretenden facilitar la formación de un nuevo Gobierno dotado de autoridad real en el país.

Asimismo, el documento prevé que el país apruebe una nueva Constitución y celebre elecciones bajo la supervisión de Naciones Unidas.

"Hay quienes de verdad buscan un desacuerdo en las relaciones entre Rusia y Turquía justo cuando se produce un acercamiento entre ambos países no solo en el campo económico, sino también en el terreno político. Aunque Ankara es miembro de la OTAN, Moscú es casi un aliado para los turcos. Para los dos es más provechoso ser amigos que enemigos", declaró.

Moscú tendrá que realizar consultas con Damasco. Es poco probable que Siria se muestre en contra de la decisión ruso-turca porque Irán, uno de sus aliados principales, también apoyó la decisión.

Turquía, por su parte, tendrá que ejercer presión sobre la oposición siria, pero casi no controla a grupos como Tahrir al Sham, en opinión de Dwidar.

Retórica sangrienta

Además de Idlib, existe otro punto caliente en el mapa sirio que no deja dormir a los dirigentes del país otomano: se llama Rojava. El territorio está controlado por kurdosirios, a los que Ankara acusa de connivencia con los separatistas del Kurdistán turco.

"No es ningún secreto que Turquía planea atajar la cuestión kurda de manera radical. Ankara emplea una 'retórica sangrienta' a este respecto", añadió.

Moscú, a su vez, tiene una posición indiferente, puesto que los kurdos tratan de cooperar tanto con Rusia como Estados Unidos, e incluso participan en las consultas con Damasco al mismo tiempo.

"Tratan de nadar entre dos aguas, y es una táctica bastante rara. Es obvio que aspiran a ampliar sus derechos con una futura autonomía, pero la postura de Ankara a este respecto es tajante", argumentó Dwidar.

El problema será resuelto una vez que se cumpla la resolución 2254 y se forme un Gobierno interino con plenos poderes.

"En caso de que Siria logre establecer un Gobierno con una Constitución antes de que termine 2018, se puede esperar que en 2019 se convoquen elecciones bajo la supervisión de la ONU", vaticinó.

[Fuente: Sputnik News, Moscú, 20sep18]

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