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LAS RELACIONES SECRETAS ENTRE PINOCHET, FRANCO Y LA P2
Conspiración para matar

Por Sergio Sorin

BUENOS AIRES, 4 de feb. 1999


El dictador chileno, Augusto Pinochet, conspiró con el facismo italiano y el falangismo español para asesinar en Europa a sus disidentes políticos exiliados por su régimen de hierro.

Al igual que los operativos realizados por la Armada argentina en el extranjero, para detectar y aniquilar a los exiliados por la dictadura, el régimen de Pinochet no escatimó recursos para agilizar y profundizar el operativo Condor -un sistema de colaboración entre las dictaduras latinoamericanas para secuestrar y torturar a opositores-.

Este operativo, que se creía circunscripto a los países latinoamericanos, también tuvo sus ramificaciones indirectas en el resto del mundo occidental. Incluso llegó a extenderse a Estados Unidos, en 1976, con el asesinato -en Washington- del ex canciller chileno Orlando Letelier.

Según el abogado Alun Jones, representante de la Justicia española ante la Cámara de los Lores, Gran Bretaña debe extraditar a Pinochet a España, argumentando que el gobierno de Madrid podría juzgarlo por toda la conspiración, que causó miles de muertes en varios países.

En homenaje a Franco

Tras asistir en Madrid al funeral del dictador español Francisco Franco, en el año 1975, Pinochet mantuvo reuniones secretas con Stefano delle Chiaie -un fascista italiano cercano a la Logia P2 de Licio Gelli- para planificar un atentado contra la vida del dirigente del socialismo chileno, Carlos Altamirano.

La trama, que supuestamente debía haberse llevado a cabo en 1976, fracasó porque "sucedió que él estaba demasiado bien protegido", dijo Jones a los Lores; aunque otras fuentes consultadas por El Sitio Noticias afirman que Altamirano fue advertido por un servicio de inteligencia gubernamental, aunque no precisaron cuál.

Altamirano, quien fue senador y ex Secretario General del Partido Socialista de Chile, fue uno de los políticos más allegados al asesinado ex presidente chileno Salvador Allende. Como muchos otros miles, huyó del país tras el sangriento golpe militar de 1973. Conocido por su exultante verborragia política, previa al gobierno de Allende, Altamirano fue para muchos una de las excusas preferidas de Pinochet para justificar el golpe.

Sus declaraciones públicas, cargadas de acusaciones contra la derecha, han sellado una página de la historia política chilena. En el exilio, Altamirano -quien actualmente vive en Santiago de Chile- realizó un mea culpa que lo ha ubicado en el espectro político chileno como uno de los principales renovadores del socialismo.

De la conspiración al terrorismo internacional

Pero este ex dirigente político no fue el único al que Pinochet quizo aniquilar. Entre sus planes conspirativos junto a Stefano delle Chiaie (mentor de brutales atentados como la explosión de una bomba en la estación ferroviaria de Bologna, en agosto de 1980, en la que perdieron la vida más de 60 personas), también estuvieron los intentos de asesinatos de Andrés Pascal Allende -sobrino de Allende y Secretario General del MIR- y del ex vicepresidente de Chile Bernardo Leighton -fundador del Partido Demócrata Cristiano- (ver notas relacionadas).

Las investigaciones llevadas adelante por el juez español Baltazar Garzón han documentado que personas como Stefano delle Chiaie han asesorado y trabajado para la DINA, la Triple A y la dictadura de Banzer en Bolivia. También ha estado presente en la masacre de Ezeiza en la Argentina, cuando Juan D. Perón retornó del exilio en 1973. (Ver notas relacionadas)

El abogado Jones aseguró a los Lores que Pinochet se reunió en España con los participantes en un atentado contra otro exiliado chileno en Italia "y, juntos, se conjuraron para matar a Altamirano". Jones sorprendió a la defensa del senador vitalicio la última semana de enero, cuando afirmó que hay pruebas suficientes para enjuiciar a Pinochet por el delito de conspiración. Los abogados de España han argumentado que Pinochet no goza de inmunidad por delitos que las convenciones internacionales catalogan como crímenes contra la humanidad, como la tortura, y las ejecuciones extrajudiciales.

Pinochet, cada vez más cerca de su hora cero

Pinochet modeló algunas de sus políticas autoritarias en las de Franco, quien gobernó España por 36 años tras vencer a la República en una de las guerras civiles más sangrientas y simbólicas de Europa.

De una forma u otra, Pinochet buscó siempre un lugar en la historia, aunque no como el símbolo de la represión, la tortura y el autoritarismo. A finales del siglo XX una comisión de la Cámara de los Lores está a punto de decidir no sólo cuál será el destino del ex general, sino también el del Derecho Internacional. Su fallo, que podría extraditarlo a España para pagar por sus crímenes contra la humanidad o dejarlo libre, marcará una regla que sentará las bases de una incipiente Justicia Global

* Sergio Sorin es periodista especializado en derechos humanos y Director de Prensa de Derechos Human Rights Argentina. Además, es miembro de Amnesty International Argentina y parte del staff de noticias de El Sitio.


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